Capítulo 4: Rencores

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Había pasado ya medía hora del numerito que se formó, ya le había explicado a Kate todo lo que se tenía que hacer, hasta el ambiente se había vuelto más relajado y todo gracias a esta chica.
Ya estaba apunto de terminar mi trabajo, hasta que la chica con lentes se me acercó haciendome señas para que salieramos afuera, ladie mis ojos, pero sin protestar la seguí de igual forma.

Ya afuera del salón.

-Me puedes decir que quieres conmigo, Amanda -suspire.

-Sabes perfectamente que no puedes estar aquí - me miró a los ojos- especialmente después de todo lo que haz hecho -empezó a tocar mi pecho con unos de sus dedos alzados.

-No es mi culpa que pasaran esas cosas -miré a otro lado, no quería ver esos ojos lleno de rabia.

-Sabes perfectamente que si! -estaba casi gritando en medio del pasillo, tenía suerte que no quedaran alumnos en los alrededores.

Sabía perfectamente a lo que se refería, por empezar, teníamos a la presidenta, Milena era su nombre, para ser una chica algo baja su energía era muy pegadiza, en los primeros años de Instituto, cuándo tenía 15 años, al estar probando hasta que punto podía jugar con las chicas, ellas fue unas de las primeras víctimas. Si, lo admito estuvo mal, a veces hasta me arrepentia, pero al paso del tiempo uno aprende a vivir con eso, lo único que supe después de eso, es que solo me querían casi matar.

Después el vice-presidente, Alan, para ser bastante inteligente, era cómo un Adonis intelectual, por decir algo.
Bueno, lamentablemente una de mis presas fue su hermana menor, Elena. El problema fue que el quería buscar "venganza" por su hermana, en lo cuál sólo terminó en una paliza de mi parte y Frances, me molestaba la gente que era buena de corazón.

Sigamos con el chico bajito, Erick, era el secretario, muy tranquilo, hasta a veces inocente. Obviamente todo cambió cuando me hice mejor amigo de su hermano, Frances, desde aquella acción, el menor me empezó a odiar ya que le había quitado lo único que tenía.

Y terminemos con Amanda, la chica de lentes, secretaría. Era un año menor que yo y el año pasado también se volvió una de mis víctimas, pero digamos que ella fue lo más cercana a una "pareja" que en algún minuto pude obtener.
Éramos la mejor "pareja", obviamente no todo era de color rosa, a veces la engañaba, como ella a mí, los dos teníamos más que química, pero todo se fue de las manos cuando su padre (para remate unos de los empresarios más importante del Estado) se enteró de nuestra relación, fue entonces que Amanda se dio cuenta de lo cobarde que era y que no estaba con ella por "amor" más bien solo era para llenar mi estúpido vacío y gané su odio.
Actualmente ella se había convertido en una chica de bien, que aburrido la verdad.

-Oye... oye... OYE ESTÚPIDO IDIOTA HORMONAL!!! -escuché un gran grito que me saco de mis pensamientos- PUEDES ESCHUCHAR LO QUE TE DICEN!? SAB-

-Tape su boca con una de mis manos y la puse contra la pared, acorralandola- sabes... -mire directamente sus ojos- no tienes que gritar -sonreí- sabes que soy alguien que siempre escucha todo... -fue cuando me acerqué a susurrar a su oreja- No... no me importa que pasó con ellos o contigo, solo quiero estar tranquilo por estas dos semanas, no sé para que tanta advertencia, si al final tanto tú como Milena, siguen deseando todo los que le hacía sentir... -saque mi mano de sus labios y le regalé una sonrisa.

-Eres... un... imbécil... Jack Rogers... -estaba evitando mi mirada- eso es mentira -cerró sus ojos.

-Deposite un cálido beso en su mejilla- puedes volver cuando quieras a mis brazos, a veces extraño sentir todo lo que ocultas bajo tus lentes -me di cuenta que de apoco se sonrojaba y me aleje de la pequeña prisión que le estaba haciendo contra la pared- ahora, si me permites un momento señorita Amanda, iré a resfrecarme, como sabé usted, siempre es bueno estar fresco.

De forma tranquila deje a la chica totalmente roja, no sé si era por la rabia que me tenía o por el motivó que aún generaba cosas en su pequeño corazón.
Cuando salí de su vista, casi corriendo me dirigí al baño más cercano para refrescarme.
Cuando llegue casi rompo la puerta para poder entrar y dirigirme al lavamanos, estaba jadeando, me sentía mal, no quería volver al consejo y fue cuando escuché su voz.

-No sé de que estás huyendo, si ya eres así -le escuché hablar.

-Cállate -fueron mis únicas palabras.

-Oh! Miren, el chico sin sentimientos me pidió que me callara... ¿sabes? Ya llevamos 4 años así, estúpido, para con esos ataques que te dan me llegas a dar pena cuándo estas a casi a la muerte.

Me quedé en silencio, no sabía que hacer, la voz que siempre escucho es algo que no puedo parar, pero como decía él, después de 4 años ya debería acostumbrarme a estos ataques.
Yo los llamo "adrenalina falsa" , eso pasa cuándo una persona empieza a mencionarme errores de mi vida y me gustaría defenderme y lo único que hago es aceptarlo mientras muestro mi parte segura. Estos ataques generan que me retuerse de dolor, ya que sacan mi parte mala y aún sabiendo todo eso, no cambió solo por miedo.
Tambien esta la voz, es como un tipo de conciencia que tengo hace tiempo, es como alguien que esta en mi cabeza he intenta mantenerme casi cuerdo para aguantar estos ataques.

Me miré al espejo, con el rostro mojado, respire muchas veces para recuperar mi aliento, salí del baño ya más calmado para dirigirme al consejo.

[***]

Terminamos todo el papeleo de casi tres días, para mi fue bueno oírlo ya que no quería volver por un par de días hasta poder calmarme. Me despedí de cada persona que estaba dentro del salón, para dirigirme a buscar mis cosas.

Cuando caminé por los pasillos, casi vacíos, podía ver el atardecer desde unas de las ventas.
Me quedé viendo un rato el atardecer, para poder relajarme un momento, seguía pensando en cada cosa del día de hoy, pensaban en la chica nueva, en los integrantes del consejo, en la charla con Amanda, en mi ataque, cada cosa me tenía en las nubes anaranjadas.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que ni cuenta me di cuando alguien me abrazó por la espalda cargando su peso en mí.

¿Te quieres divertir?


La verdad del mentiroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora