T R E I N T A

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If terror falls upon your bed
And sleep no longer comes
Remember all the words I said
Be still, be still, and know



El almacén era como cualquiera habría imaginado: Un espacio oscuro, iluminado débilmente por una oxidada lámpara industrial que colgaba del techo por una fina cuerda. Olía a polvo y humedad, a habitación que no se había aireado en varios meses.

En el centro, un escritorio igual de viejo esperaba con dos sillas, a ambos lados. La madera crujió cuando Namjoon tomó asiento, observando a Park Jimin hacer lo mismo, con esa gracia que lo caracterizaba, como si estuviera en el salón del Four Seasons en lugar de en un raído y polvoriento almacén.

Su pierna se cruzó sobre la otra, haciendo que los pantalones de su traje negro se elevasen, mostrando sus tobillos cubiertos por calcetines con un infantil estampado de corazones con rostros pintados en ellos, un detalle que desentonaba con el resto de su caro traje, pero no con Park Jimin.

La mirada de Namjoon viajó desde el muchacho a la desgastada mesa de madera, observando los cuatro objetos pulcramente colocados sobre ella: Un Beretta M9 descargada, una bala, una carpeta de color mostaza cerrada y una biblia.

Jimin prestó atención a esta última, tomando el libro cuya portada estaba encuerada y abriéndolo, dando la sensación de que había elegido una página al azar pero Namjoon sabía quien era Park Jimin, y sabía que no había absolutamente nada en el comportamiento de Jimin que fuese "al azar"

El muchacho se aclaró la garganta, eligiendo la página a leer y una sonrisa curvó sus rellenos labios.

—"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal." Romanos 12:19-21 —Cerró el libro de un golpe, tan brusco que desentonó con la suavidad de su voz— ¿No es dulce la fe? Me recuerda a esa madre indulgente y ciega. Ahora todo tiene más sentido. —Namjoon permaneció en silencio, su mirada fija en su interlocutor, decidió ignorar la presencia de los cuatro matones que esperaban en las sombras de aquel almacén.— He estado leyéndola últimamente —Alzó un poco la biblia frente a él— Pero qué te voy a contar. Apuesto a que tú también. Mi parte favorita es cuando este libro nos considera seres tan capaces y bondadosos como para olvidarnos de la venganza ¿Tú crees, Cypher? ¿Crees en el perdón? Cuéntame —Jimin hablaba con esa sinuosa curva sin desaparecer de sus labios, la sonrisa de alguien que era consciente de lo que estaba causando en el estómago del otro— ¿Has conseguido perdonarte por lo que ocurrió?

Namjoon no contestó, aunque su silencio fue la respuesta más contundente. Jimin borró la sonrisa de sus labios y su expresión se volvió menos dulce.

—Abre esa carpeta que tienes delante.

Namjoon no iba a permitir que le temblasen las manos. Así que lo hizo despacio, pero no tan despacio como para dejar que su miedo tomase el control. Lo que halló de una hoja. Un folio lleno de letras en negrita. Se alineaban como si fuese la lista de una clase.

Nombres de toda clase, sin ningún tipo de asociación entre ellos. Nombres, de origen coreano, annglosajón, chino, latino...se amontonaban como un montón de desconocidos cuya vida había tenido un único punto en común: El punto final.

—Son las víctimas, Cypher. —Dijo Jimin, a pesar de saber que Namjoon ya había llegado a esa conclusión, por la forma en la que su rostro había palidecido— Las víctimas del proyecto K-Over que tú diseñaste. Ahora, es momento de elegir, vas a optar por la venganza o vas a optar por el perdón.

fuckgirl; jjk + kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora