ESPECIAL

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—¿En serio, Kim Namjoon? —Bufaste al otro lado del teléfono— Eres un desastre.

—Dime algo que no sepa —Te arrepentiste al instante al escuchar la culpabilidad en su voz- ¿Vas a ir o no? ¡Va a despertar en cualquier momento y va a matarme!

—Ya estoy de camino, relaja.

—Eres la mejor.

—Son 3.000 euros.

—Que te jodan. Te veo en unos minutos.

—Bye. —Colgaste el teléfono con una sonrisa en los labios, mirando a través de la ventana. El automóvil aminoró la velocidad hasta detenerse frente a las imponentes puertas del edificio.

Habían pasado once meses desde la última vez que habías puesto un pie en aquel lugar y sentías una leve opresión en el estomago. Ahora, por culpa del poco oportuno despieste de Kim Namjoon, te veías obligada a volver a entrar en la sede de Kim Technologies.

¿Y qué tendría que ver Kim Namjoon con Kim Technologies?

Bien, eso era una pregunta bastante curiosa. Casi un año atrás, cuando Namjoon volvía a Marsella, a sabiendas de que Kim Seokjin le estaría pisando los talones, él y Scarlett decidieron deshacerse de lo único que podría inculpar a Namjoon: la vasta suma de dinero en negro que había adquirido en años de delitos cibernéticos.

Afortunadamente, tras el juicio de Moira y la encarcelación del mayor CEO y fundador de Kim Technologies, resultó que era muy buen momento para invertir en el negocio de Kim, cuyas acciones caían en picado y así blanquear el dinero acumulado ilegalmente. De esta forma, Kim Namjoon compró casi el 60% de los derechos de Kim Technologies, conviertiéndose en el CEO principal, junto a su esposa y actual directora general, Scarlett Dubois.

Nunca supiste si Scarlett había orquestado la caída de Kim en beneficio de Namjoon. Hasta qué punto conocer a Moira fue una casualidad o en realidad se la jugó a Yoongi, usando sus días en el Régine para buscar alguna víctima de Kim padre. Nunca lo supiste, y nunca preguntaste.

Lo importante era que Moira había tenido su justicia. Y Scarlett su final feliz.

Porque el amor era un juego para los ambiciosos y los temerarios.



De vuelta al presente, te precipitaste por los pasillos hacia la oficina de Namjoon. Confirmaste que la seguridad había sido avisada por Namjoon así que no tuviste que pasar por el infernal proceso del visitante. Aún así, un agente estaba parado en la puerta, onservando como abrías y cerrabas cajones.

—No voy a robar¿ok? —Dijiste irritada, aún sabiendo que estaba haciendo su trabajo— Puede que esto suene ridículo, dado que esto es una multinacional millonaria pero...estoy buscando una mantita de bebé hecha a mano ¡Oh! Ahí está —Un bulto celeste captó tu mirada, en uno de los sillones frente a la cristalera. Saltaste sobre el sillón, atesorando la bendita manta de croché azul pastel cual trofeo— Vale, ya me voy. —Echaste al hombro el bolso que Namjoon también había olvidado en casa y segun andabas, el sonajero llenaba el ambiente del ruido de un cascabel. Caminaste de vuelta al ascensor, cargada con un bolso lleno de pañales, sonajero y biberones, esmpado en cigüeñas. Y en la otra mano, una manta. Suspiraste cuando tu móvil comenzó a sonar de nuevo. —Namjoon estoy en el ascensor, deja de acosarme— Dijiste, reajustando la tira del bolso sobre tu hombro- Namjoon no me jodas eh que voy n el ascensor ¿Como que "rápido"? ¿Me tiro de la puta ventana del piso veinte para llegar más rápido al suelo o qué? —El ascensor se detuvo en el piso 18 y a puerta se abrió, pero tú seguías en tu irritación— Pues tanta prisa que tienes, no haber olvidado las cosas de tu hijo en tu primer día como padre, capullo. —Colgaste el teléfono y no fue hasta unos segundos más tarde, que te diste cuenta de la presencia de alguien más en el ascensor.

fuckgirl; jjk + kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora