Agresor cruel

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Fuimos en el avión, allí presenté el caso para ahorrar tiempo.

-Lo llaman "El estrangulador de Seattle", 4 víctimas en 4 meses. Las mantiene vivas siete días. La hebilla hace de torniquete, y le permite controlar el ritmo de la asfixia, para disfrutar. No hay pruebas físicas ni pistas tangibles. Ha desaparecido otra chica. Heder Woodland, 23 años. Antes de comer, descargó un virus de efecto retardado. El virus del asesino borró el disco duro y dejó esto en la pantalla:

"Por amor de Dios, cogedme antes de que mate más, no puedo controlarme"

-Nunca las retiene más de 7 días. Tenemos 36 horas para encontrarla.

-La primera víctima fue Alicia Kirsh, la apuñaló y la estranguló... -murmuró Reid.

-¿La apuñaló y luego la estranguló? -preguntó Morgan.

-Al revés -expliqué yo- y usó el cinturón a partir del segundo asesinato.

-¿Por qué? -preguntó Gideon.

-Estrangular con las manos no es fácil -observó Reid-. Lo intentó, tardaba mucho, la apuñaló, y tardaba horas en limpiar la sangre.

-Y con el siguiente usó el cinto. Aprende y prefecciona la técnica.

Llegamos a Seattle. Fuimos a la oficina.

Tuvimos un debate sobre qué vehículo podría tener el asesino, y nos avisaron que para las 4 había que tener el perfil.

-¿Pretenden un perfil para las cuatro de la tarde? -preguntó Morgan, incrédulo.

Morgan fue al lugar del último asesinato, y yo hablé con Hotch.

-Señor.

-¿Qué ocurre, Bianca?

-Tengo una ligera idea sobre cómo las rapta.

-Habla.

-Pues... creo que les intenta vender el coche a las víctimas, y las invita a probarlo.

-¿Y lo dices por...?

-Porque fui a la casa de la última víctima hace un par de días, a entregarles la comida para el perro. Vivía allí cerca hace poco, me mudé por el trabajo. Y había algunas revistas de coches.

-¿Recuerdas si alguna marca se repetía mucho?

-Señor, si no le importa, fui a darle la comida de perro al hombre, no a revisar que revistas consulta su hija... puedo intentar recordar, pero este ruido molesta...

-Está bien, igual debíamos ir allí. Llama a Reid para que venga con nosotros.

-¿Dónde tengo que ir?

Di un salto del susto. Era Reid.

-¿¡Se puede saber de dónde sales!?

-De los lugares en los que estoy, de lo contrario no podría salir.

-Muy gracioso. Tienes que venir a la casa de la última víctima.

Llegamos a la casa. Al abrir, había un hombre con un perro. Hotchner saludó y pasó. Yo fui a acariciar al perro... bueno, a la perra:

-Hola, Mark. Hola, Sandy (la perra).

-Buenos días, Bia.

Reid pasó, y la perra comenzó a ladrarle. Él se sobresaltó.

-No pasa nada, es el efecto Reid. Pasa también con los niños. ¿Rachel quería comprar un coche? -preguntó Hotchner

-Sí. Le interesaba este -señaló la portada de una revista-. ¿Cómo lo saben?

Mentes Criminales: Crónicas Blancas (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora