Obligación [1/?] ~el viaje~

1.3K 50 11
                                    

Me levanté y llamé a Damián. Como siempre, no respondió. Me vestí y suspiré.  Damián era un chico alto, de pelo negro y de ojos azules. Adoraba el azul. Estaba trabajando algo lejos, en Japón. Tenía algo que ver con la política, algo que yo odiaba. Desayuné y salí de casa. Me encontré con Reid, que también acababa de salir. Fuimos a la estación hablando de libros, y al llegar miré la hora.

-Es temprano, no te preocupes.

-No es eso, sólo... me pregunto qué hora es en Japón.

-Son las... 8:13, allá son las 21:13. ¿Por qué querías saberlo? -Dios este chico es un genio.

-Dios, será por eso que nunca contesta. Lo llamaré esta noche que allá será más temprano.

-¿A quién? -subimos al metro.

-A Damián. Está en Japón por asuntos de política y no lo veo desde que vine acá. Y hace tiempo que no veo a... ¿Sara?

-¡Bianca! ¡Quanto tempo! ¿Chi è? ¿Come stai? -(¡Bianca! ¡Cuánto tiempo! ¿Quién es? ¿Cómo estás?)

Como de costumbre, hablaba muy rápido.

-¡Ciao Sara! ¿Che fai qua? ¿E Damiano, è ancora là? Lui è il dr. Spencer Reid, un compagno di lavoro. Io sto bene... Oddio, Sara, Harry è...-se me quebró la voz (¡Hola Sara! ¿Qué haces aquí? ¿Y Damián, está todavía allí? Él es el dr. Spencer Reid, es un compañero de trabajo. Yo estoy bien... Oh, Dios, Sara, Harry está...)

Comencé a llorar como una niña pequeña. Spencer me miraba sin entender, pero me abrazó al verme llorar. Sara se acercó y susurró:

-Sì. Lo so. Morto... Tranquilla, Damiano sta bene. Anche lui viene, tra poco. -(Sí. Lo sé. Muerto... Tranquila, Damián está bien. Él también viene, dentro de poco)

No sé cuánto tiempo pasé abrazada a Spencer. Ni durante cuánto tiempo Sara me estuvo mirando con una extraña expresión de ternura. Recuperé la noción del tiempo cuando García se acercó a mí y me dijo:

-Sara me explicó lo que ocurría. Lo siento, Bia, no sabía que...

Me separé de Spencer y abracé a las dos chicas. El chico se nos quedó mirando. Sara le explicó que Harry había muerto, y que ella siempre había sido mi amiga. En ese momento vi a Stefano. Le sonreí y hablamos un poco.

-Estará bien. Cuando ha logrado llorar, todo va mejor -explicó Sara.

-¿Sabes inglés y has estado hablando con ella en italiano sabiendo que yo no entiendo nada? -protestó Reid.

-Es nuestra lengua natal. Siempre que estoy con ella y tengo que hablar de mis sentimientos o de algo importante para mí, hablo en italiano. No sé por qué, pero si me enfado, hablo en italiano. Si estoy muy triste, también. Y si estoy muy contenta...

-Entonces cantas en italiano, Vi. Y hay que decir que tienes buena voz -se rió Sara.

-A veces también lo hago en otros idiomas.

-Uh, cierto. En japonés, por ejemplo -sonrió Sara. Ella era una chica alta, de pelo rojo y ojos verde brillante.

-Canta algo -pidió García.

-Etto... Yo... N-No suelo cantar delante de gente...

-¿Y yo qué? -preguntó Sara.

-Gente que no conozca...

-García, tú y yo trabajamos juntos -señaló Reid.

-Todos contra mí, ¡no es justo!

-Anda, porfa... -dijo García con cara de cachorrito.

Mentes Criminales: Crónicas Blancas (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora