Obligación [3/4] ~ investigación

798 40 0
                                    

-Nada de placas -dijo Gideon-, e intentad que no parezca oficial -nos echó un vistazo. Excepto Reid y yo, todos parecían o abogados, o espías u oficiales.

Hablamos con el inspector de incendios. Habían desaparecido sustancias químicas por la mañana, y como la última vez, cuando se había usado gasolina del sótano, había tardado un día en actuar, el incendio podía ser hoy. Decidimos no evacuar el campus a menos que fuera estrictamente necesario, pues evacuaríamos al pirómano y no resolveríamos nada.

Otros incendios fueron provocados con artefactos explosivos bastante sofisticados.

Descartamos vandalismo, venganza, política. Según Gideon y Reid, Matthew, los bomberos y el fuego eran como piezas de ajedrez. Yo los dejé a su bola y fui con Morgan.

-A ver. Quiero prender fuego al colegio, ¿por dónde empiezo? -preguntó él.

-Por el sótano, el incendio irá subiendo.

-¿Por qué empezó por el tercer piso?

-Porque no quería quemar el edificio, supongo.

Volví dentro y escuché a Elle:

-El temporizador enciende la bengala, que prende las sustancias químicas. Simple.

-Pero sofisticado por su simplicidad -intervino Reid-. La fabricación es muy meticulosa.

-Apunta a un estudiante de química -murmuré yo.

-También a un profesor de química -dijo Reid, que estaba sentado en una mesa y ligeramente encorvado.

-Estudiante. Hace falta seguridad para dar clase frente a treinta chavales universitarios -corrigió Elle.

-Los pirómanos son socialmente incompetentes. Este tipo no sale con chicas, no va a fiestas, no se siente cómodo en público... -Reid me miró, su mirada parecía decirme: Me estás describiendo a mí- Y por supuesto es un psicópata.

-Por supuesto -dijo Reid no muy seguro.

Gideon accionó la alarma de repente. Salimos todos pitando, todos menos un profesor que se quemó vivo por culpa de una bombilla. Gideon se quedó arriba y trató de sacarlo, pero Morgan lo arrastró fuera. Elle se puso a hacer fotos a la gente.

Nos pasamos toda la noche con las fotos de Elle. Yo me sentía en un estado de extrema excitación por el caso, aunque los demás estaban desanimados (y Hotch medio dormido). Morgan y Reid se pusieron a hablar y Derek encendió un mechero. Yo fui a coger café para todos, me pareció útil ya que Hotch estaba empezando a dormirse.

Cuando traje el café, estaban hablando de la tríada homicida. Yo olvidé todo por un instante, sentí ganas de tocar el piano un rato. Cuando volví a prestar atención al caso, Morgan decía que faltaban dos componentes: sexo y poder. Yo salí y me encontré a un chico en bici. Me pidió identificación y le mostré mi placa.

-Así que... es criminóloga. De los que examinan la escena del crimen y saben qué champú usa el asesino.

-Eres escéptico.

-Jeje, tal vez un poco -sonrió él. Tenía un collar, e intuí algo que podría acabar con sus dudas.

-Tu novia cree que vas a romper con ella.

-¿Es una broma?

-Te tocas mucho el collar. Eso me dice que no estás acostumbrado a llevarlo o que alguien te lo regaló hace poco. Y en japonés dice: siempre tuya. Cuídate.

Me marché dejándolo con cara de desconcierto.

Entré luego al aula de química, Hotch le dijo a Reid que hablara él:

-H-Hola chicos, m-me llamo Dr. Spencer Reid. Soy, ehm... jeje, agente de la Unidad de Análisis de la Conducta del FBI. Que antes se llamaba Unidad de la Ciencia del Comportamiento, pero más tarde cambiaron el nombre, forma parte del Centro Nacional para el análisis de los crímenes violentos, que a su vez es eso que se llama grupo de respuesta a incidentes críticos, y...

-Lo que intenta decir -lo interrumpió Hotch con voz cálida-, es que queremos saber cómo podéis ayudarnos.

Un chico se levantó, le quitó de las manos a Reid una bombilla y dijo:

-Háganle un agujero, llénenlo de gasolina y... bum.

-Está por toda la red -dijo una chica del fondo- ¿quieren saber cómo hacer un cóctel Molotov que se incendie solo? Potasio, azufre... y azúcar casero. Azúcar. Azúcar, que es...

-No es como el plutonio -dije yo-. Se consigue fácilmente.

A partir de allí, fuimos al ascensor y saqué un libro, la soledad de los números primos. El chico que había dicho lo de la bombilla hablaba de problemas matemáticos y de repente pensé: ¿y si el común era un número? el tres, por ejemplo. Un incendio en la tercera planta, podría ser por el tres. Entre los masones era un número especial.

Luego entró un mensaje. No entendía muy bien qué decía, sonaba como: Taron, hago esto por taron. Morgan pidió a García que filtrara aún más la cinta.

-Debe acercarse a la voz real, y que podamos oír el ruido de fondo. ¿Podrás hacerlo?

-¿Recuerdas Star Trek?, el capitán le pide al otro algo totalmente imposible y este dice: Jim, soy médico, no hago milagros.

-¿Qué quieres decirme, que no espere un milagro?

-No, que no soy médico.

A partir de ahí fue rápido, miramos a las chicas llamadas Karen (aunque yo no creí que tuviera relación con el caso), y me fui a la biblioteca, donde busqué un libro sobre dioses y leyendas antiguas, hasta encontrar lo que buscaba. Kharon. Un viejo dios.

Fui a buscar a Reid, me lo encontré mirando un vídeo y me lo enseñó:

-No intenta entrar, gira tres veces la manija. Planta 3, puerta 3, 3 giros. Y adivina. La oficina del profesor era la número 333.

-Me recuerda que falta un día para el 3. Ahí atacará de nuevo, seguro.

-Avisa a Hotch y que busquen treses.

Morgan recordó un incidente, una chica que sobrevivió a un incendio en el 33 de alguna calle cercana, a las 3:30 pm. La chica era Lucía, y fuimos a su cuarto mientras yo explicaba mis sospechas sobre el mensaje. Kharón, (si es que se escribe así) era un dios de la muerte. También estaba Caronte, el barquero de las almas griego. La pared de la habitación estaba llena de periódicos. En un armario había productos químicos. Bajamos las escaleras y al día siguiente nos dispersamos por los lugares donde podía haber un ataque. Gideon nos dijo de no hablar con la chica pues sería inútil, pero cuando la encontró a punto de quemar a unos chicos trató de convencerla hablando. La distrajo de esta forma hasta que llegamos y le quitamos un mechero con el que iba a prender fuego a los chicos.

Mentes Criminales: Crónicas Blancas (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora