Decisions.

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Ambas personas en la habitación se preguntaban como habían terminado en esa posición y cual había sido la serie de eventos que desencadenó todo aquello. Era una escena culminada de ironía, sí en algún momento consideraron lo abrumador que parecía su futuro no era nada comparado con la niebla de incertidumbre que estaba por venir a consecuencia de las decisiones que tomaron hace apenas un par de horas.

Ryan, se sentía fuera de sí en aquella habitación que ya no era del todo desconocida para él, pero que tampoco era lo suficiente familiar para traer consigo la calidez y satisfacción en el pecho cuando un niño se siente a salvo. Acababa de escapar de casa con las manos vacías, y no podía dejar de pensar lo estúpido que debía parecer con aquella chaqueta que ni siquiera le pertenecía a él. Pensó que se sentiría aliviado en cuanto dejara atrás esa casa que había presenciado los momentos más duros de su vida, pero aquello que dicen sobre cómo el hombre puede volverse cómodo incluso en los más ambientes más inesperados era cierto. Le vino a la cabeza aquel fragmento que había leído alguna vez en busca de información para hacer su tarea de inglés, sobre un par de humanos que habían pasado toda su vida encadenados en una cueva, las sombras eran lo único que conocían, y cuándo se les brindó la oportunidad de salir se sintieron abrumados ante todo aquello que era nuevo para ellos, tanto que por su propia voluntad prefirieron volver a la oscuridad. Cuando lo leyó por primera vez le pareció casi una tontería, pero ahora parecía cobrar más sentido, pues se encontraba casi añorando el desastre y el perturbador silencio de lo que conocía.

Del otro lado de la moneda, Brendon no tenía ni la menor idea de lo que había hecho. Se sintió tan abrumado ante la imagen de su amigo que no dudó en ofrecerle asilo en su casa, algo que sabía que era una completa locura, conocía perfectamente a sus padres para saber que pegarían un grito en el cielo si encontraran a Ryan ahí, principalmente después del desastre que fue la primera y última vez que se conocieron. Y a pesar de tener todo aquello en mente, le pareció más importante brindarle ayuda. Sabía que Spencer le ofreció lo mismo, y aun así él también quiso hacerlo, pero todavía más sorprendente fue que Ryan aceptó, dejando a todos los presentes en el auto con una gran confusión.

Brendon sintió que él era el más cercano a identificarse con Ryan, él mismo fantaseó incontable número de veces con tomar sus cosas y largarse de aquellas paredes que parecían cada día encogerse más, asfixiándolo y haciéndolo soñar con la libertad que podría traerle un tanque lleno de gasolina y la carretera frente a él. Un nuevo comienzo, era todo lo que le gustaría tener. Y le habría gustado tener el valor para ofrecérselo a su ahora acompañante de habitación, pero lo único que logró hacer fue ofrecerle un lugar más en, lo que el consideraba, su infierno personal.

El más bajo se levantó de la cama y buscó entre los cajones alguna playera para ofrecerle a Ryan, quien tenía los ojos aún enrojecidos clavados en la pantalla de su celular. Una mueca se formó en los labios de Brendon al percatarse que la gran mayoría de la ropa que compraba eran tallas debajo de la suya por la manera en que prefería que marcaran su cuerpo y se imaginó lo incómodas que podían resultar para el otro, así que no pudo evitar sentirse victorioso cuando encontró algo más o menos que podría quedarle y se lo tendió con una sonrisa que delataba la vergüenza injustificable que le traía encontrarse frente al otro.

"Quizá no es tan cómodo como la chaqueta que llevas puesta, pero combina bien con tu pijama" bromeó al tenderle un suéter negro desgastado, interrumpiendo la conversación que él otro mantenía por mensaje de texto.

"¿Dijiste algo?" Preguntó Ryan, claramente confundido, estaba tan enfocado tecleando lo que había sucedido en su día que casi se había olvidado de la presencia de Brendon. Se sintió culpable al notar como la expresión de Brendon cambió, que parecía completamente avergonzado y casi desilusionado así que sintió la necesidad de justificarse "Hablaba con Jac, quizá podría quedarme con ella por un par de días"

Brendon tragó en seco al escuchar aquel nombre y volvió su mirada al closet, pretendiendo estar ocupado al ordenar los cajones. En algún momento pensó que aquella chica era la pareja de su amigo, pero al parecer, él tenía otras preferencias, pero de todas formas no le parecía confiable. Después de todo había llegado ebrio y con marihuana en la mochila después de haber salido un par de veces con ella. Dejarlo irse en ese estado sería como despedirse definitivamente de él. Además, ¿Su compañía le resultaba tan aburrida?

En un impulso, Brendon tomó el celular del chico y lo colocó en el estante más alto de su librero, el cual estaba repleto de discos en lugar de libros. "Pensé que teníamos un trato" replicó, tratando aparentar estar más relajado de lo que en realidad estaba "Te ibas a quedar conmigo"

Ryan se deshizo de la chaqueta, dejando su cuerpo semi desnudo para ponerse el suéter, lo cual le provocó al menor de los Urie desviar la mirada. "Sólo no quiero causar problemas. Sé que tu vida también es difícil y no quiero ser una complicación más"

Brendon inmediatamente negó "No pienses eso, quiero ayudarte, de verdad, por eso me ofrecí" Ryan no estaba del todo convencido, pero terminó por alzarse de hombros y pretender estar de acuerdo con las ideas del otro, no sería algo permanente, eventualmente tendría que volver a casa por sus pertenencias e idear un plan que no involucrara ser el acto de caridad de otras personas.

"De acuerdo" murmuró, y por costumbre, deshizo la cama para meterse dentro de las cobijas lo cual tensó a Brendon, que claramente no había pensado completamente lo que incluía la compañía de Ryan. No existía la posibilidad de dormir en la sala, pues sus padres comenzarían a sospechar que algo le pasaba a su hijo, y no tenía la intención de negarle a su amigo, quien se veía completamente agotado la oportunidad de irse a dormir cómodamente. Así que consideró la posibilidad de compartir la cama con él, no era cómo si no lo hubiese hecho antes con algún otro amigo, pero la idea de estar a tan escasos centímetros de él, le tensaba, y no podía explicarse el porqué. Se limitó acomodar una almohada en el suelo junto con un par de cobijas, y estaba a punto de decirle a Ryan algo que había estado rondando por su cabeza desde el día que lo reconoció en los pasillos de la escuela, pero no tuvo oportunidad, pues el más alto parecía haberse quedado dormido, lo cuál le robó una pequeña sonrisa a Brendon que terminó por apagar la luz.

Perdón por desaparecer, estoy de vuelta y comprometida a seguir escribiendo:).

Caraphernelia » RydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora