Créeme

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Vengo a salvarlos de la muerte a causa del suspenso xD, aunque no fue ni un día completo sin capítulo... mil gracias por todo el apoyo

Pov. Poché

Al terminar de desayunar decidí visitar de sorpresa a Daniela, era momento de volver a aquel lugar, desde que descubrí quien era realmente no habia vuelto a su apartamento, así que me arreglé y salí, antes de llegar al edificio me detuve a comprar flores, ella suele ser quien tiene esos detalles conmigo así que era mi turno, además ella jamás tenía flores en su casa y a mi me parece un detalle que hace más bello el hogar.

Llegué al edificio y saludé al portero, nos conocíamos desde el tiempo en que éramos novias con Daniela así que no fue necesario que me anunciara para poder subir al apartamento. Antes de golpear escuché risas en el interior ¿Qué era aquello? Esperé un rato más por si escuchaba algo pero nada, tomé fuerza y golpeé.

Pasaron unos segundos y escuché que se acercaron a abrir, al hacerlo no era Daniela quien estaba del otro lado de la puerta

- Hola

- Hola ¿Y tu eres?

- Johann un gusto

El famoso Johann con quién se supone que no tenía nada Daniela

- Creo que me equivoqué de apartamento

- No creó, ¿Estás buscando a Calle?

Tragué saliva, así que ella si estaba ahí y con él además sin camisa, en ese momento llegó Daniela

- Poché

Le dejé el ramo de flores a Johann y salí de allí, de nuevo huyendo como la última vez que estuve ahí. Fui a mi apartamento y ni Vale ni mi papá estaban, recordé que habían ido al zoológico a las afueras de la ciudad por una tarea que le dejaron a mi hermana. Fui a mi cuarto y el llanto se hizo presente en mi.

Fue mi culpa, o no, es que ella debió esperarme, pero no es de piedra como para esperar siglos, además no era seguro que volveríamos, pero debió intuir que había una oportunidad; mis pensamientos y sentimientos discutían, mientras yo solo lloraba.


Pov. Calle

Le entregué la camiseta a Johann y fui a salir corriendo detrás de Poché pero me detuvo

- Dale tiempo

- No entiendes, puedo perderla y para siempre, no lo permitiré

- Ahora ella debe pensar

Le quité el ramo que Poché le había entregado y lo coloqué en agua, Johann se había sentado en el sofá, así que me senté a su lado

- ¿Quieres hablar?

Suspire y le conté sin detalles mi historia con ella, al terminar me abrazó y empecé a llorar

- En verdad la quiero, la amo

- Se te ve... y a ella también

- No creó, este tiempo me ha dejado claro que dejemos así las cosas

- Porque no es fácil, ponte en su lugar y lo entenderas... pero yo noté mucho en su mirada y no tienes nada perdido

- ¿Tu crees?

- Estoy seguro. Ahora si te parece yo hago el trabajo mientras que tu vas por el amor de tu vida

Le sonreí y le di un abrazó más fuerte aún, me arreglé para que Poché me viera bien y salimos junto a Johann del apartamento, cada uno tomo un taxi y emprendí mi camino.

Al llegar tuve que rogarle al portero para que no le anunciara a Poché que yo estaba ahí pero no quería ayudarme, finalmente le di dinero para que aceptara.

Llegué a la puerta del apartamento y golpeé, nadie abrió, volví a intentar y nada, acerqué mi puño una tercera vez cuando al fin se abrió la puerta, al verme fue a cerrar pero coloqué mi pie para impedirlo, se recostó sobre la puerta haciendo más presión para cerrar pero no lo conseguía

- Debemos hablar Poché

- Yo solo debo morirme

- Hablo enserio

- Igual yo

- Dejate de tonterías

- Ahora soy tonta

Sólo lograba ver la mitad de su rostro asomarse en la puerta mientras aún hacía fuerza para cerrar

- Con esa actitud si

- Entonces ¿Qué haces aquí buscando a una tonta?

- Porque la amo

En ese momento disminuyó la fuerza y logré abrir un poco más la puerta, hasta que entré medio cuerpo

- Vete con tu Johann a seguir lo que interrumpi

- Primero, no es mi Johann. Segundo, no interrumpiste nada porque no estaba pasando nada

- Ya Daniela, no digas excusas

- No son excusas, es la verdad. Me cansé de que no me escuches

Empujé con toda mi fuerza la puerta logrando abrirla y entré, luego cerré y la agarré de la muñeca

- Sueltame

- ¿Me vas a escuchar?

- No quiero

- Pues no me importa - la llevé al sofá y la senté - unos minutos nada más

Se cruzó de brazos, y miro por la ventana sin decir nada. Empecé a explicarle lo que en realidad había pasado pero su expresión no cambiaba

- Iba a salir detrás de ti pero él me explico que necesitabas tiempo, el mismo tiempo que use para hablar con él y darme cuenta de lo mucho que te amo y te amare toda mi vida - bajó los brazos pero aún no me miraba - Haz sido lo mejor que ha podido pasarme, lo sé desde que te vi en el restaurante, luego cada vez que te volvía a ver lo afirmaba aún más, y cuando te tuve ¡Dios! Poché me hice adicta a ti

Se sonrojo, de seguro recordó nuestros momentos y al fin me miró

- Daniela

- Espera que termine con todo lo que te debo decir, ya no soportó más guardarlo. El tiempo sin ti no te imaginas la tortura que fue, pero cuando volvimos a encontrarnos retomé la esperanza y gracias a tu actitud de no alejarte, no me rendí. Luego cuando volvimos a tener cercanía luchaba con mi interior cada vez que estaba cerca a ti para no hacerte mia de nuevo o al menos darte un beso - sus mejillas estaban rojas como tomates - Porque temía que te alejaras y perderte una vez más no lo soportaría

- ¿Acabaste?

- Creo que si

- Luego de todo eso no sé que decirte

- Lo que sientes es una opción

- Pero no una muy buena - ¿A qué se refiere? - Es que estoy confundida, pero es porque no quiero sufrir de nuevo... tu tampoco te imaginas como fue este tiempo sin ti. Con lo de hoy mi mente jugó conmigo pero también me hizo pensar

- ¿En qué?

- En que te he hecho esperar, y mucho, pero no te ha importado, porque sé que has tenido muchas oportunidades para olvidarme y meterte con alguien más, sin embargo no ha sido así, eso significa tanto para mi. La verdad es que... yo a ti también te amo, y obvio que trate de olvidarte pero no lo conseguí

Noté que quería decir mil palabras pero no sabía cómo, así que para terminar con su temor me acerqué a ella y la besé, me correspondió y nuestros labios empezaron a danzar como solo ellos sabían, se hacían falta y aún recordaban como encajar perfectamente el uno con el otro, intercambiamos suaves mordidas en el labio de la otra y empezábamos de nuevo a ser una de la otra

Un Accidente El ConocernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora