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— ¿Recuerdas cuando me rompiste el corazón sin tan siquiera saberlo? Yo sí, y no sabes cómo.

Un 7 de enero. Llegaste contenta a mi casa, dabas saltitos y llorabas de la emoción.

— ¿Comiste helado? — pregunté y soltaste una larga carcajada.

— ¡Ya ni el helado se me antoja! — exclamaste con una enorme sonrisa y yo solo fruncí el entrecejo. — Ven aquí cariño, tengo una sorpresa. — tomaste mis manos y me jalaste al sofá, ambos nos sentamos y tú con una apretada sonrisa levantaste las cejas emocionada.

Pensé que finalmente dirías que era el amor de tu vida. Demasiado tonto para ser real.

— ¡Tengo una cita! — sacaste y reíste.

Esos momentos en los que intentas sonreír pero tus labios tiemblan son los más incómodos, estaba en un lío de esos en ese momento, quería llorar. — ¡Wow! — fué lo único que se me ocurrió.

— ¿Y quien es él? —  pregunté "interesado" contenta respondiste.

— Lo conocí en la cafetería, es tan tierno y adorable, ¡te lo voy a presentar! .

Quiero romperle la nariz.

— Me muero por conocerlo.

Dear Camila. / F.W Donde viven las historias. Descúbrelo ahora