Una flor esperanzada

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Hace tiempo había caído en la idea de que jamás podría ser una buena kunoichi, tenía la sensación de que jamás podría alcanzar alguno en particular, pero ahí estaba, se había convertido en una mujer con grandes cualidades, era la segunda mujer más fuerte de la aldea de la hoja y la primera más fuerte en su generación, además de poseer un buen Ninjutsu médico, nadie se comparaba con ella a excepción de su gran maestra Tsunade. Le debía todo a ella obviamente y agradecía a todos los antepasados ninjas haberla puesto en su camino. Ahora ahí estaba ella, con su cabello rosa tan brillante como siempre y esos ojos jades tan expresivos, era considerada hermosa, además de ser hábil e inteligente, quien no querría estar a sus pies y considerarse afortunado de tenerla. Había tenido tantos pretendientes como quería, pero a cada uno los rechazo, todo por el azabache que ella amaba, un chico que realmente nunca le prestó atención, definitivamente al chico que le mostraba su faceta sería, uno que simplemente le decía que era una molestia, ese chico ella quería a su lado, ella sabía lo que él era y así lo consideraba su verdadero amor. Ahora que todo había cambiado ella lo veía más accesible, solo tal vez era muy buen momento de borrar y hacer cuenta nueva para poder conquistarlo, todo con calma y dándole su espacio, tal vez, solo tal vez era la manera de embarcarse a su destino.

Había acabo su turno en el hospital, después de haber llevado su reporte de aquella misión, la Hokage la había solicitado como ayuda en el hospital y ella realmente no podía negarse, esa noche se había arruinado la visita que con ansias había esperado, había dejado plantado a su Sasuke-kun. Bueno no era tan problemático, él no se molestaría ya que se habían citado en el departamento de su amado Uchiha, pero de igual forma tendría que disculparse, le llevaría al siguiente día a medio día algo delicioso que comer hecho por ella misma, todo lleno de tomates. Así que con ánimos se dirigió a su casa para descansar y tener energías suficientes para el día siguiente, su esmero tendría frutos. -Sasuke-kun mañana alcanzaré tu corazón-.

Caminaba por las desoladas calles de Konoha, estaba cansada ya quería llegar y acostarse en su reconfortante cama. Pero una voz escandalosa la detuvo.

-¡Sakura-chan!- llegaba un rubio entusiasmado hacia la peligrosa, estaba con una sonrisa de oreja a oreja. – ¿qué haces tan tarde?-.

-Bueno lo que pasa es que Tsunade-sama me pidió que cubriera el hospital hoy, después de dar el reporte de la misión.- decía un poco irritada y cansada no quería encontrarse con él precisamente cuando quería llegar a casa justamente a descansar.

-Ho...Sakura-chan, yo vengo de la casa del Teme ya sabes quería hablar conmigo de algo y pues ya sabes que él no se habré tan fácil para conversar, así que tuve que ir, ham y perdón por no acompañarte a entregar el reporte, de hecho no me di cuenta cuando te fuiste.- contesto Naruto un poco preocupado por ello, era costumbre que Sakura lo golpeara por cualquier cosa.

-Sí, tenía que llegar pronto a la torre para entregarla y realizar otras cosas pero pues me ocupe en el hospital.-lo decía resignada- y dime de que hablaron, fue algo realmente urgente- su curiosidad había aflorado repentinamente.

-Bu..bueno si fue algo importante para él, de hecho era relacionado con el tema del compromiso que tú ya sabes- decía Naruto un poco callado por la conversación que había tenido con su mejor amigo.- creo que ya ha elegido prometida y me pregunto sobre ella ya que yo conocía algo-

Una expresión de sorpresa se instaló en las facciones de la ojijade, podría ser verdad, era ella acaso esa prometida, obviamente era un sí, después de todo era la chica más cercana a Naruto, él conocía mucho de ella las cosas cuadraban.

-Ho ya veo- decía con una sonrisa- tengo que irme Naruto mañana tengo que hablar con Sasuke-kun, tengo algo que decirle y gracias guardare el secreto que me acabas de decir.

Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora