Prólogo

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Perder los papeles


MariaL Pardos


(La primera manada 2)





Esta es para Pí

Aunque el pasado determine el futuro, es necesario solventar lo que queda atrás para distanciarlo de lo que está por venir.








Prólogo




¡Ojalá aquella conversación nunca hubiera tenido lugar!

De vuelta en el apartamento de Ryan, ni Kelly ni Richie tenían ganas de dormir. Zimmer estaba en un apuro y ambos se encontraban preocupados.

Se sentaron en el salón a charlar, mirando sus móviles de reojo, cada poco tiempo, esperando noticias.

Si le hubiesen preguntado a Richie, bajo juramento, cómo surgió la conversación en la que se mencionó al padre de ella, no hubiera sabido contestar. Él no tenía por qué conocerlo, y Kelly le pidió explicaciones.

Era un bocazas que solía reírse de todo, y justo aquello no era tema de risa. No se lo parecería a Ryan, y a Kelly mucho menos.

A partir de ese momento, cada vez que intentó abrir la boca, ella lo callaba, lanzándole miradas fulminantes, no quería escuchar nada más.

Caminaba por el salón como una fiera enjaulada, incapaz de estarse quieta.

La olla a presión en que se había convertido la bióloga explotó en cuanto Zimmer y Ryan entraron en el apartamento.

—Tengo que hablar contigo —le dijo a este, y se dirigió al dormitorio sin comprobar que la seguía, y sin saludar siquiera a Zimmer, que la miró intrigado.

Ryan hizo una pregunta muda a Richie.

—Lo siento, tío, se me ha escapado —balbuceó este, sin saber cómo expresar lo mucho que lamentaba aquella situación.

Ya en la habitación, el detective cerró la puerta a su espalda. Una discusión con su padre y la detención de Zimmer bastaban para un día y, sin embargo, parecía no haber terminado.

—¿Acaso pretendes comprarme? —le preguntó, indignada—. Los asuntos de mi familia no te incumben, ¡deja de controlar mi vida!

—No es lo que pretendo, Kelly.

Intentó acercarse, y ella dio un paso atrás.

—No me hace ninguna gracia que actúes a mis espaldas, no soy idiota, ¿sabes? Si quieres hacer alarde de tu pasta e influencia, busca a una de tus amiguitas, conmigo no funciona. ¿Quién te has creído que eres para liquidar la deuda de mis padres? ¿Acaso piensas que me voy a quedar después de esto?

—Solo pretendía quitarte una preocupación de encima, y no estás retenida, puedes irte cuando quieras.

—Gracias, solo quería asegurarme de que no era la única que pensaba que esta historia tenía un final, y que no sería un final feliz.

Perder los papeles (Instinto de manada II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora