Capítulo 1
Kelly Darnell le dio una patada a Richie por debajo de la mesa, en respuesta a alguno de los comentarios jocosos con que el ex marine solía deleitarlos y, a veces, exasperarlos.
—¡Ay! ¡Qué era broma!
—¡Si vuelves a hacer un chiste sobre que no sé quitar el seguro a una pistola, la próxima vez te dispararé a ti, en vez de salvarte el culo!
Hubo un coro de risas porque sabían que ella solo le seguía el juego.
Era cierto que Kelly mató a dos hombres que, de haberse dado las cosas de otra forma, los hubiesen liquidado a ellos. Se ganó el respeto de Richie por aquello, lo que no impedía a este bromear sobre el tema a la menor oportunidad.
La única que no se encontraba al tanto del incidente era Sachi, la hermana de Ryan, que odiaba quedarse con dudas cuando hablaban de algo que ella desconocía.
—No más comentarios sobre los seguros de las armas —prometió Richie, con la solemnidad de quien jura en un estrado.
Aquello provocó nuevas risas porque todos sabían que, a la primera oportunidad, se olvidaría del juramento.
Richie era así.
Ryan le susurró algo a Kelly al oído y ella sonrió.
Sí, era hora de irse. Querían pasar un rato a solas, y los otros no iban a ofenderse.
Ellos fueron ex compañeros y hermanos de armas durante unos años, y su amistad había pervivido, a tal punto que se sentían más que amigos: familia.
Richie, Zimmer y Ryan habían creado un vínculo forjado en la confianza y el respeto, cosas que no se daban en todas las familias.
Hoy celebraban la compra de un aeródromo, que sería un negocio compartido por los tres.
El restaurante se encontraba vacío, excepto por ellos y los camareros, que seguían en sus puestos, gracias a la generosa propina recibida de manos del detective.
Pretendía que sus amigos disfrutaran de una buena sobremesa, sin prisas. Bastante le pesaba que hubieran tenido que cancelar los planes de cenar en casa de sus padres.
Aceptó la invitación de su padre porque no tenía nada que esconder, no porque pensara que pudiera salir algo bueno de la cita en que presentaría a sus amigos como sus nuevos socios.
El que su padre se hubiera comportado como un auténtico capullo no le resultó extraño, lo sintió por Kelly, que tenía otra idea de él. Ella misma propuso ir a cenar a otro sitio, a lo que todos, incluso la hermana del detective, habían accedido, sin hacerse de rogar.
Ella le guiñó un ojo y le indicó con un gesto que era hora de irse del restaurante. Ryan asintió con una sonrisa de las que le gustaban a Kelly. Una de aquellas sonrisas un poco pícaras que le marcaban hoyuelos en las mejillas.
Zimmer y Richie le explicaban a Sachi en qué consistía el negocio, a fin de que les ayudase a ponerlo en marcha.
No es que hiciera falta demasiada información porque tampoco tenía mucho misterio. Un aeródromo se encargaba, en esencia, de alojar, reparar y abastecer aviones privados. El suyo era uno de los grandes puesto que disponían de pista de aterrizaje lo bastante larga para Jets, no solo para avionetas.
El mantenimiento era un quebradero de cabeza para los que podían permitirse un avión privado. En el condado había muchos aeródromos, pero pocos ofrecían un servicio adecuado y completo.
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Perder los papeles (Instinto de manada II)
AksiTodos perdemos los papeles, en mayor o menor medida, literal o figuradamente, muchas veces en la vida. John y Kelly no iban a ser menos, aunque la hermana del detective se iba a llevar el premio gordo. Cuando acusan a uno de los mejores amigos de Jo...