EL TORO NEGRO

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La siguiente historia ocurrió hace muchos años, y se ha venido contando año tras año, cada vez que se acerca la "SEMANA SANTA" (Celebración Religiosa, en la cual se recuerda la vida, muerte y resurrección de Cristo), en mi país se celebra, ya sea a finales de Marzo o a principios de Abril. 

Sentados bajo la sombra de un frondoso árbol de Ceiba, mi abuela y yo conversando después de un día pesado y agotador, nos refrescábamos con un guacalito con agua fresca y natural, recién sacada del arrolluelo que emanaba de una roca inmensa, rodeada de enormes árboles y matorrales, que adornaban aquel caminito, que nos llevaría de regreso a la casa de mi abuela. 

Era Jueves (Jueves Santo), bien lo recuerdo cuando la abuela me decía: Hijo, no vayas a salir mañana (Viernes Santo), y si sales regresa temprano. Le respondí: ¿Por qué, abuela?¿Por qué no quieres que salga mañana?. Ella me contestó: Porque mañana es Viernes Santo, y no se debe de andar haciendo otra cosa más que rezar y meditar en nuestro señor Jesucristo. Y era cierto, todos los años el Viernes Santo, ni aún los peones trabajan tarde… Mi abuela procuraba que nadie trabajara tarde. 

Yo, un poco intrigado, le pregunté: Abuela ¿por qué es tan especial el Viernes Santo? y ella me contestó: Porque la Semana Santa es un tiempo de reflexión sobre nuestras vidas, y sobre el sacrificio que hizo Cristo por nosotros, en especial el Viernes Santo, porque en ese día fue cuando sufrió y padeció. 

Pon mucha atención a lo que voy a contarte : "Esto sucedió en un pueblo de por aquí, muy cerca. Se trataba de un hacendado (poseedor de tierras), muy rico. Este hombre se llamaba Demetrio, era el hombre más rico de aquel lugar, poseía muchas tierras, ganado y tenía a muchos jornaleros bajo su cargo. Este hombre entre más riquezas tenía más quería obtener, sin importarle como obtenerlo; se decía que este hombre no respetaba a nadie, lo único que le importaba era obtener y obtener riqueza. Llegó la Semana Santa y don Demetrio como era de suponerse no guardaba ningún respeto por lo religioso, continuaba sus labores como cualquier semana normal. Pasó el Lunes, Martes, Miércoles..., en fin, llegó el Viernes. 
Era Viernes, ya casi eran las 3:00 de la tarde cuando don Demetrio andaba en el campo con sus jornaleros, ya trayendo el ganado; don Demetrio tenía centenares de vacas, toros, bueyes y terneros. Cuando dieron las 4:00 todo el ganado estaba apartado, cuando de repente vieron a lo lejos un toro negro . 
Don Demetrio dijo: Ese toro no me parece conocido, pero aún así me lo llevaré. Los jornaleros le dijeron: No, don Demetrio, no lo haga, ya es tarde y es Viernes Santo, tenemos que regresar estas horas son sagradas, y él les respondió: Qué sagradas, ni qué nada, hoy es un día común y corriente, y les ordeno que me traigan ese toro. 

Los hombres asustados, le dijeron: No, don Demetrio ese toro no es suyo, además nunca lo habíamos visto por acá. Y don Demetrio muy enojado, está bien cobardes, iré yo a traerlo. Y subido en su caballo, salió a perseguir a aquel animal. 

Los jornaleros regresaron a la Hacienda, a esperar a don Demetrio, pero se hizo de noche, y su patrón no aparecía por ninguna parte. Al día siguiente salieron a buscarlo, y no encontraron ni el rastro. Se dice que aquel toro negro no era otro más que el demonio, quien había venido a saldar cuentas con don Demetrio. 

Se dice que cada Semana Santa, específicamente el Viernes, cuando ya empieza a oscurecer, si pones mucha atención, escucharás por los montes a un toro corriendo y a un hombre persiguiéndolo en su caballo. Ese es don Demetrio que anda purgando esa pena, por no respetar las cosas sagradas" 

Bueno hijo, me dijo la abuela, ya es hora que nos vayamos, porque ya se hizo tarde. 

Esa noche no pude dormir, pensando que don Demetrio andaría por allí, persiguiendo al toro negro. Así que al día siguiente (Viernes Santo) ni siquiera pensé en salir, y me quedé con mi abuela, meditando y reflexionando. 

Así que tengan cuidado, si se topan con un toro negro el Viernes Santo. 

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