Amiga date cuenta

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Alia

Dormía pacíficamente hasta que el maldito despertador sonó, gruñí y me tape con las sábanas, sin embargo el maldito seguía sonando. Violé (literalmente) la mesita de noche hasta que encontré el despertador y lo apague. Suspiré y me levante de la cama. Otro día más, pero no sólo cualquier día, esta vez Erick trabajaría conmigo.

Después de tomar una ducha salí del baño y empecé a cepillar mi cabello para luego vestirme. Me puse un vestido blanco algo entallado (lo normal) y mis tacones negros. Baje las escaleras y como todos los días Sam estaba ahí.

─Buenos días, Señorita Alia ─me miro sonriendo.

─Buenos días, Sam ─le sonreí y me dirigí al comedor seguida de él.

Sam es uno de los empleados de mi hogar, su familia lleva mucho tiempo trabajando para la nuestra. Somos buenos amigos desde que tengo memoria, me gana por tres años, pero eso no impide que nuestra amistad vaya bien.

─Oye, ¿dónde está Papá? ─pregunté mientras me sentaba.

─El señor Blake tuve que salir antes a su trabajo... ─dijo con ese tono tan amable que lo caracteriza.

─Ya veo. 

Sola otra vez.

─Espero que no piense irse sin desayunar... ─me miró sonriendo-

Me conoce bastante bien.

─Eres astuto ─le miré sonriendo mientras alzaba una ceja.

─Señorita Alia, desayune tranquila. Sé que su padre se fue, pero eso no implica que no deba comer.

Él tiene mucha razón, además se ve preocupado por mí.

─De acuerdo ─Solté un leve suspiro─. ¿Qué hay para desayunar? ─le mire mientras ponía los codos sobre la mesa.

─Enseguida ─sonrió y fue a la cocina.

Luego de desayunar, me cepille y tome mi bolso para ir al trabajo. Subí a mi auto y empecé a conducir. Me preguntaba si sería un día interesante, sabiendo que Erick seria mi asistente personal la cosa se ponía buena.

Al llegar al edificio baje del auto y camine hacia la entrada, en segundos la gente empezó a mirarme y a saludarme como todos los días. Aunque no lo crean es algo agotador ser el centro de atención todo el tiempo, no me agrada serlo, pero no es normal tener una gran empresa en tus manos con apenas veinticuatro años y que tu padre sea un empresario muy famoso.

Miraba a todos sonriendo mientras caminada, subí al elevador, presione el botón del último piso y empezó a subir. Luego de un rato paro y salí. Helen aún no llegaba, y era obvio llego algo temprano, 7:55 am para ser exactos. Entre a mi oficina y suspire, sentía que sería un día interesante.

Helen

Estaba en el elevador, miraba mi reloj de mano mientras tomaba café. Ya eran 8:05 am, Alia llegará en veinticinco minutos. Salí del elevador y al acercarme a mi puesto de trabajo empecé a acomodar mis cosas. Sin embargo, me di cuenta que la puerta de la oficina estaba medio abierta. 

Imposible.

Entre y para mi sorpresa ahí estaba Alia, revisando unos archivos. ¿Qué demonios? Me quede mirándola asombrada y con la boca abierta. Alia se dio cuenta de mi presencia y me miró.

─Buenos días, Helen ─dijo para volver a aquellos archivos.

─Eres un fantasma, ¿verdad? ─me empecé a acercar a ella.

Enamorado de mi JefaWhere stories live. Discover now