Preludio

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El lindo chico de cabello rojo brillante iba saltando por el bosque mientras observaba a su entorno. Y es que no le preocupaba nada que pudiera encontrarse por ahí. Él sabía que su familia debía de estar buscándolo y eso le emocionaba aún más aun así no quisiera. Le emocionaba andar feliz, brincando solo y en un lugar tenebroso. Era una adrenalina que le calaba los huesos, y eso lo hacía excitante.

El ambiente era cálido, el cielo se veía amigable. El sol asomaba, iluminando las oscuras hebras del adolescente, mientras que cegaba su vista. Con una sonrisa que seguro nadie podría borrar, se adentró más en el espeso paisaje.

Dejó de saltar cuando vio a un bello ciervo. Se ocultó tras un arbusto estupefacto por la belleza de aquel animal salvaje. Se acercó sigilosamente, cuidando de no causar mucho ruido para no asustar a la fauna que se presentaba ante sus hermosos, y oscuros negros ojos.

Admiró su brillante y claro pelaje castaño, sus pequeñas orejitas. Sus observadores ojos, quienes estaban pendientes de cualquier sonido. El pequeño Jimin arregló su ropa negra desaliñada. Lamiendo sus labios, puso sus palmas en el terreno irregular. Gateó un poco, acercándose hacia el inofensivo.

De repente cuando ya no estuvo refugiado, el animal dirigió su mirada hacia él de forma superior y un poco curiosa. Jimin se fue acercando, mientras que el venado se iba alejando un poco; desconfiado. El pelirrojo esbozó una sonrisa, ni tan segura ni tan vil. Una agradable; una que le dijera que podía acercarse.

Examinó un poco al joven penetrante, luego cerró sus ojos. Agachó su cabeza y dejó que lo acariciara.

Como la capacidad animal es algo injusta, no pueden sonreír. Mucho menos reír, sólo emiten sonidos, que son su habla a su manera. Jimin sintió el placer de tocar tan suaves hebras, brillantes, resplandecientes.

Pero no todo pudo durar en el joven pelirrojo. Sintió que su cadena se desprendió de su cuello, dejándolo desnudo. Frunció el ceño y atisbó hacia el animal. Vio que él abrió sus pequeños ojos, teniendo su collar en su hocico.

Él salió huyendo cuando Jimin se levantó, sacándose la suciedad de sus pantalones de cuero. Corrió hacia el ciervo con el fervor corriendo por sus venas, consecuencia de la cólera que estuvo en sí.

¿Cómo podía un simple ser tan lindo, quien no era depredador, robarle su más preciado objeto? Ya lo sabía, lo había conocido desde que tuvo su primer amigo a los diez años. Y es que, no se podía confiar en nadie. ¿Cómo había podido olvidar aquella tan importante lección?

Siguió al animal hasta que lo vio entrar por unas elegantes puertas. Había también cruzándola una casa, pero el venado había desaparecido misteriosamente cuando su hocico tocó la mansión. Jimin arqueó una ceja. Pero sin dejar que se saliera con la suya, rápidamente entró por la entrada y se dirigió directamente por donde había salido el animal.

Al rozar con ella, el fondo cambió. Se encontraba ahora en un agujero negro azulado, que parecía ser infinito. Iba a una velocidad veloz, como si estuviera cayendo de un precipicio...

Y tal, el tiempo pareció haber pasado en segundos cuando el adolescente chocó duramente contra el pavimento. Soltó un quejido, se acarició la cabeza y sien. Luego se dedicó a observar el entorno del lugar. Era bastante lúgubre, el cielo era gris, estaba nublado y apenas se podían ver siluetas de las cosas con algo de opacidad; el pasto era de un color oscuro, vivo. Se paró y caminó un poco a paso lento, vio los árboles vacíos y tenebrosos; parecían viejos por su corteza, y estaban muy desnudos sin sus hojas. Sus ramas eran puntiagudas en el final y delgadas.

Parecía ser invierno, o tal vez siempre era así. ¿Pero qué podía saber?, él no era de aquí. Aunque debía de admitir que le gustaba este clima, era más de su estilo. Al parecer el sol no estaba como estorbo, el cielo no estaba luminoso para asquearlo con tanto color, y no había bulla. Aunque qué se podía esperar, sólo podía disfrutarlo temporalmente ya que debía de encontrar al hostigoso animal, además de ladrón. ¿Quién era? No podía hacerle eso, ¡Menos su preciado collar, el más valioso!

Darkland | Yoonmin - JimgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora