01 - Pérdida y recuerdos

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Se oyó el grito de una delgada y esbelta mujer de cabello azabache.

De inmediato llegaron el mayordomo y el esposo de ésta.

— ¿Qué sucede cariño? — cuestionó el hombre robusto y fornido de cabello castaño.

— Jimin...no está... — murmuró, mordiendo delicadamente su labio inferior. No tardaron en ponerse detrás de ella, tomando su hombro.

— ¿El joven Park no está? — preguntó el mayordomo. La mujer asintió mientras la abrazaban cuando tomó un cuadro del adolescente al lado ella. — Tranquila señora, lo encontraremos.

Sin más el hombre desapareció tras el umbral, dando la orden a los demás, diciéndoles que buscaran al chico.

— ¿Por qué se fue? — se cuestionó a sí misma.

— Yon Mi, querida, no te apoyes en la idea de que se escapó. Seguro alguien hizo algo con él, nuestro Jimin no haría tal majestuosidad.

— Bueno...tal vez se perdió en el bosque, ¿Recuerdas que pasamos cerca de él? Sabes que es curioso a pesar de que tenga dieciocho —. Explicó la pelinegra. — Podríamos buscar allí...

— Cariño, los sirvientes lo buscarán. No hay que preocuparse.

Yon Mi asintió levemente apretando sus labios, sentándose en la cama.

— ¿Crees que Yoongi sepa algo?

— ¿Yoongi?

— Ya sabes. — Dio un guiño la mujercilla y el otro acordándose asintió suavemente.

— Bueno, llamémoslo.

Yon Mi y el hombre se fueron hacia la sala, la pelinegra se sentó sobre una silla de madera y el hombre en el sillón. La mujer agarró el antiguo teléfono color blanco, puso los dedos sobre los números del chico y dejó rodar la tuerca al final de cada uno, tomando el auricular y poniéndoselo en la oreja esperando respuesta a su llamado.

Se lamió sus gruesos labios resecos, los cuales había heredado su hijo y empezó a mecer sus pies algo impaciente. Pasaron tres pitidos y luego se le llevó al buzón de voz. Gruñó y volvió a hacer el mismo proceso, girando una y otra vez. El señor Park la miraba serio.

— Yon Mi —. Llamó él. — Ahora que lo recuerdo, no creo que responda. Está en un manicomio, ¿Te acuerdas? Sus padres adoptivos lo metieron allí porque él estaba obsesionado con... — calló un momento, no terminando la oración.

— Oh, sí —. Suspiró. — Pero él era su amigo, o...eso creo. Porque he visto eso, he visto cómo suspira al mirar una y otra vez sus fotos —. Narró ella tranquilamente dejando el auricular sobre la base al entender al fin que no conectaría. — Pero no lo entiendo, lo mira como si estuviera muerto...como si se hubiera ido, pero...

— Es muy raro lo que pasa entre ellos cariño, pero creo que deberíamos tomar aire fresco y dejar de pensar en Jimin. En vez de eso, tener fe en que lo van a encontrar.

Finalmente la mujer de cabello azabache asintió en silencio apretando sus labios con la vista baja. Se levantó de la silla al igual que su esposo del sillón y él la guio hacia la puerta de entrada y salida. Salieron y entraron al auto en silencio.

— ¿Dónde?

— Hace tiempo no vamos al restaurante.


— ¿Seong Jin? — preguntó el peli gris meciéndome de izquierda a derecha. Yo reaccioné y sacudí mi cabeza, luego sonriéndole.

— Perdón, ¿Qué decías?

Darkland | Yoonmin - JimgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora