Cinco. ; ["mejorado"]

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✨Hola¡! Quizá ya ni se acuerden del fic pero ya igua., hice esto porque estaba aburrida y me puse a leer este fic. Cuando empecé a a escribirlo quería que fuese realista, y al leer el final me di cuenta que para nada lo era. Así que decidí arreglarlo y quedó aún más kk. Bien, eso es todo. Espero lo disfruten, besos en la cola.

Había pasado una semana desde que  SeokJin le había dando a conocer su verdadero yo a su mejor amigo. Había pasado también una semana desde que aquella amistad dejó de ser una fuerte.

Dejaron de ser SeokJin y NamJoon para ser entonces SeokJin y... SeokJin. Al menos así lo sentía él.

No quería hablarle al moreno, estaba avergonzado luego de aquel rechazo tan... Tan directo y doloroso. Su corazón aún dolía. Siempre había dicho y pensado que era alguien fuerte, pero sabía que su corazón no lo era. Podía verse estable, podía verse como todo un chico orgulloso e incluso enseñar su lado más egocéntrico. Sin embargo el Kim SeokJin verdadero es como un pequeño niño llorón que se camufla tras la espalda de un adulto, en este caso un casi adulto llorón que se esconde en  la imagen falsa de un yo perfecto. Un yo inexistente.

En la universidad sentía que todas las miradas estaban sobre él, podía sentir como era juzgado y burlado por aquellos observadores. Estaba intimidado, tanto así que su rostro estaba decorado por una hermosa sonrisa y un par de ojos cristalizados. Aún cuando se sentía mal, no quería demostrarlo así, ¡No!

Cuando llegó a su aula lo primero que vio fue a su, ¿Amigo? Si es que así podría decirse, quien sólo lo miró por milisegundos y volvió a mirar hacia su libreta.

El silencio duele más que las palabras y golpes.

Eso lo aprendió en solo su primera clase. Su compañero de banca ya no era NamJoon, ahora era esa chica callada del aula que nunca hablaba, sólo cuando  un maestro la llamaba. Agradeció a todos los cielos tener a esa chica al lado, quizá fue la única que ni siquiera lo miró y cuando lo hacía eran miradas sin significado; no había ni asco, ni lástima, ni admiración.

Cuando era la hora del almuerzo nadie se le   acercó como era de costumbre, ni siquiera probó algún bocado y es que la comida no pasaba por aquel estorboso nudo que se formaba en el interior de su garganta, asfixiandolo.

Una semana había pasado y SeokJin parecía un muerto viviente

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Una semana había pasado y SeokJin parecía un muerto viviente. El apetito se había esfumado y las horas de sueño desaparecido.

Por primera vez Jin supo lo que era la depresión.

Por otro lado estaba NamJoon, el cual miraba al chico de hombros anchos desde lejos.

¿Lastima? ¿Tristeza? Demasiado quizá. Pero también enojo consigo mismo. Sabía que hacía mal pero así eran las cosas. NamJoon era heterosexual abierto y nadie le haría cambiar de opinión, por supuesto que no. Ni siquiera Kim SeokJin, el hombre más apuesto que sus ojos hayan visto.

El moreno estaba consciente de la belleza externa e interna de su Hyung no obstante eso no era necesario para hacerlo ver con otros ojos que no fuesen de amistad.

Él mismo se había encargado de decirle a los demás sobre la homosexualidad de su —tal vez— amigo, pero no lo había hecho a propósito, selo había contado a alguien y ese alguien se tomó el tiempo de regar el chisme por ahí. Ahora se sentía culpable, pero también tenía miedo de acercarse a Jin.

¿Miedo  a qué? Quizá no quería ser visto o llamado como uno de ellos. Él no quería ser gay, y no es que fuese homofóbico sino más bien quería mantenerse al margen siempre, quería ser el chico perfecto a vista de todos.

Además, ¿Por qué debía disculparse? Él no había hecho nada malo, simplemente lo había rechazado como haría con cualquier chica, con la diferencia de que no se llevó a Jin a la cama como haría normalmente. Quizá por respeto o quizá porque no se imaginaba follando a alguien de su mismo sexo.

Por ello, Nam optó por ir y hacerle una visita a su amigo, el cual se sorprendió al verlo ahí y estuvo a punto de cerrarle la puerta en la cara y si tenía suerte romperle aquella pequeña, tierna y linda nariz.

Sin embargo el alto fue más alto y lo detuvo con el antebrazo.

Para ser sincero él no había ido a disculparse, pero cuando vio el rostro cansado de su amigo, su corazón de hizo pequeño y se rompió.

Eres un hijo de puta, NamJoon. Pensó.

Y sin darse cuenta sus labios se movieron y de su boca salió un tembloroso “disculpame” y sólo eso bastó para que el alma de SeokJin regresara a su cuerpo.

Sólo eso necesitaba, unas disculpas. Y lo mejor, unas sinceras y honestas disculpas.

NamJoon cayó en cuenta lo estúpido que había sido tiempo atrás con su amigo

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NamJoon cayó en cuenta lo estúpido que había sido tiempo atrás con su amigo. Había sido un imbécil al pensar que si Jin era gay entonces él también lo sería.

Pero no. Jamás fue así. ¿De dónde había sacado esa estúpidez? ¡Joder! Y aún, estando con un hermoso traje negro de boda, su corazón lloraba por lo idiota que fue. Habían pasado años y seguía sintiéndose culpable.

Jin siempre estuvo ahí y ahora, sería también el padrino de su bodas.

Seok superó al moreno, cabía destacar que aún le dolía verlo reír junto a una mujer, pero así había sido condenado a vivir y moriría así.

Quizá moriría virgen y solo. Vio a su mejor amigo conocer al amor de su vida y ahora lo vería casarse, ¿Doloroso? Un poco, pero más orgulloso no podía sentirse.

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Heterosexual. |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora