Lago de Fuego
Perséfone. Por supuesto. De todos los dioses que han existido y toda persona que alguna vez han caminado a través del Inframundo, tenía que ser ella.
Froté mis sudorosas palmas sobre mis muslos y deseé por primera vez que nunca hubiera oído de Midvale. Mi vida había sido destruida, y mi madre estaría muerta ahora, pero al menos las vidas de billones de personas potencialmente no reposarían sobre mí tragándome mi orgullo y encontrando a la persona que esperaba nunca tener que conocer. La persona de la que mi esposa todavía estaba enamorada.
Mi hermana.
—¿No hay alguien más? —dije con un graznido.
—Lena —dijo Winn—. Pero ella está un poco ocupada ahora mismo. La miré.
—¿Y qué? Localizo a Perséfone entre las millones de almas…
—Billones —dijo Winn—. Posiblemente más de un centenar por ahora. No he estado llevando la cuenta.
—Así que localizo a Perséfone entre las billones de almas en el Inframundo —dije—. ¿Cuánto tiempo va a tomar eso?
—Tanto tiempo como lo haga. Encontrar una aguja en un pajar es fácil si tienes el tiempo suficiente para revisarlo pieza por pieza.
—Pero no tenemos tanto tiempo.
Winn se apartó de la pared y caminó a zancadas hacia nosotras.
—Entonces supongo que es algo bueno que me tengas a mí. Lo miré.
—¿Qué quieres decir?
—Lo que él quiere decir es que va contigo —dijo Ava—. Y también yo. A pesar de su valentía, escuché el temblor en su voz.
—No tienes que hacer esto —dije—. Ninguno de ustedes. Aprecio la oferta, pero oíste lo que los otros dijeron. Las posibilidades de salir de esto con vida…
—Será mucho mejor si voy contigo —dijo Winn—. Sólo yo. No tenemos tiempo para sentarnos alrededor y debatir esto.
—Yo voy —dijo Ava con firmeza—. Tres es mejor que dos, y no seré de alguna ayuda aquí de todos modos. No sé nada acerca de tácticas o lo que sea que ellos van a hacer.
Winn la evaluó, y ella enderezó sus hombros, como desafiándolo a rechazarla de nuevo.
—Sabes que eso no es una buena idea —dijo él—. El objetivo total de esto es conseguir que Perséfone nos ayude, y que tú estés allí no hará una maldita cosa para convencerla.
Ava resopló, y un poco de color volvió a sus mejillas.
—¿Qué, y tú estando allí lo hará? Sabes que los seguiré incluso si me dices que no lo haga, así que podrías también no perder tu tiempo. Vamos, Kara. —Ella me tomó del brazo y me condujo hacia el pasillo. No luché con ella, demasiado consumida con la más reciente adición a la montaña cada vez mayor de problemas.
No sólo teníamos que encontrar a Perséfone, sino que de alguna manera tenía que convencerla de poner en riesgo el resto de su vida eterna para ayudar a la familia que había abandonado. Este no era ningún paseo por Central Park. Esto era nosotros cuatro enfrentando al más poderoso ser que había existido jamás.
Y no tenía absolutamente ninguna idea de qué decir para convencer a Perséfone de unirse a nosotros.
No nos molestamos con despedidas. Los otros deben haber sabido que Winn y Ava iban conmigo cuando no regresaron al salón del trono, y ninguno de ellos llegó a buscarnos mientras empacábamos. Winn y Ava —y yo, una vez que aprendí cómo— podían crear lo que necesitábamos, y ninguno de nosotros necesitaba comer en el Inframundo, no en nuestros cuerpos inmortales. Winn fue inflexible en que lleváramos suministros de todos modos, incluyendo un cambio de ropa y zapatos deportivos que yo no había tenido tiempo para estrenar. Winn y Ava estaban acostumbrados a vagar por el mundo con solo la ropa que llevaban puesta. Yo nunca había caminado más allá de unos pocos kilómetros antes.
ESTÁS LEYENDO
Aprendiz de Diosa: Reina interrumpida (3ra Parte)
Детектив / ТриллерDespués de los 6 meses en Grecia, Kara vuelve al inframundo, pero las cosas serán más complicadas de lo que ella se imagina