Capítulo 14

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Interrogatorio



El odio ardiendo en los ojos Jess hizo que cada hueso de mi cuerpo se congelara en su lugar, como si me hubiera convertido en piedra. No tenía miedo de ella, en realidad no, pero  cualquiera con un gramo de auto- preservación se habría detenido cuando se enfrentaba a este tipo de odio.

J’onn estaba a su lado, con las manos sobre sus hombros, pero no se veía como un gesto protector. Ella estaba sentada en una silla de acero, y bandas brillantes alrededor de sus muñecas y tobillos la mantenían en su lugar. En la esquina, Phillip silenciosamente la enfrentó con los brazos cruzados sobre su amplio pecho, y había una cicatriz profunda plateada corriendo por su ojo izquierdo. Se había vuelto de color blanco lechoso.

—Kara —dijo J’onn con una inclinación de cabeza.

—Hola —dije, deseando que mi voz no estuviera temblando tanto—. ¿Qué está pasando?

—Lamento molestarte, pero me temo que no teníamos elección. —Él aumentó la presión sobre los hombros de Jess, y ella apretó la mandíbula—. Parece que Jess se niega a hablar con nadie más que contigo.

Mi corazón se hundió. Eché un vistazo a Lena para confirmarlo, y ella asintió con rigidez.

—Eso… eso está bien —dije, a pesar de que no tenía nada de bueno, y tomé una respiración   profunda para no perder el equilibrio. Obviamente, esto era importante—. Cualquier cosa que necesiten.

Una silla acolchada apareció a unos metros delante de Jess, y Lena me soltó para que yo pudiera sentarme. Me inquietó, segura de que si estuviera en el poder de Jess, me habría hecho estallar en llamas en ese mismo momento.

—Está bien, Jess —dijo J’onn—. Ella está aquí como me pediste. Cuéntanos lo que queremos saber.

Su voz pareció resonar claramente en la sala, como si en realidad fuera una docena de personas hablando a la vez. No era para nada como el tono que Jess había utilizado en la caverna. Si J’onn quería, estaba segura de que podría destruir el mundo con un solo pensamiento. No es de extrañar que hubiera sido nombrado jefe del consejo.

Jess permaneció en silencio, y J’onn suspiró. Era el sonido que un padre hacía cuando su hijo le estaba dando el tratamiento del silencio, no la clase de suspiro que un interrogador hacía cuando su sujeto se negaba a hablar. A pesar de su poder, J’onn no lo usaría en su contra, estaba segura de ello. Ella era de la familia.

No sabía si estaba bien con eso o no. J’onn le había hecho cosas terribles a ella, involuntariamente o no, y él la había hecho pasar un infierno. Pero al igual que Winn había insistido, eso no la excusaba de todo lo que había hecho, y J’onn tenía la obligación de asegurarse de que nada de esto sucediera de nuevo. Todos teníamos que hacerlo.

—Por favor, habla con nosotros —le dije, aliviada cuando mi voz se mantuviera uniforme—. Sea lo que sea que pasó con Cronos, ya pasó, y J’onn, Phillip y Lena… no van a hacerte daño.

Podía sentir a Lena tensa detrás de mí. Si ella lo hiciera a su manera, Jess sería un montón de cenizas para ahora.

Una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de Jess, y sus ojos brillaron con malicia.

—¿Crees que esto terminó? Lena abrió siete de las barras. Era sólo cuestión de tiempo antes de que Cronos las rompiera por completo de todas formas, pero ahora estará fuera para el solsticio de invierno. Cuando sea libre, vendrá por mí, y él los destruirá a todos ustedes por mantenerlo cautivo.

Nadie le dijo a Jess que estaba equivocada. Los tres hermanos nos miraban, y ninguno de ellos se molestó en decirle que el consejo contendría a Cronos.

Aprendiz de Diosa: Reina interrumpida (3ra Parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora