ANTECEDENTE:
—¿Aceptas tu papel como Reina del Inframundo? —dijo Lena.
Podía hacerlo. Tenía que hacerlo. Por el bien de Lena, por el bien de mamá. Por mi propio bien. Porque al final, sin Lena, no sabía quién era yo.
En el instante en que abrí la boca para aceptar, un estruendo rompió el silencio. Me di la vuelta para inspeccionar los daños, pero antes de que pudiera mirar bien, Ava apareció junto a mí y me tomó del codo.
—Tenemos que salir de acá.
Mientras corríamos hacia adelante, otro estrépito se hizo a través de la sala y una niebla brillante penetró el palacio. La misma niebla de mi visión.
Esta era la cosa que casi había matado a Lena, y ahora nos estaba atacando a todos. Sin advertencia, se deslizó a través del aire más rápido de lo que los miembros del consejo podían controlarlo, pero no se estaba dirigiendo a Lena, a J’onn o a Phillip.
Se dirigía directamente hacia mí.
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Jess caminaba a través del campo soleado mientras ignoraba el parloteo de la pelirroja caminando detrás suyo. Ingrid fue la primera mortal que había tratado de pasar la prueba para convertirse en la esposa de Lena, y quizás si ella hubiera pasado más de cinco minutos al día con la joven, Lena habría entendido la razón por la que Jess la había matado.
—Lo disfrutarás —dijo Ingrid, agarrando un conejo de la alta hierba y abrazándolo en su pecho—. Todo florecerá al mediodía.
—¿Cómo lo hizo ayer? —dijo Jess—. ¿Y el día anterior a ese? ¿Y el anterior? Ingrid sonrió.
—¿No es hermoso? ¿Viste las mariposas?
—Sí, he visto las mariposas —dijo Jess—. Y el venado. Y cada pieza inútil de tu otra vida.
Una nube oscura ensombreció el rostro de Ingrid.
—Lamento que creas que es estúpido, pero es mí otra vida, y me gusta así.
Le tomó una enorme cantidad de esfuerzo, pero Jess luchó contra las ganas de poner sus ojos en blanco. Disgustar a Ingrid sólo empeoraría las cosas, y a la velocidad que iba, pasarían años antes de que Jess saliera de aquí.
—Tienes razón —dijo firmemente—. Es sólo que nunca he pasado nada de tiempo en este reino, por lo que el proceso me resulta desconocido.
Ingrid se relajó y pasó sus dedos a través de la piel del conejo.
—Por supuesto que no pasas tiempo aquí —dijo con una risita que le puso los dientes de Jess en el borde—. Eres una diosa. No puedes morir. A diferencia de mí —agregó, saltando más allá a unos pocos centímetros de la pradera—. Pero no es tan malo como pensé que sería.
Si esa chica idiota supiera una maldita cosa, habría sabido que Jess no era tan sólo una diosa. Era uno de los seis miembros originales del consejo, antes de que hubieran tenido hijos y el consejo se expandiera. Antes de que su marido hubiera decidido que la fidelidad estaba por debajo de él. Antes de que hubieran empezado a entregar la inmortalidad como si fuera un dulce. Ella era la hija de los Titanes, y no era una mera diosa. Era una reina.
Y sin importar lo que el consejo y esa perra de Kara hayan decidido, ella no merecía estar aquí.
—Bueno —dijo Jess—. La muerte es algo estúpido a lo que temerle.
—Lena se asegura de que me sienta cómoda. Viene de vez en cuando y pasa la tarde conmigo —dijo Ingrid, y añadió con una sonrisa desdeñosa—. Nunca me dijiste quién ganó.
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Aprendiz de Diosa: Reina interrumpida (3ra Parte)
Misterio / SuspensoDespués de los 6 meses en Grecia, Kara vuelve al inframundo, pero las cosas serán más complicadas de lo que ella se imagina