Capítulo 2

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Talento

Lena apareció a centímetros frente a mí, su rostro retorcido con tal furia que me encogí. Ella estaba en el Inframundo, rodeada de la misma roca de cristal fundido que reconocí de mi aterrizaje, pero la caverna no era la misma. Era tan vasta que no podía distinguir el otro lado, y estaba vacía excepto por la enorme puerta que parecía como si estuviera hecha de la propia pared.

Lena levantó sus temblorosas manos contra una espesa niebla que se filtraba por entre las barras hechas de roca, su mandíbula tensa. Sus hermanos, J’onn y Phillip la flanqueaban a ambos lados, pero estaba claro que Lena era la generala en esta batalla.

—No funcionará —dijo una voz de chica que hizo que mis entrañas se volvieran de hielo. Detrás de Lena estaba parada Jess, sus ojos brillantes con diversión—. Ya está despierto.

—¿Por qué? —dijo Lena, su voz tensa por el esfuerzo—. ¿Realmente has llegado tan lejos que crees que esta es la respuesta?

Pero sea cual fuera la cuestión, no tuve la oportunidad de descubrirlo. Lena y sus hermanos se desvanecieron, y abrí mis ojos y aspiré aire fresco y húmedo de la caverna que contenía el  palacio. De alguna manera terminé en mis manos y rodillas, y Winn estaba arrodillado junto a mí, su ceño fruncido mientras frotaba mi espalda.

—¿Te encuentras bien? —dijo.

—¿Qué pasó? —Viendo a dos figuras aproximarse en la distancia, me tensé. No podían ser Lena y Jess. Ella nunca la dejaría estar cerca de mí.

—Nada —dijo Winn sin certeza—. ¿Te golpeaste la cabeza?

No respondí, demasiado ocupada analizando las dos siluetas. Winn no estaba preocupado, así que no podía ser Jess… ¿pero él había visto la caverna con la puerta? ¿Sabía él que ella estaba allá afuera, luchando contra Lena y sus hermanos?

Finalmente, las dos figuras aparecieron a la vista y el alivio me inundó.

—Mamá —grité, poniéndome de pie sobre unas piernas temblorosas. Winn me sujetó, y conseguí dar unos cuantos pasos hacia delante.

Mi madre, quien había pasado años batallando contra el cáncer que finalmente había matado su forma mortal, caminó hacia mí radiante. Todavía no me había acostumbrado a la idea de que ella también era una diosa y había omitido mencionármelo por dieciocho años, pero en ese momento todo lo que me importaba era llenar el agujero que había crecido dentro de mí durante los seis meses que me fui.

—Hola cariño —me dijo, abrazándome. Respiré su aroma, manzanas y fresa, y le devolví el abrazo con fuerza. La había extrañado más de lo que podía haber puesto en palabras, y por lo que a mí respecta, nadie nunca me persuadiría de dejarla por cualquier espacio de tiempo otra vez.

—¿Qué fue todo eso? —dijo una segunda voz. Ava. Mi mejor amiga y la razón de que hubiera conocido a Lena en primer lugar. Otra que me había mentido sobre ser mortal—. Kara, parecía como si estuviera teniendo un ataque.

—No es nada que no pueda ser controlado con práctica —dijo mi madre, tocando mi mejilla—. Veo que tomaste mucho sol. ¿Grecia te trató bien?

Ella me soltó, y Ava se abalanzó para darme un abrazo y chillar.

—¡Te ves hermosa! Mira ese bronceado. Estoy tan celosa. ¿Te teñiste el cabello? Luce más claro.

Busqué sobre mi hombro, pero el camino que llevaba al palacio de obsidiana estaba vacío. Lena no había venido a saludarme después de todo. Mi corazón dio un vuelco, y evité la mirada de Winn. No quería ver su éxito.

—¿Qué quieres decir con algo que puede ser controlado con la práctica?

—Tu talento, claro. —La sonrisa de mi madre vaciló—. Dime que Lena te explicó esto el invierno pasado.

Aprendiz de Diosa: Reina interrumpida (3ra Parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora