tout le temps dans le monde

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La adrenalina le pegó segundos después de que sus labios se juntaran en un furioso beso.

Aunque el beso la había tomado totalmente desprevenida lo había correspondido al momento.

Se sentía en el maldito cielo y no quería volver a la tierra nunca más.

Irene la pegó a la pared con cierta brusquedad que, sin querer admitirlo totalmente, disfrutó.

La mayor encajó sus uñas en las caderas de la bailarina, quien ante esto soltó un quejido que JooHyun aprovechó. Su lengua invadió totalmente su boca, iniciando un nuevo beso. Uno realmente húmedo y rudo.

SeulGi sentía que se derretía ante la repentina dominación de la contraria. Se sentía sin fuerzas, su juicio estaba nublado y lo único que podía hacer era soltar suspiros.

Unos nada discretos suspiros.

Se separaron y antes de que alguna de las dos dijera algo JooHyun se acercó nuevamente. No fue para besarla.

Sostuvo el cuello y lo bajó, dejando su hombro al descubierto, provocando un fuerte sonrojo en la pelinegra.

Entonces la mordió.

Y la sensación había sido increíble.

A SeulGi le resultaba incomprensible como es que seguía de pie, estaba temblando de pies a cabeza y es que Irene estaba tan cerca de ella que sentía que explotaría.

Sintió como la chica dejaba pequeños besos arriba de la gran marca de la mordida, queriendo remediando el dolor que podría estar sufriendo.

Pero JooHyun no sabía que ese dolor no se comparaba al dolor que sentía al controlarse de no tomarla en ese mismo instante.

Su entrepierna dolía como el infierno.

"Perdón". Pronunció la bajita avergonzada, lo que le resultó demasiado tierno a SeulGi. Se mostraba tan indefensa en ese momento a pesar de que segundos antes había sido tan atrevida.

Su actitud la había tomado totalmente por sorpresa, pero no le había desagradado ni un poco. Hasta se imaginaba el porqué de sus acciones.

"No hay de qué". Respondió escuchándose demasiado agitada, cansada y, madre mía, excitada.

La distancia que las separaba no era mucha y JooHyun no parecía estar muy interesada en mover sus manos de sus caderas.

Se miraron.

SeulGi podía notar que un ardiente fuego se encontraba todavía en los ojos de la líder. "No es que no me haya encantado". Dijo la alta. "Pero, ¿a qué se debió eso?". De verdad que quería saberlo, un lado de ella se retorció de emoción con esperanza de que hubieran sido celos, eso significaba que no la odiaba.

El rostro de Irene era un poema, estaba roja de todos lados, parecía que en cualquier segundo sus orejas explotarían.

"P-por nada". Tartamudeó y evitó la mirada de la bailarina.

Rió. Se veía jodidamente preciosa.

La mayor se sonrojó aún más ante la mirada de la chica, que sin saberlo la miraba con amor. Trató de alejarse en un vago intento de sentirse más segura. Y es que le avergonzaba un poco haber actuado sin pensar

touchant [SeulRene]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora