Nomeolvides.

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Ultima parte de esta pequeña trilogía que salio de la nada, pero...¿Lo siento? AHHHH NO SE QUE DECIR, LO LAMENTO, SOLO SOY IMBECIL. 

Advertencia:

-Mención ligera de suicidio y depresión. 

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Katie era un mar de lagrimas, mirando la noche, con un Lance inconsciente en sus brazos, había ocupado su suéter y camiseta para evitar que la sangre de Lance se siguiera escapando y fundiendo con el mar, lloraba como nunca antes lo había hecho.

Rogaba en voz baja que se quedara con ella, que se aferrara a la vida un poco, acariciaba sus labios destrozados, limpiaba la sangre lo mas que podía con aquellos temblores que ya no controlaba, de nada sería útil gritar, de nada ayudaría entrar en una crisis, se aferraba lo mas que podía al ahora.

Cuando la ambulancia llego, ella no pidió permiso ni lo pensó para subirse también, todo se volvía confuso mientras se aferraba a la mano de Lance.

Cuando se dio cuenta, estaba de pie en la sala de espera, con Hunk y la madre de su novio preguntando cosas, pero seguía perdida, estaba realmente perdida.

Se abrazo a si misma y comenzó a llorar, comenzó a sentir que el interior se le desgarraba, preguntándose; ¿Qué haría sin esa sonrisa? ¿Sin ese azul en su vida que buscaban tanto sus ojos miel y verde?

¿Desde cuando McClain era tan importante para ella?

Iba a limpiarse los ojos, hasta verse a si misma, estaba solo con un brassier deportivo y sus short, manchada de la sangre perteneciente de la persona mas valiosa que tenia, y aquello solo pudo destrozarla mas, sabia que Lance nunca le haría daño, jamás se lo haría a propósito y eso solo hacia ese dolor peor.

Cuando Keith le puso la chaqueta militar, la abrazo de inmediato, llorando y pidiendo consuelo con esos simples gestos.

El aroma de la chaqueta, ese aroma, dios, ¿Qué haría sin ese aroma? ¿Sin ese chico? Esa chaqueta era la misma que le ponía en los hombros cuando la lluvia llegaba, la que le prestaba cuando la noche en la playa los alcanzaba y la que le dejaba cuando no iba a verla por un tiempo, para recordarlo, amaba la chaqueta, pero ahora, en ese instante, el aroma de Lance parecía quemarle los pulmones con recuerdos.

Cuando se dio cuenta, estaba en el carro de sus padres, camino a casa, con la chaqueta aun puesta y con Matt consolándola como podía.

Katie no entendía, esa mañana estaban bien, Lance y ella habían almorzado juntos y hablaban como de costumbre, ¿Qué señal se perdió? ¿Qué palabra fue diferente? Se limpió la nariz y se sacó los lentes, subió de inmediato las escaleras y comenzó a bañarse.

Quería quitarse el rojo, el rojo era un color que no quería que su chico azul volviera a tener, si es que salía bien librado de aquel error.

Solo entonces supo, que el rojo tardaría mucho en irse de sus recuerdos, salio del baño sin siquiera  molestarse en buscar ropa, solo coloco la chaqueta de su novio y la abrocho, para acostarse en la cama y llorar hasta dormir.

Llorar hasta quedarse seca, llorar hasta tratar de olvidar ese día.

Despertó, con la imagen clara de Lance en la playa, con su rostro envuelto en lagrimas, con sus labios rotos, con el rojo recorriendo y manchando todo a su paso, con la navaja que tiro lejos.

Se vistió como pudo y salió de casa, sin decirle a nadie, se había olvidado de que debía hacerlo, cuando llego al hospital, nada importo.

Ni siquiera ella supo como, pero pudo verlo.

Presente. /Plance/Where stories live. Discover now