Capitulo 2: Llegada al mundo humano y el primer amigo

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Cuando la luz roja desapareció me sorprendí un poco, estaba en otro sitio era mucho mejor que estar

en el calabozo pero me sentía rara no se parecía a ninguna de las habitaciones del castillo.

No me percaté de que había gente hasta que no me hablaron.

-Hola, tu debes de ser la hija de Clara, ¿verdad? -me preguntó una mujer que llevaba en sus brazos a

un bebe, la mire un poco extraña.- Ah, lo siento que maleducada soy, me llamo Dafne soy la amiga de

tu madre y la que te voy a cuidar y este pequeñin se llama David, me he enterado de lo que ha pasado

lo siento mucho pero no te preocupes aquí te cuidaremos bien, por cierto, ¿como te llamas?

-Me... -estaba algo confundida y nerviosa pero Lucí me dio un empujoncíto.- Me llamo Érika, muchas

gracias por querer cuidarme.

-Asín que Érika... y tu amigita ¿como se llama? -me sorprendí no sabía que pudiera ver a Lucí

normalmente soy la única que puedo ver a las hadas.

-Te sorprende que pueda verla en -dijo sonriendo.- yo era también una maga, pero decidí quedarme

en este mundo y a causa de esto perdí mis poderes pero no el poder de ver a las hadas.

-La verdad es que me he sorprendido mucho -dije.- Ella se llama Lucí.

-Bien -dijo sonriendo.- Ahora sigue me voy a enseñarte tu habitación.

La seguimos hasta el segundo piso y andamos un pasillo hasta la segunda puerta y la abrió.

-Esta es tu habitación -dijo sonriendo.- No es tan grande como la que tu tienes pero sirve para dormir.

Era acogedora tenía la cama pegada a la pared y un escritorio. También tenía un armario y una terraza.

-¿Te gusta? -preguntó Dafne.

-Si, me encanta es acogedora -dije sonriendo.

-Me alegro, bueno lo único que falta es que te sepas el camino para ir al instituto.

-¿Instituto? -pregunté.

-Si, allí no había yo creía que sí.

-Ah, si que hay lo que pasa es que yo tenía un profesor particular.

-Ah ya, bueno pues aquí iras al instituto ya te he inscrito en el armario te he puesto el uniforme, espera ahora que me acuerde, los vecinos de alado tienen un hijo y le dije que cuando tu vinieras el te enseñaría la zona, asín que,¿por que no vas a buscarlo? y ya tendrás tu primer amigo -dijo sonriendo.

-Vale, me parece bien ire ahora -diciendo eso salí.

Era todo muy diferente, las casas sobre todo.

-¿Habías venido aquí alguna vez Lucí? -pregunté.

-No, es mi primera vez y estoy igual de confusa que tu -dijo sonriendo.- Bueno venga vallamos a buscar al chico.

-Si.

Nos dirigimos a la casa de alado y llamamos. Esperamos un momento y la puerta se abrió, la abrió un chico en el cual me perdí en sus ojos azules. Era alto tenia el pelo un poco largo y negro y unos ojos azules que te perdías en ellos. Cuando volví al mundo, el chico me estaba mirando extrañado y me preguntó que quería.

-Ah, me llamo Érika y soy la chica que ha venido a la casa de tus vecinos me dijeron que tu podrías enseñarme donde esta la escuela ya que vas a ella.

-Así que eres tu la chica -dijo mirándome y después sonrió.- Espera un momento, voy a coger dinero asín ya de paso voy a comprar, entrar si quieres.

Entramos dentro yo me quede en la entrada mientras el fué a buscar el dinero. De repente ví que bajaba por las escaleras corriendo un perrito que salto hasta mí y empezó a lamerme la cara, era muy pequeñito estaba acariciándolo cuando apareció el chico pidiendo disculpas.

-Lo siento, es que le encanta subirse encima de la gente -y lo bajo al suelo.- Por cierto no te he dicho como me llamo lo siento, me llamo Gil.

-No pasa nada, encantada de conocer -dije sonriendo.

Nos fuimos y empezamos a caminar Gil me iba enseñando donde estaban las cosas más importantes como el supermercado. Después de ir al supermercado llegamos al instituto era enorme, no se parecía en nada a la escuela que había en mi reino pero eso no se lo podía decir a el era un secreto y no le podía decir a nadie de donde provenía.

-¿Te encuentras bien? -dijo preocupado.

-Si.. -había comenzado a llorar, me dolía saber que había abandonado mi mundo y sobre todo a mi madre con ese hombre.

De repente Gil vino hasta mi y me abrazo.

-No se porque estas llorando pero debe ser fuerte ¿Quieres contarlo? -negué con la cabeza.- Esta bien, no te obligare, pero cuando quieras llorar no lo hagas sola, ven a buscarme después de todo soy tu amigo -me miró y me sonrió.

-Gracias -dije secándome las lágrimas y después sonreí.- Eres un buen amigo.

Volvimos a nuestras casa y nos despedimos hasta mañana, cuando me acosté pensé en mi madre y en como le iría y a la vez que es lo que me esperaría mañana iba a ser un día muy largo, conocería cosas nuevas, gente nueva todo iba a ser nuevo para mi iba a comenzar una nueva vida.

El secreto de ÉrikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora