Habían pasado cuatro meses y medio desde que descubrí el fraude a la compañía con la ayuda de Victoria. Se acercaba la fiesta de fin de año, donde mi padre me presentaría como nueva presidente, y yo elegiría al interino. En todo ese tiempo, la relación con María Fernanda se había mantenido sin cambios significativos. Tuve inquietudes respecto a ella, que compartí con mi mejor amiga. Ese día almorzamos juntas, fueron varias semanas las que transcurrieron desde la última vez que nos vimos; Helena la tenía "al trote".
Tocaron la puerta de mi oficina, era Martina.
—Disculpe, ingeniera, llegó este sobre para usted.
—Gracias, Martina, ¿quién lo envía?
—No tiene remitente.
—Es raro... bueno, yo voy saliendo ahorita, déjalo en la bandeja que yo cuando regrese lo reviso. Gracias, Martina.
—A su orden.Salí a encontrarme con Dayana, quedamos de vernos en mi lugar preferido para comer ramen. Cuando llegué, ya estaba esperándome.
—Desgracia viviente, ¿cómo estás? —ella, tan dulce como siempre...
—Hola, prostituta, ¿cómo te trata tu dueña?
—Ven acá y dame un abrazo. —no me abrazó, me ahorcó, literalmente.
—Lo nuestro es amor del bueno. —las risas no se hicieron esperar.Nos sentamos y ordenamos de inmediato, siempre pedíamos lo mismo, así que no había mucho qué decidir.
—Me da gusto verte, Eva, te he extrañado un mundo.
—¿Hasta pucheritos haces?, no puedo contigo. —le dije, riéndome de su expresión infantil.
—No te rías que es en serio, antes pasábamos más tiempo juntas.
—Sí, pero ahora te la pasas cogiendo con Helena y tiempo no te queda.
—Poeta que me saliste. —dijo, haciendo gestos alusivos a la actuación teatral.
—Ya en serio, me da gusto verte feliz, Dayana.
—¿Y tú? ¿Qué tal todo con María Fernanda?
—No me puedo quejar... —sí, eso. Cuando las necesidades básicas están cubiertas, no te puedes quejar.En ese momento, llegaron con la orden y empezamos a comer.
—¿Pasa algo? —comenzó el interrogatorio.
—No es que pase algo, es que todo se limita a lo que tú misma has visto. Me siento en desventaja, ella sabe de mi pasado, de las cosas que he vivido, mi historia... yo de ella sé poco, y eso me frustra.
—¿Y no has hablado de eso con ella?
—Dice que lo que importa es el presente, que su pasado nada tiene que aportar aquí.
—No sé qué intriga más, si su hermetismo o tu interés.
—Tengo derecho a saber.
—¿Crees que saber de su pasado hará alguna diferencia?
—Eso no lo sé, pero creo que es importante saberlo todo de la persona con la que tienes una relación.
—¿Y no te has puesto a pensar que si no lo dice es por alguna buena razón?
—Tiene sentido, pero entonces no confía en mí lo suficiente como para mostrar todo lo que es.
—Eres terca. Dale tiempo, si hay algo que necesites saber, ella te lo dirá en algún momento, pero debes respetar que haya cosas que no quiera decir.
—Ella me armó toda una novela cuando yo no le dije lo que estaba pasando en el trabajo, entonces yo sí tengo que respetar que ella quiera reservarse cosas pero yo no puedo hacerlo. ¿Es así que funciona esto?
—Bueno... ahí sí que tienes un punto.Terminamos de comer, pagamos la cuenta y abandonamos el lugar. Estando en el estacionamiento, Dayana tuvo una idea loca.
—¿Y si le saco información a Helena?
—Vamos, eso es sucio. —rechacé de plano hacer algo como eso.
—¿No tienes ansias de saber?
—¿Te gustaría que le dijera a Helena algo que tú no quisieras que ella supiera?Se quedó callada, y pareció recordar algo pues, se ruborizó ligeramente.
—Bueno, bueno, ya entendí...
—Gracias por almorzar conmigo y por escucharme, estás loca pero siempre es bueno desahogarse.
—Te quiero amiga. —me abrazó como si se fuera a morir.
—¡No seas empalagosa! —fue difícil quitármela de encima, sabe cuánto odio eso de andar de abrazo en abrazo.
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Pasado Tormentoso
RomanceNarra la historia de Eva, una joven con problemas para expresar sus emociones, que se ve atormentada por eventos que sucedieron en su época universitaria, y que de alguna forma, interfieren con su presente. ***Primer arco de una trilogía de relatos...