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Sospecha

«-Vaya, vaya, eres la primera mujer que conozco

que dice sí, cuando quiere decir sí.

-¿Qué dicen las otras?

-Cualquier cosa, menos sí»

(Johnnie y Lina, Sospecha, 1941)

Nico observaba detenidamente el jardín y la casa.

-Has conseguido un magnifico lugar donde vivir.

-No creas que no me costó. Es una casa muy antigua. De las que había aquí mucho antes del turismo. Tuve que trabajar bastante para hacerla mía. Ahora lo es. Cada rincón, cada detalle, es mío.

-Eso es importante para ti, ¿verdad? El que sea algo tuyo, me refiero.

-Sí. Pero no es por el sentido de propiedad, es por tener algo que comparte tu vida. No sé cómo explicarlo. Desde niña me he encariñado con las cosas, no con todas, pero algunos objetos han formado parte de mí misma, una muñeca, una piedra, un árbol -por un momento su pensamiento pareció llevársela de allí-. Siempre me ha resultado más fácil con las cosas que con las personas.

-Creo que te entiendo. -El pintor miraba las flores.

Nela regresó de donde fuese que se había perdido y sonrió.

-No creas que hice yo sola todo el trabajo. Hubo que tirar todos los tabiques y remover el suelo del jardín. Me ayudaron Jaime y sus padres. El padre de Jaime es arquitecto y me hizo los planos. Me consiguió dos albañiles a buen precio que tiraron y levantaron todo lo que hizo falta.

Nico se sentó a su lado.

-Está claro que tienes una relación excelente con la familia de Jaime. ¿Cuándo os casáis?

Nela soltó una carcajada.

-¿Casarnos? Ya te dije que Jaime y yo somos amigos desde la infancia, desde siempre. Todos mis recuerdos están unidos a él. Bueno, casi todos. Y sus padres son las personas más maravillosas que he conocido. Los quiero mucho. Además -se colocó la sábana que amenazaba con resbalar hasta el suelo-, Jaime es gay.

Nico asintió.

-Ya lo sabía, tengo un sexto sentido para esto -dijo, ante lo que Nela le dio un falso cachete en el hombro-. Yo tengo un hermano, Samuel, ya le viste.

-Y el niño es tu sobrino.

-Se llama Iván. Su madre está en Madrid. Es una grandísima amiga de Samuel que no tuvo ningún problema en ofrecerle su útero para que tuviese al hijo que tanto deseaba.

Nela frunció el ceño sin comprender.

-Te contaré algo de mi hermanito. Cuando tenía quince años se sentó delante de mi padre, que era un alto mando del ejército de tierra, y le dijo: «Mira, papá, he intentado por todos los medios que me gusten las chicas, pero no hay nada que hacer, soy gay hasta las trancas».

Nela abrió la boca y los ojos, sorprendida.

-Mi padre era muy estricto y muy cabrón, pero incomprensiblemente reaccionó bastante bien para lo que podía haber sido. Le echó de casa, pero solo aguantó enfadado dos meses, luego se hizo el despistado cuando mi madre le trajo de vuelta. La de mi hermano es una historia algo complicada, pero lo importante es que todo salió bien.

-No es muy común, no.

-Bueno, mi hermano tampoco lo es. -El pintor se encogió de hombros-. Es un gran tipo.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2014 ⏰

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