Capítulo I: Los visitantes

979 85 8
                                    

Hola chicos y chicas, aquí estoy de nuevo con otra historia, sobre Mikasa y Levi, espero que les guste y como siempre, agradezco de todo corazón que os molestéis en leer y si es posible espero vuestros comentarios. Y sin mas preámbulos, comenzamos...

La Dama del Castillo

El invierno había llegado hasta aquel lugar inhóspito e inhabitable, a cientos de kilómetros de la capital, el Gran Paso como era conocido, era la puerta entre el Reino de Sina y los demás Reinos. Sin embargo, aunque en aquel lugar las condiciones climáticas dificultaban la vida de sus habitantes, este alejado paraje era de vital importancia para el Gobierno.

El reino de Sina, que en realidad, era solo una gran isla conquistada por los antiguos hace miles de años, había comenzado a prosperar y a enriquecerse gracias este puente que servía de unión con los reinos vecinos, a la par que ayudaba al comercio, a la exportación e importación de todo tipo de alimentos, animales, y materias primas. Su ubicación era perfecta ya que se encontraba en el extremo superior de la isla y era lo que unía a esta con el resto del mundo.

El Paso de Rose como se llamaba en realidad, era un lugar difícil para vivir, no sólo por las condiciones climáticas, si no también por la poca fertilidad de sus tierras, a lo que se sumaba la gran cantidad de animales salvajes, más numerosos en esta zona que en toda la región. Sin embargo, la única razón por la que había gente viviendo en aquel lugar, era por el ya mencionado Gran Paso; un puente de casi un kilómetro de largo, que tenía una particularidad ya que bajaba y subía a placer de la familia que lo gobernaba: Los Jaeger.

El Rey había llegado a un acuerdo que siempre se respetaba. La familia Regente era la encargada de abrir El Paso y servir como vanguardia y defensa en caso de conquista. Contaban con un gran castillo fortificado y resguardado bajo altas y duras murallas. Los lacayos del señor vivían de lo que el reino les daba. Y poco a poco, El Paso de Rose se fue convirtiendo en un lugar de bastante importancia para el desarrollo económico, y cultural del Reino de Sina.

***

La noche había caído, los guardias hacían su ronda y esperaban con ansias el cambio de turno. Con la cabeza cubierta por una capucha, se escabullía con cierta facilidad una figura que avanzaba con mucha prisa hasta llegar al lugar deseado donde nadie la vería. La nieve caía con más intensidad, pero a ella no le importaba. Seguramente si su padre o sus hermanos la hubieran visto, los regaños y reclamos no tardarían en llegar.

Por fin alcanzó su objetivo, estaba en lo más alto de una de las torres, se apoyó en una de las piedras de la fortaleza y bajó su mirada para ver lo alto que se encontraba. Le gustaba estar allí por las noches, ya que era el único lugar que le traía paz y serenidad a su alma. Nunca había sido una chica muy alegre, sin embargo después de que cumpliera los 19 años, la vida la hizo cambiar, y le recordó que por muy noble que fuera siempre sería una mujer indefensa....

Desde aquel día siempre traía consigo una pequeña navaja que le había regalado uno de los guardias al que ella le tenía bastante cariño. Y aunque no se lo dijera... él sabía que se había convertido en su protector y que pasara lo que pasara, siempre iba a cuidar de ella. —Vais a resfriaros— escuchó una voz detrás suya, a modo de reclamo pero con tono de preocupación, mientras sentía que posaban una mano en su hombro.

No me importa, sabes que este lugar es uno de los pocos que realmente me gusta—respondió sin dejar de mirar a la fría noche.

—Mi señora, le ruego que entre a sus aposentos, si su padre se entera... —prosiguió hablando preocupado por la joven.

La Dama del Castillo (Rivamika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora