Capítulo 1

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Escuchaba gritar a mi madre hablando por teléfono, la escuchaba llorar y rogar, pero no podía hacer nada, pese a ser el mayor de la casa, solo tenía 12 años, ¿Cómo iban a crecer las gemelas sin un padre? Solo tenían apenas dos años joder, ¿Y Fizzy? Ella apenas iba a cumplir cinco, no le había dado tiempo a disfrutar de un padre, ¿y Lottie? Ella tenía nueve años, necesitaba a un padre, necesitaba una estabilidad familiar, y yo, necesitaba a mi padre, aquel que me llevaba a ver los partidos de fútbol, aquel que paseaba conmigo hasta que nos cansábamos, aquel que me pedía como me iba con las chicas de mi clase, que si ya tenía una novieta. Necesitaba a mi padre de vuelta. Y todo por un puto imbécil de mierda, que le había confundido, él no era un maldito gay como ese imbécil.

Escuché a mi madre acabar de hablar y abrí la puerta rápido, bajé las escaleras y la vi tumbada en el sofá llorando, en ese momento mi corazón se encogió, como si nada más en ese mundo existiera, solo la imagen de mi madre despechada en el sofá, me mordí el labio evitando llorar, evitando mostrar mis sentimientos, eso solo haría que me viera más débil, y ahora mismo mi madre me necesitaba. Me acerqué a ella y me arrodillé acariciándole la mejilla.

-Hey-Sonreí levemente y me miró-No te preocupes, todo saldrá bien, yo me ocuparé de todo, y encontrarás a alguien muchísimo mejor que Troy, te lo prometo mamá, y no te preocupes por las niñas, yo cuidaré de ellas, saldremos adelante mamá ¿Vale?

-Cariño...Tú no te preocupes por nada, yo puedo con esto, soy fuerte, os sacaré adelante, no quiero que tengas que hacer ningún esfuerzo de más, tampoco quiero que odies a tu padre, él se ha ido, pero no quiero que estés toda tu vida con rencor hacia él, no vale la pena, simplemente se ha ido con otro hombre.

-¿Eh? ¡Papá no es un maldito maricón! ¡El otro hombre le ha engañado!

-Mi amor...No es necesario ser gay para enamorarte de un hombre, tú te enamoras de almas.

-No, a mí me gustan las mujeres, ¡nunca me va a gustar un maldito maricón de mierda! Si ellos no existieran papá seguiría aquí, conmigo -Me mordí el labio de nuevo soltando lágrimas.

-Shh-Noté los brazos de mi madre envolverme en un abrazo y se lo correspondí llorando-No quiero que pienses así de los homosexuales.

-Los odio mamá, ha sido su maldita culpa, quiero a papá de vuelta.

-Cariño, tu padre se ha enamorado, pero hubiera pasado lo mismo si hubiera sido una mujer, no tiene nada que ver con que sea un hombre.

-No-Negué repetidas veces y me levanté-¡Es culpa de los maricones de mierda! ¡Ellos han provocado esto!

Me fui rápido a mí habitación aún con mi madre llamándome por detrás, ella no me entendía. Me encerré en mi cuarto y empecé a pegar a las paredes, a romper todos los posters y fotos que tenía, mi adolescencia había empezado escasos meses atrás, pero acababa de acabar ya no era un niño pequeño, y todo por culpa de él, un hombre qu ni siquiera sabía como era, él había hecho que mi padre abandonara mi familia. . Cogí un espray de color rojo y empecé a escribir en mi pared. Cosas que nunca pensé que iba a escribir, cosas como esa, como lo que a partir de ese momento ocupaba la mitad de mi pared: "Malditos maricones".

Cinco años después.

Me levanté por la puta alarma de mi móvil, en esos momentos quería reventarlo contra la pared, pero tampoco tenía dinero para comprar otro, así que pasaba. Un día nuevo en el puto instituto, y aún me quedaban 3 años para acabar, me quedarían dos si no fuera por haber repetido aquel puto curso hacía cinco años. Aunque tampoco estaba en condiciones de estudiar ese año. Me metí en la ducha y estuve unos diez minutos bajo el agua intentando relajarme, era el único momento donde tenía de paz en todo el día, de un día para otro dejé de ser adolescente, y empecé a ocuparme de todo, de cuidar a las niñas y hasta a mi madre. Ella estuvo muy mal pero a los dos años conoció a un hombre, no vivían juntos ni nada, pero era un tío de puta madre, me gustaba para ella. Salí del baño y me puse unos pantalones ajustados con una camiseta blanca, tampoco me lo curraba mucho, al final y al cabo me pasaba el mayor tiempo del día solo. Mientras me cambiaba me quedé mirando la pared, mi madre me obligó a poner pintura para que no se viera, pero se podía apreciar igualmente, nunca me arrepentí de pintarlo, seguía opinando igual, si los maricones no exisitieran todo sería mejor. Cuando me giré para coger mi maleta vi a alguien saltando en mi cama, me di la vuelta y vi a Phoebe haciendo el tonto, me reí levemente y la cogí de la cintura.

Dead In The WaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora