Kikasa

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»Beso en el hombro«

Él está enamorado de su mejor amigo, tan simple como eso podría sonar.

Tan simple como tenerlo tan cerca pero no poderle hacer nada, no poder tocarlo, no poder susurrar sus sentimientos, no poder besar esos suaves y gruesos labios.

Esos ojos azules como el cielo lo giraron a ver como siempre, observándolo todo, desde los pies hasta la cabeza, esa acción ya se había vuelto algo habitual y no sólo en el mayor, si no también en él, lo miro de arriba a bajo y de vuelta, ya era normal y no sabía porqué lo hacían.

Kasamatsu lo miró y en forma amistosa lo saludo palmeandole fuertemente el brazo.

Ryota quizo besarlo en lugar de solo hacer un falso gesto de dolor y darle su habitual sonrisa, quizo estrecharlo entre sus brazos, tomar ventaja de su altura y alzarlo, poner sus manos en ese trasero que lo volvía cada vez más loco y besar su cuello, sus mejillas, su pecho, su cintura, su cabello, sus ojos, sus labios, todo.

Porqué Kasamatsu Yukio era hermoso y sexi como el demonio pero parecía no saber todo lo que causaba en él cada vez que se acercaba, cada que ponía sus manos en su brazo derecho, en cualquier parte saludandolo, cada que lo golpeaba, o cada que lo miraba.

–¿Haz estado haciendo ejercicio?

Le pregunto él mayor y Kise, sonrojadoce y lleno de orgullo, contestó.

–Sí, lo haz notado.

Yukio le dio una ligera sonrisa y minimizando el tema, se sentó en la pequeña mesa del restaurante donde se encontraron para conversar.

–¿Cómo te está llendo en la universidad?

Preguntó, el rubio bufo internamente copiando la acción que el pelinegro, se había desgastado por horas y días para que su cuerpo mostrará más -aún más- sus resultados para que el mayor diera por terminado el tema tan fácil y esque desde que se entero que a su sempai le gustaban los tipos más altos, más fuertes, más corpulentos que si mismo, se esforzó.

Para conquistarlo, para llamar su atención, para gustarle, para dejarlo igual de loco como él estába ya.

Y así, hizo el doble de ejercicio y comió el doble, los millones de chicos y chicas que iban tras él aumentaron en número, tenía sientos de papelitos arrugados en su bolsillo trasero de la chaqueta y que decir de mensajes con números desconocidos, él había podido agregar a algunos lindos chicos, podía haber contestado, pero por dios, ninguno de ellos era la persona que le gustaba.

No era su sempai.

Y el mayor solo le preguntaba de cómo iba en la universidad, joder.

–Genial.

Respondió desganado, haciendo que sus brillosos dorados se apagaran.

Yukio, la persona más exigente, más dura, más seria y aún así la más preocupada por él, lo noto y llamando su atención hablo.

–Hey, ¿Qué pasa idiota?

Kise giró a verlo con ese habitual rostro de cachorro cariñoso convertido en uno de total enojo, de cansancio y... Otro sentimiento que no supo descifrar o que no quizo ver.

«You and Me» [KnB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora