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"Así que soñaré hasta convertirlo en realidad y lo único que vea sean estrellas".

15 de Agosto 2015

Después de hablar con su papá y explicarle las razones por las que quería con toda su alma asistir a tan importante escuela, ella logró convencerlo de que podría cumplir su sueño cueste lo que cueste.
Las cosas fluyeron correctamente a partir de ese día.
Sus padres y su hermana la apoyaban en esa locura de sueño.
Había terminado su último año de preparatoria con un promedio sobresaliente, su cumpleaños era en un par de días y después de eso sólo quedarían unas semanas para su partida.

La agencia de intercambios había agendado su partida para el mes de septiembre y al recibir el certificado dónde se comprobaba que efectivamente había terminado la escuela media con un promedio excelente, decidieron otorgarle un año y medio más de intercambio por su buen desempeño en los estudios.

Eso significaba que se iría dos años y medio de intercambio. Dos años lejos de su familia. Dos años sola en una ciudad desconocida, pero después de todo sacrificar cosas era parte del camino ¿no?

22 de Agosto 2015

Su cumpleaños había empezado cuando su mamá a temprana hora de la mañana había entrado a su recamara con un pastel en mano cantando las mañanitas para ella.

—Que tengas un muy bonito día y lo disfrutes al máximo hija—Envolvió a la castaña en un cálido abrazo.
—Tu papá y yo hemos decidido obsequiarte este año una tarjeta para que puedas comprar todo lo necesario para tu viaje. Úsala con prudencia por favor Maria Fernanda—La chica solo pudo abrir sus ojos por la sorpresa de su regalo.

—Gracias mamá, no era tan necesario, pero aún así gracias—Dijo mientras admiraba la tarjeta en sus manos.

—Ya que ellos te regalaron eso, debe de haber una cosa donde puedas llevar todo lo que vas a comprar así que a juego te he comprado este par de maletas bastante grandes por cierto para que puedas llevar todo—mencionó la hermana menor de la castaña sonriendo con orgullo mientras sostenía el regalo frente a ella.

—Vaya, suena como si quisieras que me fuera hoy mismo. ¿Es que acaso no vas a extrañarme?—Bufo la mayor de estas.

—Lo haré, claro que si. Pero tener el cuarto para mi sola es una oferta tentadora ¿no crees?—río levantando ambas cejas con una sonrisa inocente.

—Claro, pero mis cosas no se tocan ¿entendiste?

—Ush, esta bien—resoplo la menor.

A medio día ya había recibido un par de llamadas de sus familiares y amigos cercanos deseándole un bonito cumpleaños y un buen viaje.
Ya que era viernes y sus padres tenían que trabajar y su hermana ir a la escuela, decidió que era buena idea ir a buscar algunas cosas que necesitaba para el viaje.

El centro de la ciudad era realmente bonito y de cierto punto de vista lucía algo elegante, siempre escondiendo historias por sus rincones porque a pesar de ser una ciudad grande, las personas ahí conservaban un ligero atisbo de aventura y siempre podías observar a jóvenes viviendo libremente, algo que Fernanda deseaba vivir por lo menos un poco.

La tarde había concurrido un tanto tranquila, comprando solo lo necesario como había dicho su madre. Al parecer todo estaba saliendo a la perfección, teniendo en cuenta el panorama tan diferente que imaginaba días atrás.

En el camino de regreso a casa, se encontró, para su mala suerte, con unos amigos de la preparatoria. Aunque no es anti social, tampoco es que este llena de amigos y esos chicos eran de las pocas personas con las que había logrado crear un lazo afectivo y se sentía mal por no haberles comentado nada antes.

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