2-Fin de año.

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Las cosas estaban tranquilas, todo andaba frío y sin nada preocupante que dar, así que Sam y Am hacían lo que podían para estar tranquilos. La noche, es decir, su noche había llegado, estaban por salir del secundario para entrar a la universidad, los dos habían entrado a la más prestigiosa, Am no sabía que vestido ponerse había tantos para comprar.

-Amor, elige uno y ya -Reía Sam mientras jugaba un video juego en su teléfono celular-

-Cariño, son tantos y es una noche única, no puedo ir con cualquier vestido -Dijo ella algo irritada-

Él sonrió, dejó su teléfono y caminó hasta ella, le tomó el mentón e hizo que lo mirara.

-Sabes que te veras increíble con cualquier cosa que te pongas ¿no? -Le dijo coqueto y ella se sonrojó-

-Te amo.

-Y yo a ti -Dio un ligero beso en su nariz-

Ella se despreocupo y decidieron comer algo, Sam estaba mirando hacía otro lado, tal vez pensando y ella lo veía pero no quería preguntar al respecto.

-¿Cariño? -Le habló para que ella lo mirara, ya que estaba viendo distraidamente su café-

-¿Si? -Le sonrió-

-Acabo de ver, el vestido perfecto para ti.

La tomó de la mano y la llevó casi arrastras hasta un negocio de ropa, muy elegante por cierto.

-Sam, oye, no puedo pagar ni los papeles de el suelo aquí -Le susurró Am avergonzada- Además no soy tan delgada como las del maniquí.

-Solo pruebalo -Buscó el vestido con la mirada y sonrió- Es este.

Era un vestido largo, con una caída perfecta, color rojo vino, era muy hermoso.

-Es hermoso -Los ojos se le iluminaron-

-Es perfecto para ti, vamos, pruebalo -La ánimo-

-Amor, no puedo.

La vendedora se acercó con una sonrisa muy amable.

-¿Quieres probarte algo? ¡éste sin duda es tu vestido! -La ánimo sonriente-

Am lo miró y Sam asintió, la verdad era que se sentía algo insegura sobre su cuerpo cuando tenía que comprar ropa.

-De acuerdo.

Sam esperaba fuera del probador, ansioso, hasta que al fin salió, se veía hermosa.

-¿Y? ¿que dices? -Sonrió-

-Es una pieza perfecta, me encanta -Sonrió- Y el vestido también es lindo.

-Oh, cuanto amor -Sonrió la vendedora- Te puedo asegurar, que éste es tu vestido cariño.

Amber se miró al espejo y sonrió angustiada, no podía pagarlo, era mucho dinero para ella, no le alcanzaría ni vendiendo su casa.

-No puedo pagarlo -Se giró para hablar con la vendedora pero ya no estaba-

-Ya lo pagué yo cariño -Él la miró y ella se sorprendió-

-¿Que? No, no, cancela Sam.

-Oye -Acarició su mejilla- Déjame hacer esto por ti ¿de acuerdo? Es mi regalo por estar en mi vida -Le dio un fugaz beso-

-No puedo dejar que pagues esto por mi, vamos, ya olvídalo, compraré algo más barato -Amber estaba algo enojada-

-Disculpen ¿ya puedo envolver el vestido? -Preguntó la vendedora-

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