3-Depresión.

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Amber decidió darse un baño para luego volver a la misma posición de siempre, tirada en su cama, sin saber que hacer con su vida, ya hacía una semana que no salía de su cuarto al enterarse de que quien mató a su novio era un completo desconocido y su madre no hacía nada para cambiarlo, solo decía que ella necesitaba su tiempo.

-Hija, vino una amiga del colegio -Dijo su madre detrás de la puerta-

-Vayanse al demonio.

Se oía como la madre se disculpaba con la chica que había venido a dar su pésame a Amber.

-Amber...

-¡Maldición! ¿que quieres? ¿No te eh dicho que no quiero estúpidas visitas? -Gritó alterada-

-Vinieron los padres de Sam -La voz de su madre sonaba angustiada-

Cuando esta escuchó el nombre de su novio las lágrimas salieron sin permiso y el mundo se detuvo por unos segundos, debía salir, debía enfrentar que los padres de Sam la mal dijeran incontables veces. Abrió la puerta y su madre se encontraba allí mirándola con los ojos hinchados...rojos de tanto llorar.

-¿Donde están? -Susurró suavemente-

-Hija, por dios -Se abalanzó sobre ella y lloró muy fuerte-

Amber no la abrazó, solo se quedó inmóvil.

-Lo siento -Se alejó un poco de ella- Están abajo hija -Secó sus lágrimas-

Le dio una rápida mirada a su madre para luego bajar, el cuerpo le temblaba y las manos le sudaban, entró a la cocina...ahí los vio, sentados, con sus miradas pérdidas, quien sabe cuanto dolor estaban teniendo esos padres.

-Hola -Intentó hablar fuerte pero salió como un lamento-

-Am... -La madre de Sam se le abalanzó como si eso fuera lo último que haría-

Lloró, con impotencia, con ira y su esposo se acercó sin poder hacer mucho, también lloró en los brazos de Amber.

-Lo siento, lo siento tanto -Lloró Amber con la voz rota-

-¡Mi hijo! -Gritó la mujer quien estaba tan rota que no dejaba de temblar y llorar-

Su esposo la abrazó y la apretó contra su pecho mientras él lloraba en silencio, se volvieron a abrazar la madre de Sam y Am.

-Por favor -Sollozo- No te alejes de mí, eres lo único que ah dejado mi hijo, eres tú de quién hablaba todos los días -La miró a los ojos- No me dejes Amber, por favor.

Era inexplicable el dolor que esa mujer tenía, no sabía como o de quien sujetarse, su esposo era idéntico a Sam en lo físico y era lo peor que podría pasarle, Amber había pasado tanto tiempo con Sam que hasta tenía sus gestos, y eso la reconfortaba un poco.

-Lo velarán el sábado -Soltó el hombre quién miraba a Amber esperando aprobación-

-Esta bien -Miró hacía otro lado-

-Agradecería que estuvieras ahí -Dijo la madre de Sam-

Ella la miró pero no contestó, luego de un rato los padres de Sam se fueron, Amber quedó sentada en la cocina con su mirada pérdida y el corazón roto.

-Hola -Apareció su madre en la cocina y le sonrió tímida-

-Hola -Quiso sonreír pero le salió una mueca-

-Hice pasta, se que te gusta -Susurró suavemente-

-Claro -Dijo sin ánimo-

Su madre sonrió contenta, que saliera de su cuarto y quisiera comer era un gran avance, Am comió solo la mitad del plato y solo lo hacía para complacer a su madre.

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