Capitulo 8: [Editado]

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El césped verdoso era sonoro con sus pasos como si fueran una pareja con el ambiente, Gintoki sentía que todo a su alrededor se volvía colorido con cada andar haciendo florecer nuevamente los sentimientos que tenia tiempo sin entender.

— "¿Eh? ¿Cuando fue?"

La mano que sostenía la suya entrelazando sus dedos era mas cálida de lo normal provocándole una serie de espasmos en el estómago. También estaba seguro de que su cara se sonrojaba con cada segundo que pasaba.

Hijikata permanecía de espalda en su visión y todos esos colores que lo filtraban además de estar en cámara lenta de como corría con una luces cegadoras hacía ver ese panorama tranquilo.

Arribó su mirada observando el cielo azul puro que no contenía ni una nube para que lloviera. Los árboles danzaban con el viento dejando volar algunas hojas tanto rojas como verdes.

En algún momento recordó un día en el que ellos reían.

Luego de eso, rió un poco mostrando su sonrisa cuando desmesuradamente el otro desvío su mirada.

Prestándole mas atención a su entorno un gran árbol había aparecido  a unos metros al frente. Hijikata le avisó que ese árbol podría servir de entrada.

Apenas tocaron el terreno que eran las grandes ramas del árbol, vieron que en el piso había una cuantas hoja rosadas.

Hijikata se le quedó observando desde arriba hacia abajo. Suponiendo que esa era la frontera, ya no había razón para que él estuviera allí. Con esto, todo se habrá solucionado.

Así que guió a Gintoki hasta dejarlo en las ramas, y lo empujó desde la espalda para que avanzara mas rápido. Por un momento su manos temblaron pero no le hizo caso omiso y dijo:

— Ya vete. No me causes mas problemas.

Una brisa muy fuerte sacudió los cabellos de ambos. Lo suficiente como para que el policía notara la triste mirada del contrario.

— ¿Eso es lo que dices después de todo el sacrificio que hice para buscarte?

Otro silencio inundó el sitio. ¿Realmente no había nada que decir al respecto? Su rostro bajó hasta encontrarse con el piso. Las botas negras que visualizaba a dos metros volvían hacia él, y sin preocuparse de nada. Sintió el golpe que quemó su mejilla, como si esperara tal acción.

— ¿Ni siquiera sabes como me siento y me tiras? ¿Eh? — El cuello de su camisa era amenazado, las manos del albino sudaban y temblaban también.

—...

— Me pones en una situación que por consecuencia cambia mi vida. Te vas como si nada. Y no me dejas decirte lo que ...lo que realmente...

—...

— ¡¡RESPONDE MALDITA SEA!! —

Definitivamente había estallado en ira.
Hijikata fue soltado poco después.

Mientras miraba el rostro rojo del albino, él todavía tenía su calma intacta. Daba igual lo que iba a decir, pero se
prometió ser cuidadoso con sus pensamientos... pensaba que todo era absurdo.

Alegría y TristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora