Capítulo uno.

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Levantarse se había vuelto casi una tortura para Tenten, más que nada por las grandes y oscuras ojeras que se acumulaban debajo de sus ojos, como fiel recordatorio de sus noches de insomnio y sufrimiento interno. No, no era lindo toparse con todas sus dudas existenciales a las dos de la madrugada.

Pero ella era una chica fuerte que no se dejaría caer ante sus fracasos amorosos o sus dudas existenciales, no ahora ni ―esperaba― nunca. Por lo que aún con sus músculos tensos y un fuerte dolor de cuello, se levantó de su cama arrastrando los pies sin ganas, porque casi podía escuchar la voz de Lee traladar en su cabeza con sus gritos de ánimo insensantes.

«¡Vamos, Tenten, enciende las llamas de la juventud y levanta ese ánimo!» Diría algo por el estilo o tal vez...
«¡Deja que la pasión te eleve!»

Rió entre sus pensamientos al pensar en su rostro o las emotivas lágrimas surcar sus mejillas, ese chico si se tomaba las cosas muy enserio. Siempre con su gran sonrisa y ese pulgar alzado demostrando que todo estaba bien. Tenten ama esa actitud, no hace falta volver a decirlo, pues es lo que más atrayente le parece del chico; sus ganas de salir adelante y toda esa jovialidad que parece desprender con naturalidad. Aunque también podría hablar de gran sonrisa la cual le causaba pequeños hoyuelos en sus suaves mejillas, ¿serían más suaves de lo que siempre había imaginado? Anhelaba poder tocar sus pestañas con las puntas de sus dedos, trazar sus facciones con delicadeza...

¡No!, ¡Ella no debería estar pensando en eso, por dios! Sintió el bochorno subir directo a sus pomulos, bañando su rostro en un intenso rojo. Era vergonzoso estar pensando en esas cosas. ¡Inaceptable!

Suspiró y decidió tomar un baño para despejar su mente, pues parecía que ahora iba a divagar con más facilidad, con lo que tenía ya al tener a Neji sobre ella sermoneando sobre su concentración. ¡Lo sabía! Pero no podía evitar andar en las nubes tal cual Shikamaru, ahora lo entendía mucho; ver el cielo era relajante.

Otro suspiro se deslizó por sus labios al imaginar como su amigo castaño estaría riñendo si llegaba a ir tarde ―no era una cría, ¿bien?― aunque él estaba un poco más atento a sus movimientos, lo notaba aunque el mismísimo Neji creyera lo contrario; era más que obvio, el chico de por si tenía una mirada penetrante y ahora venía a observarle con descaro, como si buscará el más mínimo ápice de fallo en ella para soltar sobre su persona ―o al menos así lo veía Tenten.

¿O sería ella la que estaba imaginando cosas? Tal vez... después de todo apenas habían pasado un par de días de que hizo aquélla pequeña escena frente a su amigo y la vergüenza inundaba sus mejillas, porque había sentido por fín toda la pena una vez que llegó a casa y pensó las cosas mejor.

Ella había llorado en brazos de Neji. En brazos de ese frío y calculador chico, que podría ver su reacciones como patéticas y inmaduras.

Pero sorpresivamente él sólo la tomó entre sus brazos y le dio ánimo, ¡incluso le dio caricias en la espalda!

―Qué vergonzoso... ―susurró, saliendo así de la ducha con una toalla cubriendo su cuerpo y se dispuso a ponerse su ropa.

Tenía que admitir que Neji tomo muy enserio su papel de mejor amigo a su lado, pues la trató con mucho tacto cuando ella lo necesitó. Él era tan bueno, pensó.

¡Él definitivamente era el peor!

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¡Él definitivamente era el peor!

―¡Paremos un poco, Neji!, ¡No puedo más! ―suplicó por tercera vez, a la vez que esquiva un shuriken.

―Yo aún puedo seguir. ―fruncio ligeramente el ceño y ella soltó un quejido inconforme.

No tardo en unirse el niño del espandex verde, con una enorme sonrisa burbujeante que hizo tiritar en su lugar a Tenten, porque joder, él era tan intenso al entrenar.

Y eso no siempre era malo, sólo para su corazón.

―¡Vamos Tenten, levanta ese ánimo y hagámoslo con el triple de esfuerzo! ―levantó sus pulgares y ella pudo casi morir con un kunai de Neji cuando vio a Lee soltar una de sus encantadoras risas.

¡Era trampa si venía a encantarla con su carita y lo pedía con sus grandes ojos!

―Bien, sigamos... pero después quiero descansar. ―inflo sus mejillas un poco malhumorada y resignada a continuar con la jornada impuesta por Lee, tomó su pergamino para así invocar sus armas. 

Definitivamente ellos no tenían ni una pizca de tacto con ella.

Y de esa forma su pequeña prolongación se convirtieron en otras dos horas de entrenamiento sin descanso y entre esquivar los ataques de Neji lograba quedarse sin aliento, porque él había mejorado mucho. Bueno, los tres habían mejorado muchísimo, pero siempre sería difícil llevarle la contraria al genio de Neji ―según Lee.

Y justo cuándo creyó que podía caer rendida del cansancio directo al piso, Neji la sostuvo de los hombros y le dedicó una muy ligera sonrisa. ―Buen trabajo, Tenten

Ella sonrió de forma boba, más que nada por el cansansio y llevó una mano a su frente para remover el sudor, aún con las manos del castaño sobre sus hombros.

―Igual, Neji. Eres muy bueno.

Y justo soltó sus hombros, dejando un hormigueo en la zona.

Lee aún seguía impaciente por más entrenamiento junto a su equipo, pero al ver que los dos estaban sentados ya a la sombra del árbol más cercano, decidió acercarse y echarse sobre el pasto a su lado.

―Ese fue un muy buen entrenamiento, chicos. Pero espero que mañana hagamos tres veces más que ahora. ―el chico de cejas gruesas sonrió con entusiasmo y escuchó a Neji suspirar con cansansio ante sus palabras.

―Como si fuera posible... ―susurró la chica dando un pequeño golpe en la cabeza de su amigo, haciendo que este diera un ligero quejido seguido «Pero, Tenten...» ahora sus ojos, sus malditos ojos, pensó tan extasiada de dulzura que tuvo que voltear a una dirección diferente.

Definitivamente no podía verlo, no cuando sentía su corazón apunto de explotar con cada acción del chico a su lado.

Tenten estaba totalmente flechada de Lee, era un hecho.

―Lee, creo que hace un rato escuche que Naruto te estaba buscando. ―Neji habló después de algunos minutos de silencio. El azabache dirigió su vista hasta él, con total atención que antes era depositada en la chica― algo sobre Sakura.

Y como si de un hechizo se tratara, Lee se levanto de un tirón y corrió hasta los adentros de Konoha. Casi se podían ver los corazones flotar a su alrededor.

Tenten sintió un peso hundirse en su estómago, esa sensación de incomodidad la estaba dominando nuevamente. Quería llorar por ver la reacción inmediata de Lee, pero al mismo tiempo sentía que era sumamente tonto. Su cabeza era un desastre y su corazón trono en un inaudible break pero no, no volvería a dejarse llevar.

Así que aún sintiendo la mirada perla de Neji clavada en su espalda; se levantó de su lugar, sacudió su ropa con una fina y falsa sonrisa en cara y caminó sin más a su casa.

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Curando heridas. |NejiTen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora