¿Volverás a mí? → Christofer Drew

21.- Oportunidades

- ¿Qué haces tú aquí? -preguntó Vic-

- Vengo por Luna, ¿no es obvio? -respondió de mala manera Christopher-

- ¿Quién te dejó entrar? -dijo ella desconcertada-

- Eso no es lo que importa -respondió más calmado-

- Creo que estoy sobrando. Adiós bella, cualquier cosa me llamas -besó la mejilla de Claire y salió de allí-

- ¿Bella?, ¿sólo un beso en la mejilla, Claire?. Que fría eres con tu novio, pequeña Claire  -se burló-

- ¿Qué es lo que quieres? -preguntó fríamente-

- Ya se lo dije al simio que estaba contigo hace unos minutos. Vengo por MI hija -enfatisó-

-¿Crees que tienes derechos sobre Luna luego de todo lo que pasó? -escupió con rabia-

- Ese no es el tema. Ella es mi hija, yo soy su padre, la amo y nos necesitamos. El pasado ya pasó, Claire. Soy inmaduro, lo sé, pero soy su padre y estaré con ella te guste o no -respondió serio-

- Las cosas no resultan así de fáciles, Chris -se sentó y tomó su cabeza con ambas manos-

- Clai, no dije que era fácil. Sé que para ti es injusto que yo llegue a tu casa, o casa de un señor que me dice ser tu padre, y te diga que quiero estar con Luna. Lo entiendo, pero es mi hija, Claire, no puedes negarme estar con ella. No pido que vuelvas conmigo, pues sé que todo terminó entre tú y yo, pero Luna es mi hija y eso no cambiará -se sentó junto a ella intentando calmarla y hablando rápidamente-

- ¿Cómo supiste que estaba aquí? -le miró por primera vez a los ojos luego de tanto tiempo sin siquiera ver su rostro paliducho-

- Hayden fue a hablar conmigo esta mañana. Me contó todo sobre ti, sobre la pequeña, sobre tu padre y tu nueva familia. Luna es hermosa, sus ojos son tan lindos como los tuyos, su cabello es lindo y su nariz pequeñita como un ratón. Aún no logro entender cómo pude ser tan idiota y dejarte en el momento más importante. Me hubiera encantado mostrar con orgullo las fotografías de mi hija en las redes sociales, o a alguien cuando esté esperando en la consulta del médico. Fui un idiota muy inmaduro, pero creo que todos tenemos una segunda oportunidad en la vida ... Tu madre siempre nos decía eso, ¿lo recuerdas? -sonrió con nostalgia y miró al cielo-

- Recuerdo cuando me rompieron el corazón por primera vez y ella sólo me abrazó y lloré en sus piernas hasta dormirme. Era genial, todo en ella era perfecto. Supongo que, si estuviera ahora con nosotros, me ayudaría a entender muchas cosas que tiene que ver con Luna -mencionó-

- Pero, al menos, estoy yo -dijo sin pensarlo él-

- ¿Quieres verla? -le propuso-

- Es lo que he querido escuchar todo este tiempo -sonrió-

- Vamos -se puso de pie y caminó invitando a Chris hacia el interior de la casa-

Emprendieron camino hasta llegar a la escalera principal de la casa, subieron mientras las miradas de todos se impregnaron en ambos. Subieron en silencio, Christopher miraba hacia todos lados, la casa era bastante grande y llamaba la ateción que todas las puertas tuvieran un nombre, signo o color que las diferenciaba de las otras. Llegaron a una puerta blanca que tenía una "C" de color dorado en ella. Claire abrió la puerta con lentitud, cosa que descontrolaba a Christopher, pues, sentía más que nervios, sólo quería ver a la pequeña que yacía en ese lugar. Quería verla, cargarla, sentirla, mimarla, decirle cuando la amaba y hacerla sonreír como nunca nadie lo había hecho. 

Cuando ella al fin abrió por completo la puerta de su habitación él palideció, caminó con rapidez y llegó hasta la cuna que se encontraba en medio del lugar y se encontró con los ojos más lindos que en su vida había visto. Era hermosa, era tierna, era radiante, era suya, era su hija, su pedacito de alma, su vida en palabras simples. 

La cargó durante unos minutos y ella, al parecer, lo reconoció, con sus manitas tan pequeñas y suavecitas comenzó a recorrer el rostro de su padre, secó algunas lagrimillas rebeldes y alocadas que escaparon sin respeto alguno  de sus ojos pardos y profundos. Sin duda alguna, esta era su oportunidad de comenzar una nueva etapa de su vida. La paternidad en soltería.