39.- Tenía razón

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La mirada de Claire estaba completamente perdida en las estrellas, sus palabras ya estaban gastadas con el tiempo y no hacía más que pensar en todas las veces que Christopher le había fallado, cuántas veces dijo que cambiaría y sería un buen hombre, cuántas veces juró no cambiarla por ninguna y cuántas veces se quedó dormida mientras soñaba despierta con que Chris descansaba a su lado. Cuántas promesas e ilusiones rotas. 

El balcón del nuevo apartamento era grande, no estaba amoblado, pero era el lugar perfecto en donde la rubia podría desahogar sus males y pensar en las palabras y promesas que había hecho Víctor, aquel moreno de ojos hermosamente seductores y hábiles para dejarla sin aliento. 

Luego de la pequeña discusión que tuvo con Christopher, él salió de su nuevo hogar azotando la puerta, por poco no se la lleva consigo. 

El cigarrillo que tenía en mano estaba a punto de consumirse y terminaría quemando sus dedos, pero eso a ella no le importaba, sólo podía pensar en Víctor. ¿Qué pasaría si ella se iba?. Tal vez y con el tiempo llegaría a amarlo, tal vez podría verlo con los ojos que alguna vez vio a Christopher, tal vez él sí sería el padre ejemplar que Luna necesita y tendría la familia feliz que ella jamás tuvo. ¿Qué le aconsejaría su madre en este gran embrollo?. 

Tomó su iPod, del cual se escuchaba la melodiosa balada Easy de Faith No More y caminó en silencio hacia su habitación. Si tan sólo esto fuera fácil. Ni Dios sabe cuánto daría Claire porque tomar su decisión fuera fácil. 

- Claire - alguien trataba de despertarla y, para lograrlo,  movía a la rubia -

- ¿Qué hora es? - preguntó Claire tallando sus ojos cuando el sol azotó en ellos -

- Ya son las dos - respondió Alana mientras se sentaba al lado de su adorada prima -

- ¿Y Luna? - Alana la miró con una mueca extraña -

- No la vi cuando entré. Supongo que Chris salió con ella - sonrió tranquila, pero Claire no -

- Mierda. Espera aquí - la rubia salió de la alborotada habitación y caminó, esquivando las cajas de la sala, hasta que encontró su iPhone y marcó aquel número que sabía de memoria -

- ¿Si? - se escuchó desde el otro lado de la línea -

- ¿Dónde está Luna? - trató Claire que en su voz no se notara el enojo que llevaba dentro -

- Estamos donde mi madre - contestó un tranquilo Christopher -

- ¿A qué hora la traerás? - el alma había vuelto al cuerpo de la chica -

- Cuando se me de la gana y espero que el simio ese no esté en mi casa - la sangre tiñió las mejillas de Claire y sus ojos demostraban rabia -

- Pues quédate con tu estúpida casa. Voy por Luna - sentenció la rubia y colgó la llamada -

- ¿Qué pasó?, ¿por qué están enojados? - Alana entró y vio a su prima con las manos en su rostro -

- No pasa nada - susurró Claire -

- ¿Qué pasó anoche, Clai? - preguntó su prima preocupada -

- Nada. Iré a darme una ducha, debo ir a casa de Nancy por Luna - explicó la rubia y caminó hacia el baño -

- Pero dime, siquiera, qué pasó -pidió Alana impidiendo que la rubia siguiera su camino -

- ¡Nada, Alana! - alzó la voz desesperada Claire y Alana dio un pequeño saltito -

- Ok ... lo siento - fue lo único que la prima de la rubia pudo articular en ese momento -

- No hay problema - se limitó a susurrar Claire -

- Iré a casa, decidí volver a trabajar y venía a contártelo - sonrió sin ánimos una herida Alana -

- Oh, eso es genial - no habían palabras para Claire, en ese momento se sentía terrible -

- Adiós - Alana se marchó en menos de lo que canta un gallo -

- Mierda - maldijo Claire por lo bajo y siguió su camino hacia el baño -

El agua fría ayudó a despejar la mente de aquella rubia indecisa. Al terminar de vestirse con un pantalón negro ajustado, una blusa de manga larga blanca y un par de Vans de Star Wars que Taylor le había regalado; recogió el desastre que había hecho en la habitación que debía compartir con Christopher, desenredó su cabello, alisó aquellos rizos desordenados, tomó su abrigo, un gorro, dinero, uno de sus bolsos más grandes lleno de ropa de Luna y ella y salió del apartamento a buscar un taxi.

El taxi llegó a su destino y la mujer bajó de él. 

Uno.

Dos.

Tres.

Tocó la puerta de esa gran casa con la respiración agitada y los nervios de punta. 

Una de las muchachas del servicio abrió la puerta y la acompañó hasta el estudio, seguramente Luna estaría jugando con Nancy. 

Abrió la puerta y sintió como los tonos de su piel se esfumaban y ella parecía un trozo de papel. 

Brittany con Luna en sus brazos.

Ahora sí que Christopher estaba en problemas. 

- ¡Mami! - balbuceó la niña esbozando una dulce e inocente -

- Suéltala - la seriedad de Claire dejó helada a Brittany, quien estaba a punto de decir uno de sus tan habituales comentarios de mal gusto contra la prometida de Christopher -

- Sólo estaba jugando con ella - fue lo único que salió de la boca de la castaña -

- Dámela - la madre de la niña tomó con cuidado a su pequeña e ignoró a la mujer que tenía en frente -

- Oh, cariño, has llegado - Christopher apareció cerrando la puerta de aquel lugar -

- ¿Qué mierda pretendes? - susurró Claire enfadada -

- Sólo sígueme la corriente - susurró sonriendo falsamente -

- ¿Me dirás por qué me has llamado, Chris? - preguntó la castaña jugando con un mechón de su cabello -

- Quiero que le cuentes a Claire sobre nuestra amistad, Britt - y ahí llegó el serio Christopher Ingle -

- Oh, claro. Nos conocimos en una de las giras de la banda, nos hospedamos en el mismo hotel y ... - el timbre interrumpio a Brittany -

- Ya regreso - anunció Christopher saliendo haccia la sala -

- Claire - habló Brittany -

- ¿Sí? - preguntó indiferente la rubia con su hija en brazos -

- El sexo con Chris es increible, no sabes lo bien que lo hemos pasado este tiempo a tus espaldas - sonrió con sinismo -

- ¿Qué has dicho? - preguntó incrédula la rubia -

- Lo que has oído, nena. Ten - respondió la castaña entregándole su teléfono, el cual mostraba una fotografía que jamás había visto de Chris durmiendo con sólo una sábana cubriendo sus tatuajes -


El ruido que hizo el iPhone al caer y destrozar su pantalla en el suelo se escuchó en donde estaba Christopher, quien corrió de vuelta al estudio de su madre y chocó con Claire, quien lo ignoró y salió de la casa tan rápido como Usain Bolt.

Estaba claro. 

Víctor tenía razón. 

¿Volverás a mí? → Christofer DrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora