Tres ☕️

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Cuando TaeHyung se mudó a Seúl, se llevó una sorpresa al ver lo bello que era.

Su vida había cambiado en ciertos aspectos desde que decidió dejar Daegu, el lugar donde creció. Sin embargo, no se sentiría arrepentido jamás, a pesar de que no todo ha sido fácil para él.

Tuvo que encontrar un empleo de inmediato si no quería morirse de hambre. Sus padres sólo se habían comprometido a ayudarle con su departamento, el mantenerse quedaba a cargo de él. No podía quejarse.

Fue así que comenzó a buscar y buscar, hasta que dio con una cafetería, que a simple vista le había agradado muchísimo. Luego de hablar con el encargado, fue contratado. Casi inmediatamente, pues vieron que tenía todo aquello que veían necesario en alguien, ¿qué decirles? Así es.

Aún con eso no fue pan comido ya que los primeros días cometía un error tras otro. Sin embargo, con el pasar de los días corregía cada uno de ellos, y además, por su carita le perdonaban todo.

—Taehyung —Escuchó que le hablaron y volteó para dar cara a su hyung.

—¿Sí, Yoongi Hyung?

—Ohhmm...—El de menor estatura carraspeó un poco y viró los ojos.—Yo quería preguntarte si tú, de casualidad, ¿sabes quién es el chico pequeñito y rubio que vino ayer?

La memoria de Tae es horrible, tan así que los nombres que le acaban de decir se le olvidan en un santiamén y los rostros no se le graban del todo al inicio.

Pero claro, siempre podía haber una excepción. Porque si bien no sabía la identidad del chico del que su compañero hablaba, sí recordaba su rostro y su contextura. Y no precisamente porque le haya echado el ojo a él, más bien se lo echó a su amigo, el de ojitos brillantes y dientes cual conejo.

Él no era nada tonto; notaba las intensas y pesadas miradas de aquel chico. También sentía su nerviosismo al cruzar palabras con él, e incluso le resultaba tierno. Pero nada le garantizaba que el chico siguiera yendo a esa cafetería, no le garantizaba que no se aburriera del menú, o del ambiente, o de la ubicación o de él, o de... ¡No, demasiada paranoia!

Taehyung a veces resultaba ser paranoico en pequeña medida. Pero, si es que puede y debe haber una justificación, ésta sería el hecho de que sus malas experiencias en el pasado no le permiten pensar con optimismo y claridad. Su corazón, previamente herido, le hace ser un cúmulo de inseguridades, y es terrible.

Quizás debería confiar un poco más, debería de tomar las cosas con más ligereza, pero eso es algo que le es muy difícil permitirse.

—No, ni idea, bro—Dijo y se cruzó de brazos, cerrando levemente los ojos—. Y tú, ¿para qué que quieres saber eso?—Miró, cuestionando.

—Porque se me hizo conocido, y ya.

—Esas mentiras son aún más malas que las que me decía mi ex.

—Y aún así te las creíste —Dijo y sonrió socarrón.

—Buena jugada, bro, buena jugada—Admitió, señalándole con su índice y fingiendo secar una inexistente lágrima con su otra mano.

—Entonces no sabes quién es —TaeHyung negó en respuesta.—Bueno, ni cómo hacerle. A ver si vuelve.

—Yaaa, y si vuelve, ojalá que sea con su amigo.

—¿Su amigo?—Tae afirmó repetidas veces moviendo la cabeza. Se dirigieron a atrás de la barra con sigilo —Kim, ¿te gustó su amigo?

Las mejillas de Tae se encendieron y no pudo evitar evadir la mirada de Yoongi. ¿Qué era esto? ¿Un shoujo?

➸ Coffee | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora