—¡Ah! ¡Qué maldita suerte tengo!
Jungkook había empezado el día con el pie izquierdo.
Si algo era totalmente cierto era que Jeon Jungkook tenía una suerte del asco.
No era una exageración; supo desde su niñez que su futuro estaría plagado de experiencias nada agradables. Era capaz de contar decenas de situaciones infortunadas que empezaban incluso desde antes de tener tan solo un año de edad, y con mencionar que la primera fue cuando su propia madre lo dejó caer al piso— en un gran descuido— se puede imaginar cuántas cosas similares tuvo que vivir el pobre muchacho. A él le avergonzaba demasiado cuando en las reuniones familiares se dedicaban a recordar y señalar cada uno de sus accidentes, y la incomodidad junto con la vergüenza siempre terminaban apoderándose de su mente.
Y es que, él estaba seguro de que a nadie podría resultarle verdaderamente gracioso estar en su lugar. El simple hecho de oír cuando su madre compartía la vez en que un grupo de perros lo persiguieron hasta lograr morder sus pantalones y dejarlo casi en ropa interior, ya lograba que su cara se tornara roja y se viera obligado a reír para aparentar que no deseaba decirles que cerraran la boca.
Conforme pasaban los años iba acostumbrándose a vivir con ello y cada vez le importaba menos e incluso él mismo lograba a veces reírse de algunas desgracias. Pero de igual forma aprendió a no dejar que lo hicieran el blanco de las risas y burlas sin hacer algo al respecto. Siempre buscaba la forma de vengarse sin verse enojado, aprendió a usar el sarcasmo y a insultar de forma discreta.
Volviendo a la desafortunada situación actual del joven...
Ese día había comenzado con una quemadura con agua hirviendo al hacerse su propio café en casa, después tuvo que lidiar con un hombre prepotente en su trabajo, luego pisó popó de perro mientras caminaba "tranquilamente" por la calle y para finalizar, la lluvia empezaba a aparecer, y el pelinegro no llevaba consigo un paraguas.
Entonces, lo mejor que se le ocurrió fue entrar a la Cafetería de "TaeHyung el Chico Precioso e Inalcanzable que fácilmente podría ser un ángel". Sí, así le llamaba él.
Probablemente un delicioso café y la sonrisa del pelirrojo podrían hacer que olvidara el hecho de que su día no iba nada bien.
Se sorprendió al ver a Jimin en una de las mesas del establecimiento. El rubio jugueteaba con los anillos en sus manos, mientras silbaba una canción que parecía no ser conocida por él. Jimin era una persona realmente tierna, y a la vez, podía tener un lado demasiado seductor, y Jungkook realmente creía que no podría haber persona en el mundo que opinara lo contrario.
Se dirigió a la mesa de su amigo a pasos sigilosos, buscando asustarle, pero no tuvo éxito puesto que Jimin volteó y lo descubrió en la hazaña.
—¡Alto ahí, loca!—Pronunció Park haciendo que sus manos simularan una—pequeña y tierna—pistola, apuntando hacia su amigo.
Jungkook puso las manos en alto riendo suavemente.
—Oh, me descubrió, Señor Policía. Arrésteme.—El castaño tomó asiento.
—Ah, hay cosas que no cambian.—Rió, recordando la vez en que le contó a Jungkook que le hubiera gustado ser un policía y este le respondió con un "arréstame".
—Por supuesto. Ah, cierto, ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Acaso... ¿Quieres robarte a mi amor platónico?—Entrecerró los ojos y apuntó con su dedo índice al otro, mirándolo interrogante.
—Tal vez, me dio curiosidad y quise ver con mis propios ojos al chico que te tiene babeando. Y bueno, lo logré, ya lo he podido ver.—Sonrió y sus ojos se achicaron, haciendo que éstos se vieran como dos lineas.
—¿Y? ¿Te enamoraste de él? Porque si es así me temo que tendremos que iniciar una guerra para ver quién es digno de tener su coraz...—Jimin lo interrumpió con una risa.
—No, no, no. No me enamoré de él. Acepto que son ciertos todos y cada uno de los adjetivos con los que lo describes.—Jungkook se sonrojó al recordar que usaba palabras como "perfecto", "etéreo", "irreal" o "precioso" cuando hablaba de Kim TaeHyung.—Pero... no es mi tipo.
El menor se sintió aliviado. Era tonto de alguna forma, pero sí temía que Jimin pudiera desarrollar gusto por la misma persona que él, ya que sabía que cuando eso ocurría no siempre terminaba de la mejor forma. Por ello, pudo calmar su poca ansiedad.
—¿Sabes quién sí es mi tipo?—Jungkook ladeó la cabeza, dándole a entender a Jimin que quería saberlo.—Ese chico lindo de allá.—Señaló con el dedo al susodicho.
El muchacho tenía el cabello color menta, portaba unos lentes que le hacían ver muy cool y vestía una sudadera negra. Su piel era bastante blanca y sus facciones eran muy bonitas, pero él mantenía un semblante serio. Se encontraba de pie, detrás de la barra y Jungkook entendió que también trabajaba allí, con TaeHyung.
—Oh, sí es bastante lindo. ¿Por qué no vas y le pides su número?
—Me intimida un poco, ¿sabes?—Suspiró.—Parece ser que ésta cafetería tiene como requisito para trabajar aquí que debes ser hermoso e inalcanzable. Qué frustrante.
—Jimin, ¿desde cuándo tú tienes vergüenza de algo?—Jimin lo miró un poco ofendido.—Lo dije sin intenciones de ofender. A lo que me refiero es a que tú no muestras pena al hacer algo.
—Bueno, que no lo demuestre no significa que no la sienta o que no la tenga después de hacer ese algo.—Jungkook lo miró dubitativo, nunca se había puesto a pensar en eso, y se dio cuenta de que su amigo estaba en lo cierto. El hecho de que no lo demuestres no significa que no lo sientas.
—Cierto... Bueno, pienso que ambos nos quedaremos frustrados, sin conseguir aunque sea una mínima oportunidad con estos chicos.
—No. Realmente no pienso quedarme así, en alguna ocasión le pediré su número. Al menos pude ver que se llama Min Yoongi, veré si lo encuentro y lo stalkeo en Facebook o Instagram. ¿Inteligente, no?
—Ah, bastante.
Jimin pudo jurar que los orbes de su amigo cobraron un tierno, asombroso y un poco gracioso brillo cuando divisó que el pelirrojo se acercaba a la mesa en que ambos estaban situados.
Jungkook sintió su corazón latir más rápido al ver a TaeHyung, dirigiéndose en delicados pasos que incluso veía en cámara lenta. Nunca podría cansarse de ver ese lúcido rostro.
—Hola, buen día. ¿Van a pedir algo?—Sonrió. Las emociones de JungKook se veían realmente afectadas cada vez que su amor platónico le brindaba el privilegio de verle sonreír.
—Ahmmm...—JungKook expresó.—Yo pediré un Café Latte, por favor.
—Y yo un Espresso, por favor.—Jimin manifestó su pedido con un tono amable.
—En seguida los traeré.
—Gracias.—Dijeron al unísono, pero una de las voces sonó más embelesada.
—Sí, necesitaba observar cómo te pones al verle.
Jeon se sonrojó.—Agh, no te burles, Park.
Mientras esperaban por sus bebidas decidieron parlotear sobre unas cuantas cosas triviales, dándose cuenta de que realmente para ellos cualquier tema era bueno para conversar.
La espera terminó y TaeHyung volvió con el par de tazas, situándolas en la mesa de madera.
Las tazas, humeantes y apetecibles a simple vista estaban ya puestas frente a cada uno de los individuos, haciendo que la cálida y rica esencia se adentrara en sus narices.
Ambos agradecieron al especial muchacho y éste se retiró, llevándose un suspiro por parte del menor de los tres.
Jungkook elevó las comisuras de sus labios, formando una bonita sonrisa, cuando vio que en su Café Latte había un corazón dibujado.
Tal vez... su día no había sido tan malo.
ESTÁS LEYENDO
➸ Coffee | KookV
Fanfiction❝Eres un Caramelo Macchiato. Tu aroma es todavía dulce en mis labios.❞ ❝Eres más cálido que el aroma del Caffe Latte. ¿recuerdas ese sentimiento?❞ A Jungkook le encanta el café. A Jungkook le encanta ir a la cafetería. Pero más le encanta, encontrar...