No puedo seguir estando más en ese lugar, por lo que opto por irme. Decido tomar un camino diferente al que tradicionalmente transitábamos. Llueve a cántaros y no me importa. La lluvia me gusta y me hace bien... cuando no me hace acordar a ti. De la nada una mujer sale corriendo debajo de un techo y, al pasar por mi lado, se va con una cara que expresaba que alguien vio un fantasma. Y la apoyo, si eso era lo que pensaba. Seguramente, a simple vista parezco una chica muerta en vida por un amor que no valió la pena. Un amor que logró que demostrara ser fuerte, aunque de a ratos me debilitara demasiado como en estos momentos.
Mis pies vuelven a traicionarme y me llevan a ese lugar que nunca quise volver a pisar desde ese horrible día. Quedarme allí estancada no me ayuda. Pero no puedo moverme. Además las lágrimas caen con más frecuencia, que se me está haciendo imposible ver, sumado a que mis sollozos hacen eco en la fría noche…
Hacía mucho frío y me habías prestado tu saco para que me abrigue. Nos habíamos escapado de la fiesta porque nos aburríamos y, además, porque queríamos un momento para nosotros solos. Todavía quedaba un tramo para llegar hasta mi casa, pero íbamos abrazados y tranquilos. Mientras cruzábamos esa carretera donde nadie pasaba, comenzó a llover. Primero fueron unas simples gotas, pero luego el agua comenzó a caer más y más fuerte.
—¿Me concede esta pieza, Señorita? —preguntaste tendiéndome la mano.
—No hay música.
—Oh, sí que la hay. El ruido que genera el repiquetear de las gotas contra la superficie es música para nuestros oídos.
Tomé tu mano y me acercaste a tu cuerpo, para agarrarme de la cintura. Coloqué una mano en tu hombro y la otra en tu otra mano y comenzamos a bailar mirándonos a los ojos. Volví a perderme en tus ojos azules y volví a sentir cómo desaparecía todo —aunque no había casi nada a nuestro alrededor— y sólo éramos tú y yo. De un momento a otro frenaste y en tu mirada vi una completa sinceridad cuando pronunciaste esas hermosas palabras.
—Lizzie, tengo que decirte algo —esperé a que continuaras—. No sé ni cómo ni cuándo empecé a sentirme de este modo, pero lo que siento por ti no lo he sentido por nadie hasta ahora. Te amo, Lizzie. Te amo como nunca amé a nadie en el mundo —mi corazón quiso salir de mi pecho en esos momentos. Todo lo que alguna vez quise escuchar me lo estabas diciendo en esos momentos.
—También te amo, Niall. Desde el primer momento en que te vi en la cafetería.
Sin importarte nada, agarraste mi rostro con ambas manos y me besaste cómo nunca antes alguien lo había hecho, Por primera vez en mi vida, sentía que me besaban con amor. Te separaste, me miraste, sonreíste y volviste a besarme, para luego levantarme en brazos y terminar corriendo para llegar lo antes posible a mi casa.
Trato de que la cicatriz que se ha vuelto a abrir en mi pecho no me dañe cómo lo hacía antes. Corro en cualquier dirección para salir de ese lugar. Ese lugar maldito que una vez me hizo la mujer más feliz de la vida y que luego de ocho meses me hizo la mujer más desdichada del planeta.
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Memories (Niall Horan)
Fanfiction{TERMINADA} Lluvia. Algo típico de Londres. A Lizzie siempre le encantó la lluvia, hasta que Niall llegó a su vida e hizo que cada vez que lloviera lo recordara como el fuego le quemaba la piel. ¿Saldrá viva de esa tormenta?