La mañana era fresca.
A Guillermo le encantaba abrir la cafeteria desde las 6 a.m, le encantaba el olor fresco que traía una mañana.
Siempre desayunaba en la cafetería antes de abrirla, el dueño le permitía comer los ricos croissant rellenos de crema de avellana con su café latte de vainilla por abrir la tienda tan temprano. Era como una paga extra.
Pero al principio no le gustaba.
Guillermo se había guardado un secreto por mucho tiempo y no pensaba guardarlo más.
Había descubierto su homosexualidad cuándo entró un chico nuevo a su salón y este le había parecido lindo. Él pensaba que era normal puesto que el muchacho era guapísimo, ojos verdes, cabello castaño y una sonrisa hermosa.
Todo se fue complicando cuando el muchacho se hizo su amigo y lo invitó a su casa a jugar videojuegos, nada raro para un par de mocosos de 16 años.
Rubén, el nombre de su amigo, sacó una botella de tequila cuando sus padres los dejaron solos y todo empeoró. De un momento a otro ambos estaban ebrios y Rubén le robó su primer beso a Guillermo.
A ambos les gustó y terminaron por tener una relación que no duró más de dos semanas, era tan raro puesto que se llevaban muy bien como amigos y decidieron que mejor se quedarían con ese título antes de arruinarlo con una relación amorosa.
Rubén se había hecho su conciencia. Lo conocía tan bien que solo con ver las expresiones del pelinegro sabía lo que pasa por su cabeza.
Ambos se descubrieron viendo a los mayores de tercer año y no exactamente a las chicas. Al menos por parte de Guillermo. Pronto se vió pensando en un chico rodeándolo con sus brazos y repartiendo dulces besos en sus abultadas mejillas.
Se sentía incómodo cada vez que sus padres le preguntaban por alguna novia o lo obligaban a salir con la hija de algún socio o amigo cercano. Sus citas parecían más una salida casual con una amiga.
Ahí fue cuando recurrió a su prima Lana.
Lana era mayor que Guille por 4 años, estudiaba para ser estilista profesional por las mañanas mientras que en las tardes trabajaba en una cálida cafetería. Su amada prima vivía sola desde que empezó la universidad, ella era de L.A, California y había venido hasta Andorra por el instituto de belleza, claramente lo visitaba en navidades o año nuevo incluso algunas veces Guillermo fue a Los Ángeles. Confiaba mucho en su prima, podría decirse que siempre se trataron como hermanos y decidió contarle su oscuro secreto.
Como lo esperaba, ella no lo juzgó y lo aceptó tal y como era pero sabía que sus padres lo odiarían por amar a alguien de su mismo sexo. El pequeño lloraba con su prima cada vez que lo obligaban a salir con una mujer, él amaba mucho a sus padres y no quería que lo juzgaran. Lana, al ver tal sufrimiento en su primito, le recomendó guardarselo por un tiempo mientras terminaba el bachillerato, tendría 18 años y si pasaba algo podía irse a vivir con ella.
Tal y como le aconsejó Lana, terminó la preparatoria con excelentes calificaciones y confesó su atracción por los chicos a sus padres.
No lo tomaron como él esperaba, sabía que sus padres eran homofóbicos y que lo más probable era que lo corrieran de su casa. Pero el de verdad tenía fé que sus padres lo amaran de todas formas por ser hijo único.
Que equivocado estaba.
Empacó todas sus pertenencias llorando y salió rumbo a el departamento de Lana. Ella lo recibió con todo gusto y lo consoló durante toda la noche.
Después de tres días, Guillermo se sentía culpable por no aportar nada a la casa de Lana, solo lloraba y lloraba mientras comía helado de galleta. Ella le había dicho que bastaba con hacer la limpieza de su departamento ya que ella no tenía tiempo entre la universidad y el trabajo pero él no se sentía cómodo.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Agonía ||Wigetta
FanficLa palabra siempre no tiene futuro. Ésta es la historia de dos enamorados; de cómo se conocieron y cómo vivieron en la incertidumbre si el destino los dejaría juntos.