Seis.

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— Si tutti il... cami... camino, lleva Roma, ¿cómo... salir de Roma? —reflexionó el italiano en un espantoso inglés.

— Francamente, me da igual —contestó Kate risueña.

— ¿Perché? Si voi no saber il camino, amore, nunca poder salir de aquí —dijo el hombre divertido.

Dos meses. Habían pasado dos meses desde su llegada a Roma. En ese corto período de tiempo, se había enamorado de la ciudad y del guapo romano que la observaba a través de sus enormes ojos negros.

— ¿Y quién dice que yo quiera salir de Roma, Enzo Tramontano?

Kate lo miró con amor, y le dió un tierno beso.

<<Ahora Roma es mi hogar. Tú eres mi hogar>> —pensó.

Enzo le devolvió el beso a la preciosa americana que le había robado el corazón, que pareció decir algo así como, "Y tú el mío".

En el corazón de la poesía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora