Eclipsis of Virgins

Demolition Lovers (Primera parte)

Eclipsis of Virgins

3

Demolition Lovers

(Primera parte)

Porque como también le tememos a lo desconocido. La curiosidad siempre viene de la mano del miedo.

—Lárgate.

El chico se veía como si hubiese recibido una bofetada.

—P-pero…—se atragantó con sus propias palabras se mordía el labio. Tenía la ropa desarreglada y todavía su barbilla escurría semen. El semen de Draco.

Suspiró cansinamente.

Era rubio, pero con rizos—ahora revueltos—, sus ojitos claros se veían decepcionados.

Le recordaba a él.

Sólo un poco. Y sintió asco de sí mismo.

Se subió los pantalones y con su máscara de frialdad se dirigió hacia el chico.

—Ni una palabra sobre esto, ¿escuchaste, mocoso? —Se da la vuelta, dispuesto a irse y olvidar que alguna vez conoció a ese niño con ojos brillosos que ahora parecían querer llorar.

Cuando, una mano se aferró a su brazo, deteniéndolo, y dándole la vuelta, para quedar enfrentado al chico, mientras que en una abrir y cerrar de ojos, unos labios acariciaron los suyos. Abrió enormemente los ojos. Casi ni tuvo tiempo de separarse, pues el chico salió corriendo.

Antes que desapareciera por completo su diminuta figura, Draco pudo notar el color carmín en sus mejillas.

***

Estúpido pendejo.

Ese chico, Colen o como se llamase, era un estúpido pendejo y Draco lo era aún más por si quiera permitir que esos labios suaves y finos tocasen su preciada polla.

Esos labios no se podían comparar con los de Potter, que eran mucho más carnosos, mucho más excitantes, simplemente más.

Draco no podía más. Algo andaba realmente mal con él. Todo le recordaba a Potter y por más que intentara deshacerse de su imagen, ya habían pasado dos días y Draco casi se corre con solo ver a Potter mordiendo una manzana.

Todo el tiempo estaba excitado (se sentía como un conejo), sabía que no podía soportarlo más. Y por mucho que había resistido a hacerse una paja, sentía su erección gotear.

Joder, estaba húmedo.

Y sus piernas flaqueaban todo el tiempo. Hasta que tropezó y hubiera caído si no fuera por Blaise que estaba a su lado y lo atajó entre sus brazos.

—Draco, ¿estas bien? —su voz detonaba preocupación. Pero Draco veía todo borroso y respiraba con agitación. Negó con la cabeza, sintiendo como los colores se distorsionaban. — ¿Quieres que te lleve a la enfermería?

Sus rostros estaban muy cerca y los labios de Blaise eran enormes. Ambos habían ido a ver el partido de Ravenclaw y Gryffindor, y Draco había decido ignorar los intentos de su amigo por agarrar su mano. Pero habían ido. Y Draco casi se desfallece del placer.

No se le había pasado por la cabeza que Harry Potter montando una escoba era igual a un Draco cachondo.

—No—dijo con voz entrecortada, sentía calor por todas partes—. Necesito que me folles.

El rostro de Blaise era digno de una fotografía. Sus ojos se abrieron a más no poder, mientras que boqueaba como un pez. Draco se hubiera reído de no ser porque estaba casi agonizando.