Demolition Lovers (Segunda parte)

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Eclipsis of Virgins

3

Demolition Lovers

(Segunda parte)

Draco miró sus manos por un largo tiempo, mientras ponía su mejor rostro inexpresivo, y su pecho se exprimía.

—Blaise…

—Déjame, ¿quieres?

Tragó saliva al mismo tiempo que apretaba los labios. Estaba comenzando a enfadarse. Nunca había sido especialmente paciente (de hecho, no lo era en absoluto) y estaba enfrentado en darle una paliza a Blaise o pedirle una explicación sin perder los estribos.

— ¡Deja de ser un estúpido y escúchame!

Ya estaba gritando. Genial. A este paso ambos iban a terminar castigados.

Blaise lo miraba como si no pudiese creer lo que estaba escuchando. Se lo veía indignado. Y lo único que Draco pensaba era, ¿cómo se atrevía?

— ¿Estúpido? —Escupió con ácido impregnado en cada sílaba, mirándolo como solía mirara a los Weasley o a los sangre sucias; Draco no lo iba a negar, esa mirada le dolía— ¡Yo no fui el que me desmayé mientras…!

Cortó la oración abruptamente, enrojeciendo un poco, luciendo como si tuviera una guerra dentro de su cabeza, él no dudaba de que así fuera, porque lo único que estaba diciendo eran idioteces. Idioteces que dolían. Porque, por todos los demonios, le estaba echando la culpa a él, ¡a él! Sólo porque no había logrado tener sexo con su fantasía frustrada.

Draco era sólo una fantasía frustrada. Porque, está bien que los Slytherins no eran muy demostrativos que digamos, pero ni siquiera le preguntó cómo estaba. Draco estaba bastante acostumbrado a que todo girara a su alrededor, pero él quería que todo girara a su alrededor exactamente como quisiera, de la manera que quisiera.

Ahora que lo pensaba con detenimiento ¿Acaso Blaise, su amigo de prácticamente toda la vida, el chico con quien, Draco había aprendido a sincerarse realmente, su supuesto 'mejor amigo', estaba reclamándole porque no correspondía sus sentimientos? ¿Porque no lo deseaba con la misma intensidad, por no decir con absolutamente ninguna intensidad?

Draco era un orgulloso empedernido, había hecho la vida imposible del Niño-que-vivió solo porque había rechazado su mano, mano que representaba su amistad, había intentado convertir su perfecta vida de oro y fama, en un infierno. Aunque admitía que no había sido sólo por orgullo, mayoritariamente sí. Pensar en lo vergonzoso que fue admitir que él se había desmayado (de cansancio le había dicho) mientras estaba con Blaise, ante el director, su propio padrino, ante incluso (¡maldición!) el trío dorado que no tenía nada que hacer ahí, pero que, como siempre, estaban metidos en todo. Lo que dijera la sangre sucia lo tenía sin cuidado, lo que pensara la comadreja le importaba tanto como los pelos del culo de Goyle, aunque supondría un inconveniente, pues repartiría el chisme (cosa que seguro ya había hecho) por toda la escuela. Y si bien había decidido que haría lo que le diese la gana, que haría enfadar a su padre como nunca, una cosa era decirlo y otra muy distinta era hacerlo. Se le retorcía el estómago de solo pensar en lo que la multitud entera de Hogwarts debía de estar hablando en estos precisos momentos. Mientras él, que se había sacrificado, estaba siendo acusado por no sentir atracción sexual hacia su supuesto mejor amigo.

Recordaba cómo el rostro le había ardido cuando pasó por al lado de Harry al salir del despacho. No había sido capaz de mirarlo—no después de esa confesión—, y estaba seguro de que no podría volver a hacerlo.

— ¿Mientras qué, Blaise? —Pronunció su nombre, no como solía pronunciar Potter (con supuesto desprecio), ni como llamaba a los sangre impura, no, simplemente siseó amenazadoramente, casi como si fingiera deleitarse con la palabra y escupiéndola al mismo tiempo. Y el efecto fue casi instantáneo. La cara de Blaise se transformó en horror.

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