6. Empanadas y Wattys de postre - Parte II

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Raia y Lucía tenían sus propios seleccionados, la mayoría mujeres. La espera terminó cuando en la pantalla gigante apareció el logotipo naranja de Wattpad Estudios. El auditorio gritó enloquecido.

—¡Ya empezóóóó! —gritaron los fans.

Y como en una cadena de sucesos, el glamour embargó el ambiente. Estrellas del mundo literario, así como representantes de la organización, desfilaron en la alfombra naranja.

—¡Los embajadores están llegando! —exclamó Lucía, señalando a una limusina—. ¡Ese de ahí es Joe, el embajador argentino. —Sus ojos se velaron de sincero amor y algo más—. El traje que lleva lo hace lucir sexy y los lentes le dan un toque de misterio. —Se mordió los labios, y en su mente imaginó escenas +18 con él.

Joe, como buen caballero, extendió la mano a sus acompañantes; una dama de rojo salió tras él.

—¡Rayos...! El vestido rojo que está usando Arasshá le queda de infarto. —Eduardo hizo una pausa para limpiarse la baba que le caía por la boca—. La abertura que tiene su vestido es tan, tan... sexi. —Estaba fascinado con ella que pensó hacer un fanfic en su honor.

La siguiente en salir fue una pelirroja de encanto arrebatador, bendecida con el más auténtico sabor puertorriqueño. Traía puesto un vestido negro de cola, exquisito.

—¡¡Aaaaah, Lynn!! —Raia se puso histérica al verla—. ¡La reina de la noche! ¡Soy tu fan número uno! —le gritó a la pantalla—. ¡Quiero hacer lo mismo que tú cuando sea grande! Excepto beber sangre, lo cambiaré por jugo de mora, ¡pero en lo demás quiero ser igual a ti! —Aplaudió eufórica.

—¿Sí sabes que le estás hablando a una pantalla, no? —Eduardo rio—. ¿Piensas que te comunicaras telepáticamente con ella?

—Quien sabe, a lo mejor el narrador me echa una mano —miró hacia el techo, como buscando algo—. Somos sus esclavos, digo, sus personajes, así que espero que...

—¿De qué estás hablando? ¿Ya se te corrió la teja, hermanita?

—Nunca lo entenderías. No quiero ser la responsable de la muerte de tus neuronas, explicándote —se llevó a la boca una empanada.

—¡Ahí está, Sol! —Lucía silbó—. La adoro, está loca y la adoro por eso. Y qué elegante le queda esa vestimenta. Ella sí que sabe combinar una camisa y un pantalón, no como tú, Eduardo —se carcajeó.

—Habló la experta en moda —devolvió el golpe—. La que se pone medias nylon con zapatos deportivos.

—Todas mis medias estaban sucias —se disculpó—. No me gusta usar zapatos sin medias.

—Nada, nada. Cometiste un crimen a la moda y siempre estaré ahí para recordártelo —dijo entre risas.

—Ya dejen de pelear que no puedo oír nada de lo que dicen en la tele. ¡Miren, los invitados están llegando!

Una serie de autores iniciaron el recorrido por la alfombra. Los comentarios respecto a la vestimenta y peinados no se hicieron esperar. La cámara se enfocó en un grupo de tres personas que llegaron juntas.

—¿Quién es esa mujer, qué trae puesto? —Eduardo entrecerró los ojos—. ¿Es carne lo que pende de su ropa?

—¡Es Denise! —confirmó Lucía—. ¡Ese atuendo le queda genial!

Eduardo la miró anonadado.

—Yo la veo extravagante. Los famosos y sus cosas.

—A ver, ella es una diva y tienen permitido hacer lo que quiera —aclaró Raia—. Si quiere asistir con un vestido de chuletas y luego hacer un asado con su atuendo, está bien.

La empanada de la discordia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora