2. Razones para pensarte

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Después de llegar a casa saludar a mis padres y parar la tarde en el móvil, decidí que era hora de empezar a escribir...

"Si alguna vez me encuentras mirando a la nada sumida en mis pensamientos, cuestiónate si en verdad quieres saberlo, antes de arrepentirte por haber elegido algo incorrecto."

Ese pequeño fragmento tiene mucho que decir, no tiene mucha rima, pero es interesante.

Supongo que estarás confundido, ¿no es así?
Intentaré explicar la situación, sonará algo ridículo, pero espero que lo comprendas, quisiera poder hablarte y simplemente estar en compañía contigo, pero no me considero ni tengo suficiente valor.

Por ahora tengo una confesión, tengo más que definido de que me llamas mucho la atención Mateo, de verdad. Suena raro, pero así es...

Esperando me puedas entender:
— Anónima

Una vez que termine de escribir coloqué mi firma y metí el papel en el sobre. Solo falta esperar, mañana será un día interesante.

...

—¡Hola! Te estábamos esperando— Eice Arlet instantáneamente después de yo llegar al colegio.

—¿Me esperaban? ¿Para qué?

— Para la carta Erin. Si quieres que la lea pronto es mejor dejarla en su casillero ahora— Menciona Lea caminando dentro de la escuela sin esperarme ni un momento. 

Israel me empuja por detrás para que camine, mientras Arlet cerraba el rumbo para ir hacia el dichoso casillero.

Una vez allí saqué la carta de mi mochila y la metí por las rejillas. Israel imitó el cantó de un pájaro, esa era la señal de que se acercaba Mateo, tuvimos que salimos corriendo de allí. Nos escondimos cerca para verlo llegar.

Veo que se mira confundido, sonrío al mismo tiempo que él cuando empieza a leer, pero Mateo rápidamente cambia su gesto a un rostro seria, al final de leerla la hace una bola y tira.

Ese fue el momento en el que mi corazón se estrujó. Sentí las manos de mis amigos dándome ánimos.

Cuando me relajé Lea se dispuso a hablar...

─ ¿Y que decía?─ cuestiona ella y siento la mirada de los tres en mi.

─ Bueno, puse un fragmento de mis escritos, y la extraña "confesión"─ hice un gesto con los dedos indicando comillas.

─ No pusiste tu nombre, ¿cierto?- Dice esta vez Israel.

─ No, claramente no. Ni loca pondría mi nombre. No desayuné, ¿Alguien tiene comida?─supliqué intentando cambiar de tema, quería olvidar un poco el hecho de que Mateo tiró la carta.

─Ten, sabía que tendrías hambre─ Enuncio la pelinegra tendiéndome un paquete de galletas en las manos.

─ ¿Para mí no hay galletas?─ reprochó Isra a Arlet.

─Le traje galletas a Erin porque sé que se le olvida desayunar, pero no sabía que tú tienes antojos─ se burló la pelinegra.

Mateo Haack | SIEMPRE ANÓNIMA |  Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora