Capítulo 40: Tiempo perdido

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- Deberíamos hacer esto más seguido, estoy perdiendo forma y creo que Tía Jenna me esta engordado para navidad. - me detengo un momento para tomar aire, este anillo es efectivo en realidad.

- Bueno al menos ya tenemos el sudor que necesitábamos, ser relativamente humano te dio el calor corporal para que tu hermosa piel brille por sudoración. - recoge en un pequeño tuvo de ensayo una gota de sudor que baja por mi pecho.

- Gracias, supongo. - tapa el tubo de ensayo con una pequeña tapita y la deja en unos de sus bolsillos de su pantaloncillos deportivos.

- Me gusta verte sonreír así, ha pasado mucho y no hemos tenido mucho tiempo en realidad. - expone preocupado.

- Yo disfruto mucho estar contigo, eres mi novio y mi mejor amigo, adoro sentir todo esto por ti, bueno por esto ahora nuestra conexión esta algo débil. - hago énfasis en el anillo; - pero sé lo que sientes, cuando sonríes surge esa necesidad de no dejar que estés triste o un poco malhumorado como sueles amanecer. - bromeo un poco aunque el sabe tengo razón.

Sonríe pequeñito posando por un momento sus vistas en el atardecer, estamos en la playa, el viento fresco y el sonido de las olas embellecen este momento, es perfecto.

- Yo... te amo, Gabriel y no hay nada en el mundo que pueda cambiar eso, me gusta observarte, te he estado estudiando no tan secretamente, eres una cajita de sorpresas, ¿Cómo alguien puede ser tan...? - se queda sin palabras.

- ¿Tonto e impredecible? - cuestiono con un ápice de diversión.

Niega divertido. - eres único, tienes todo el poder que cualquiera puede desear, un chico maravilloso quién es alguien muy admirable, tienes un corazón tan grande que por poco no te cabe en el pecho y tu mayor pesadilla es lastimar alguien quién no lo merezca, sé que... - trago saliva con dificultad y le tomo del rostro con mis manos.

Le doy un tierno beso. - Eres el hombre de mis sueños. - sonríe complacido.

- Creo que ya no es necesario esto. - toma mi mano y retira el anillo de mi dedo entonces todo regresa, es como si hubiese estado dormido.

- Lo pondré aquí. - retira el collar de mi madre de mi cuello y pone el anillo en el antes de volverlo a su lugar; - Cuando quieras tener un poco de normalidad, solo tienes que ponértelo. - deja sus manos en mis hombros y los acaricia con mucha delicadeza.

- ¿Crees que mi propuesta de noviazgo fue algo floja y poco romántica? - pregunta.

- Pudo ser en un mejor momento pero estuvo bien. - me encojo de hombros.

- ¿Puedo hacerlo de nuevo? - mis mejillas se sonrojan.

- Eh, si, por supuesto. - llevo mis manos al collar de Mamá y este se esconde.

- No te arrepentirás. - asegura, mientras me mira un poco extrañado por lo que acaba de pasar.

Eso fue muy extraño.

- Te besé primero, dejé que durmieras conmigo y conozco lo que oculta esos pantaloncillos, jugué un poco con ello. - llevo mis manos a sus pectorales y da un pequeño respingo ante el contacto.

Suspira pesoroso. - Eres malvado. - voz sueña extasiada.

- Debimos usar playera. - niega acariciado mis costados con las yemas de los dedos.

- Eres tan hermoso. - pasea sus manos por mi espalda hasta apretar mis posaderas.

- Elijah. - sonríe malicioso.

- Perdona fue inevitable, cada vez que te veo e incluso pienso este par están en mi mente, deben ser suaves y firmes. - sus vistas dan un pequeño destello amarillo.

En Tierra De Lobos© [Completa](Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora