#𝖿𝗂𝖼𝗍𝗈𝖻𝖾𝗋𝟤𝟢𝟣𝟪

𝖣𝖺𝗒 𝟣: 𝖲𝗁𝖺𝗋𝗂𝗇𝗀 𝖡𝖾𝖽 (𝖬𝖺𝗍𝗍𝖷𝗎𝖾)

Había pasado una semana desde que aquel cuadro lo había terminado y lo odiaba. Ni las horas y desvelos habían servido para arreglar aquel desastre que se encontraba frente sus ojos. Yi Xue no era un chico perfeccionista pero aquello era un concurso y debía hacerlo perfecto, hacer que su cuadro fuera el ganador. Las agujas del reloj pasaban a gran velocidad y él lo sabía, sobretodo cuando apartaba la mirada del pequeño reloj de pared y cuando volvía a fijarse en él ya habían trascurrido varias horas; horas que se las había pasado mirando el cuadro y pensando cómo solucionar aquel desastre. Alguna que otra persona le diría que lo empezara de nuevo, que volviera a pintar aunque siempre terminaba con la misma excusa "— No hay tiempo".

Su frustración aumentaba en cada minuto y el estar encerrado en aquel estudio tampoco lo ayudaba en nada. Necesitaba tomar el aire, salir y ver la luz del sol, sin embargo Xue veía que se venía el tiempo encima y eso significaba su imposibilidad de salir al exterior.

La puerta del estudio se abrió y un dulce aroma a té invadió su nariz, aunque le sorprendía que entre tanto olor a pintura aún fuera capaz de distinguir el suave aroma de las hierbas.

— Llevas demasiado tiempo aquí...

La gruesa voz que venía acompañada de aquel dulce aroma hizo que Xue dejara su pincel y pinturas a un lado y se girara hacia la puerta; una tonta sonrisa había aparecido en sus labios.

El mayor de los dos se acercó al chico y apartando las pinturas a un lado, dejó la bandeja del té y miró el cuadro, permaneciendo en silencio varios segundos.

— No lo mires... Es horrible.— Su voz sonó decepcionada y temblorosa. Se avergonzaba de aquel desastre que había pintado y lo que menos buscaba ahora es que el pelinegro fuera hacerle un mal comentario sobre él.

— ¿Qué dices? Si es precioso... ¿Acaso no lo ves, Xue?— Alzó una de sus cejas y se cruzó de brazos. No entendía como el rubio veía tan mal su obra de arte. Eran sus sentimientos, un cuadro lleno de amor y de pasión, un cuadro donde dejaba ver su verdadero yo.

— Por favor, Matthew. No te rías de mí. —Yi se tomó aquello como una ofensa, y es que el bajo nunca era capaz de tomarse los cumplidos y halagos del mayor en serio. No era capaz.— Si has venido a molestar, será mejor que te vayas. —Y ahí estaba el Yi Xue de dieciocho años. El mocoso mal educado y de mal humor que hacía la vida imposible a Matthew.

Se volvió a girar hacia el cuadro y se dispuso a seguir observando aquella "horrenda" obra de arte.

Una sonora carcajada salió de los labios del alto y tras observar la espalda de su pareja, lo agarró por la cintura y con mucha facilidad lo cargó en brazos; lo que necesitaba el rubio era salir de aquella habitación y descansar.

— ¿¡Pero qué haces!? ¡Bájame, Lǐ Jiā Héng! —Muy pocas veces utilizaba su verdadero nombre para dirigirse al pelinegro, pero en aquella ocasión lo había hecho y porque estaba muy molesto cuando Matthew actuaba por su cuenta y lo cargaba de aquella manera. ¿Por qué no simplemente podía dejarlo en paz? Ni todas las pataletas que daba servían para que el chino lo dejara.

Por su parte, Matthew se limitaba a sonreír y dejar que el bajo diera todas las pataletas que quisiera; no lo iba a soltar para nada. Tenía que hacerle ver que su cuadro era hermoso y la mejor manera de hacerlo era que descansara y se relajara, demasiado tiempo había estado encerrado en el estudio.

— Por favor... Matt... Que el concurso es la semana que viene. —Y esta vez había decidido cambiar la estrategia de librarse de su agarre: poner cara de pena y vocecita de tristeza; poco le sirvió.

Ambos llegaron a la habitación que compartían y cerrando la puerta detrás de sí, Matthew dejó a Xue en la cama y se tumbó a su lado; sabía que el rubio no tenía escapatoria y no le quedaba más remedio que acceder a las acciones de él.

— Yi Xue... Debes descansar. ¿Recuerdas cuando te pusiste tan enfermo por estar tres días sin comer? ¿O cuando casi te desmayas en la universidad por no haber dormido en cinco días y solo mantenías cafeína en tu cuerpo?

Yi Xue miró a Matthew y asintió en silencio. Todo aquello había pasado meses atrás, sobretodo cuando se encontraba en la entrega final de algún trabajo y ponía su cuerpo al límite, simplemente por querer sacar la mejor nota.

— Pues ahora es lo mismo.— Su voz sonó más grave que de costumbre y se denotaba aquella preocupación. Y era que Matthew se preocupaba por su "pequeño", aunque apenas lo demostraba con acciones, pero ahí estaba tumbado con el rubio y acurrucándolo entre sus brazos.— Dejáte mimar un poco, anda.

Xue rió y volvió asentir en silencio; tal vez no le venía mal descansar y dejarse mimar. ¿Cuántas veces había podido estar en la cama con Matthew y que no terminara en un revolcón? Muy pocas y aquellos momentos también los apreciaba con todo su corazón.

Cerró los ojos y apoyó su cabeza en el pecho del mayor, rodeando su cintura con ambos brazos. Era una posición algo incómoda de ver pero para Yi era lo más cómodo que había probado en todo aquellos días que simplemente se había sentado en la silla del estudio. Los latidos lentos y rítmicos de Matthew lo calmaban y antes de que él fuera consciente, se durmió.

El pelinegro le acarició la espalda y brazos con mimo, acompañando aquellas caricias en el proceso del menor para dormir; y era algo que le encantaba hacer, verlo dormir tan plácidamente después de tanto tiempo. Para Matthew compartir aquellos momentos eran un hermoso recuerdo en su mente. Para Yi Xue compartir aquellos momentos eran un hermoso recuerdo que pintar.

El cuadro que descansaba en el estudio eran sus sentimientos, aquellos sentimientos que tanto se negaba a compartir con Matthew, sentimientos que el pelinegro reconocía con tan solo verlos pintados.

Aquel cuadro no era el más perfecto, tal vez no ganaba el concurso que tanto se había empeñado en ganar. Pero tenía algo de especial, los momentos que atesoraba cuando ambos se encontraban compartiendo una cama.