𝖣𝖺𝗒 𝟧: 𝖲𝗉𝖾𝗅𝗅 (𝖬𝗒𝗎𝗇𝗀𝖧𝗎𝗇𝗍)

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Los minutos pasaban y la hoja seguía en blanco, decorada con un enorme título en el medio de esta. Había dejado aquel ejercicio para último momento y Hunt ahora mismo se arrepentía de ello. Un sonoro suspiro escapó de sus labios y dejó el bolígrafo en la mesa. Las palabras no fluían por sus manos y no era capaz de transmitirlas al papel y escribir todo lo que pensaba y sentía. Era la primera vez que tenía tantos problemas a la hora de completar un ejercicio, a pesar que escribir fuera su pasión y su forma de desahogarse, ahora tenía un bloqueo mental.

Más de una vez quiso llamar a su hermana y explicarle su problema, pero como bien le había indicado su psicólogo, aquello debía hacerlo solo. Nuevamente miró el encabezado de la hoja, leyendo y releyendo. "La persona más importante en mi vida".

Unos golpes en la puerta sacaron de su embobamiento al pelirrojo, girándose y respondiendo con un "adelante". La puerta se abrió y se asomó un desordenado cabello marrón y un rostro oculto tras un cubrebocas. La sonrisa de Hunt se amplió y se levantó, abriendo los brazos a la espera de que el contrario le diera un fuerte abrazo; y así fue. El joven rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo del coreano, levantándolo incluso un poco del suelo para brindarle uno de sus abrazos de oso.

— Myungdae, te he echado de menos. —La voz del pelirrojo salió con alegría, correspondiendo con la misma intensidad que el mayor.

— Yo también, Hunt. Pero ya sabes... —Miró al contrario tras separarse un poco sin llegar a romper aquel abrazo entre ellos, demasiado tiempo sin tenerlo entre sus brazos como para querer romperlo.

— Lo sé. ¿Está bien? —Una de sus manos fue acariciar la nuca del alto, dejando pequeñas caricias con la yema de sus dedos. No paraba de mirarlo a los ojos y una vez que Hunt se perdía en ellos no era capaz de apartar la mirada; su cara mostraba lo enamorado y preocupado que estaba a la vez.

— Podría estar mejor. Ahora está en casa reposando. —El moreno se inclinó un poco, se apartó el cubrebocas y dejó un tierno beso en su frente.— ¿Quieres ir a verla? Estará tumbada en la cama.

— Por favor, estoy preocupado por ella desde ayer. —Hunt asintió y finalmente fue el momento de romper el abrazo que los unía, abriendo su armario para coger una sudadera y cubrirse con ella; según como iba vestido el mayor al parecer hacía frío fuera.

— ¿Qué escribías? —Myungdae no quería parecer un cotilla pero al ver la hoja sobre la mesa con aquel encabezado no pudo evitar que la curiosidad le invadiera por completo.

— No es nada, un ejercicio del psicólogo... No sé qué escribir. —Hunt se colocó la sudadera y se giró a mirar al mayor, tomando el pomo de la puerta para cerrarla una vez que el contrario saliera de su habitación.

— Podrías escribir sobre Momo. Aunque no sea una persona. —Le comentó riendo y saliendo de la habitación.

— Es sobre una persona, Myung... Y si siguiera tus reglas tendría que escribir de ti. —Hunt cerró la puerta de su habitación, riendo por su propio comentario absurdo; aunque en el fondo no lo era.

— Más me gustaría. —Y por unos segundos el moreno se quedó mirando al pelirrojo de forma seria. Luego siguió su camino hasta su casa. Hunt no contestó aquello y lo siguió.

Ambos salieron de la casa del más bajo y tras caminar un par de metros ya ambos estaban frente la casa del moreno, ventajas de que fueran vecinos. Myungdae abrió la puerta de su hogar y un estridente maullido sonó nada más que ambos jóvenes entraron en la estancia.

— Parece ser que alguien se ha despertado ya, ves a verla. Está en mi habitación. —Pero no hacía falta decirlo ya que Hunt ya había subido las escaleras en busca de la gata. Myung rió por su actitud infantil.

Hunt entró apresuradamente en la habitación de su mejor amigo y se acercó a la cama, observando a la pequeña felina hecha una bola y maullando en busca de mimos. Hunt no tardó en dárselos.

— ¿Cómo está la pequeña? Pobrecita mi pequeña que está malita... Sé que echas de menos a Momo. —Le habló en tono infantil y mimoso a la gata, rascándole en la barbilla y ganándose fuertes ronroneos por parte de la felina.

Myungdae se apoyó en el marco de la puerta, mirando con cariño la escena frente sus ojos. No era capaz de decir en voz alta lo mucho que quería a Hunt, lo enamorado que estaba de él y lo demostraba con cada gesto y palabra. Sin embargo Hunt no parecía corresponder sus sentimientos y Myung no era capaz de dar el paso y romper aquella tierna amistad que había entre ellos.

Los dos eran unos idiotas.

— ¿Y porque no en vez de escribir deletreas el nombre de la persona que más te importa? —Propuso el moreno, acercándose también acariciar a su gata, sonriendo como un tonto.

Hunt miró a Myung y una tonta sonrisa se formó en sus labios, asintió a su propuesta. Aquello había sido una gran idea. Tal vez no sería la mejor manera de realizar el ejercicio de su psicólogo pero Hunt entendió que no se necesitaban tantas palabras para describir a la persona que más te importaba, simplemente debías decir su nombre y deletrearlo de la forma más sincera y pura.

— Gracias, cuando llegue a casa lo haré... Ahora déjame terminar de pasar la tarde contigo y Lily.

Myungdae sonrió y acarició a su gata, mirándola. Hunt miró durante unos segundos a Myung y supo qué nombre debía deletrear; aunque lo haría más tarde cuando su madre y hermana lo llamaran a cenar, ahora quería pasar el tiempo con su persona más importante.

La persona más importante en mi vida

M

Y

U

N

G

D

A

E

#𝖿𝗂𝖼𝗍𝗈𝖻𝖾𝗋𝟤𝟢𝟣𝟪Where stories live. Discover now