Negro.

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"En un punto donde la máxima altura no puede alcanzarse, es ahí, donde la sombra nos arropará hasta llevarnos a la muerte". 

A 40 días del sacrificio. 

día 1

Ya mi alma estaba lista, Mi ciervo había accedido a ayudarme y las lunas se habían movido. Tomé mi sangre y la preparé con algo de vinagre, eso me serviría para después. 

Tocan la puerta de mi habitación, no escuche la primera vez. Vuelven a golpear, esta vez la abrí. No había nadie. 

Mi casa estaba sola y afuera llovía a cántaros. 

_Hola preciosa..._ Vincent rodeaba mi cintura con sus brazos y su aliento calentaba mi oído. 

_¿Que haces aquí?_ lo aparte de mí. 

_Siempre tan ácida...tan...difícil._ su acento italiano era insoportable, no me gustaba nada de él. 

_Puedes largarte ahora._ le dije mientras preparaba un baño de agua de rosas. 

_¿No quieres que me meta a la ducha contigo pequeña?_ sus ojos se iluminaban y una sonrisa macabra se expresaba en su rostro. 

_¿No te basta esperar el sacrificio para ver como mi himen se rompe?_ respondí cruda. 

_Ya no puedo esperar más...es...angustiante._ se acuesta sobre mi cama y no deja de mirarme. _¿Como vas con el Idiota al que planeas matar?_ pregunta mientras suena sus dedos. 

_No es tu problema._ me desnudé y empece a cepillar mi cabello. 

Vincent me dedico una mirada de odio, pero luego sonrió. 

_¿Sabes que el alma que escogiste es un poco delicada?_ Pregunta Vincent viendo hacia el techo. 

_Pues...fue el que elegí, nadie va a hacerme cambiar de parecer._ me levante del asiento y luego me  metí a la ducha a relajarme un poco. 

Vincent estaba apoyado en el borde de la puerta del baño, no dejaba de mirarme, el ambiente se tornaba pesado y no podía relajarme. Comenzaba a dolerme la cabeza la verdad era que cuando él estaba cerca me provocaba un intenso malestar. 

El agua de la tina comenzaba a salirse mientras el peso de Vincent caía sobre la bañera, él no podía sentirse, pero en ese instante era como si él fuese real, ó al menos si era real.   

_Oye, deberías largarte_ dije mientras me arrinconaba en un espacio de la tina. 

_No pequeña, ya no puedes decirme que hacer...ahora tienes que pudrirte en este mundo conmigo, ya soy carne y hueso como tú. Ah, pero con una excepción, nada puede matarme, siquiera tu inocencia puede hacerlo._  Vincent se acerca lo mas que puede y pasa su lengua por mi mejilla mientras yo estaba inmóvil tratando de procesar todo lo que me había dicho. 

Él no podía ser real....al menos no ahora. 

***********

"Todos los seres que has creado en vuestra mente serán increíblemente humanos si aun continuas viendo sus sombras." 

Cuando era niña, creí que por un momento la oscuridad traspasaría la puerta de mi habitación, Así que para no sentir miedo comencé a hablar  con un joven, él me decía cosas bonitas y me acompañaba siempre. ¿De donde ha salido?, pues no lo sé. Solo sabría decirles que a través del tiempo nunca logró irse o al menos separarse de mi. 

Pero con los años solo se fue convirtiendo en molestia, su nombre al principio fue "A", así lo bautice para memorizarlo mas fácil, era una niña, no debería ser tan difícil escoger nombres. 

Siempre pensé que era invento de mi imaginación, hasta que apareció Devom  y me hizo mirar el verdadero rostro de "A". Ojos enrojecidos, cicatrices en todo su cuerpo, cabello rubio y alborotado, y por si fuera poco, ya no era tan joven, adopto una apariencia de mas de treinta años y una voz mucho mas masculina y fría. 

"Vincent Asmodeo", era su nuevo nombre o su verdadero nombre, nada era producto de mi imaginación, siempre fue Devom poniéndome obstáculos en el camino. Su papel era cuidarme, con él no debería tener tropiezos ni mucho menos tener inseguridades, pero Vincent no hacia mas que molestarme y provocarme nauseas. 


LA BRUJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora