Rosas

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"Son para ti, mi amor. Si tuviera todos los jardines repletos te las daría todas, ya me conoces, así como soy, así como somos. Imbéciles, humanos, peligrosos. No, tú eres peligrosa, toda una niña malcriada y estupenda". 

capitulo 1 

Cavagnari arderá en llamas conmigo, sentirá el calor de mi cuerpo, volveré pólvora todos sus pensamientos, y finalmente, se arrodillara ante su diosa. 

Conociendo a la Bestia. 

Mi padre no terminaba de creer en lo que se había convertido su linda niñita. Terminaría sancandole los ojos si ella era lo que él tanto detestaba, su pequeña no, ella era su bebe. 

11:10 Am

Cavagnari despertó esa mañana en mi cama, afuera la densa niebla hacia que se empañaran las ventanas, el frío era insoportable al momento de pisar la madera con los pies descalzos. En la madrugada había preparado una despensa justo al lado de mi cama con variados tratamientos y ácidos, todos eran para él. 

Abrió sus hermosos ojos con apariencia cansada, me miro, dudoso, confundido, perdido, mareado. Observo sus manos, luego se sorprendió por su aspecto, estaba desnudo. 

Me incorpore a su lado, acomodando mi larga cabellera para que no tocara su masculino rostro. Él no dejaba de mirarme, mis manos acariciaron su cara y  enseguida se sobresaltó. Pero no podía decir ni una palabra. 

_"Tranquilo Cavagnari, soy yo,  Atenas..."_ dije en tono suave

Mis piernas estaban a cada lado de su torso, coloqué las mano en su pecho y pase mi lengua por sus labios. Podía ver como se dilataban las pupilas, como su respiración se aceleraba y el corazón casi se le salia. 

_¿Que estas haciéndome?_ Cavagnari habló. 

Yo también estaba desnuda. 

_Quiero que me toque...por favor._ le susurre al oído. 

Sentí sus frías manos en mi cintura, luego con el dedo indice dibujo un circulo alrededor de mi ombligo, se incorporó para besarme los pechos lentamente, su lengua hacia un gran trabajo en mis pezones, era tan delicado que hacia retorcerme del placer. 

Sus brazos...muchos mas gruesos que mis piernas. Su cuerpo, todo un semental de casi dos metros. Era tan rudo y tan dulce, me sostenía con firmeza, decidido, quería que fuera suya. Caricias impecables, temía que fuera a romperme, no quería destrozar a su niña, besos suaves pero embestidas intensas. 

Ya estaba lo suficiente mojada como para darme cuenta que ya me había penetrado. Obvio, primero empezó con sus dedos. No quería ser un animal la primera vez, solo quería hacerme saber que era todo un caballero. 

Él tenia claro que semejante criatura nunca había sido tocada, pero aun mantenía la idea de regalarle rosas. Desde la primera vez que la miro a sus inocentes ojos Cavagnari quedó atónito, la indiferencia el cual la trataba era solo un maquillaje ante inaceptables comportamientos. Siempre la imaginaba, con su gran cabellera color azabache y tratando de tocar esa piel canela que tanto deseaba. 

Ella era una tentación. 

Después de los dedos pasó  a dominarme con su pesado cuerpo encima de mi. Me tomo ambos brazos dejándome inmóvil, hizo una leve mordida en el labio inferior y luego beso mi frente. Su miembro estaba completamente erecto y podía sentirlo rozar con mi pelvis. 

_"No quiero cogerte ahora Atenas..."_ me susurro débilmente al oído. _ "...primero te daré rosas blancas, luego serán rojas...ya veras lo mucho que te van a gustar, no te tratare como una bruja, te tratare como yo quiera hacerlo...lo harás a mi forma, a mi conveniencia...serás mi pequeña niña, tu me darás odio, yo te daré amor"._ 

Sus palabras detuvieron mi corazón. 




LA BRUJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora